La paternidad “es la militancia de criar con ternura y presencia permanente”. Octavio Peña
El domingo pasado celebramos el Día del Padre en República Dominicana. Es un momento en el que muchas y muchos de ustedes, igual que yo, llamamos o visitamos a nuestros papás para decirles lo mucho que los queremos y si ya no están vivos, les recordamos con cariño y deseando que estuvieran todavía aquí. Y si nos llevamos de lo que vemos en las redes sociales, el Día del Padre es una fecha importante en el calendario de muchas otras personas.
Sin embargo, casi todos los años en mi chat del colegio, varios de los varones bromean sobre la poca importancia que le damos a este día en comparación con el Día de la Madre. A veces mandan fotos de lo semi-vacías que están las tiendas de la Duarte o de la Mella los días antes y bromean con tono casi de víctima de telenovela que eso nunca ocurre en la semana antes del Día de la Madre. Otras veces mandan chistes sobre cómo los padres siempre reciben lo mismo, unas medias o unos pañuelos, algo que nunca pasa con las madres. Y en las redes circulan memes como el del hombre con una pancarta que dice “si su esposa pelea en estos días, no le haga caso que es para evitar darle su regalo en el Día del Padre”.
Suena a chiste, pero estas bromas, además de expresar el pique sentido y legítimo de mis amigos y de otros papás, nos recuerdan que en muchas sociedades vemos la paternidad y la maternidad de manera muy diferente. En el caso dominicano, por ejemplo, todavía somos un país en el que a los padres solo les damos 2 días para estar con sus bebés cuando nacen a pesar de que la Cámara de Diputados ya ha aprobado la propuesta de extender la licencia de paternidad en dos ocasiones. Como sociedad parece que todavía no entendemos que los padres deben estar presentes no solo para apoyar a sus compañeras que acaban de dar a luz sino también para crear su propio vínculo con sus hijos e hijas. Y deberíamos usar la misma lógica para quienes se convierten en padres y madres a través de la adopción.
Este patrón se repite y refuerza más tarde porque todavía mucha gente cree que la crianza y el cuidado de esas hijas e hijos es responsabilidad única de las madres cuando en realidad debe ser una responsabilidad compartida entre padres, madres y el resto del entorno familiar de abuelos, abuelas, tíos y tías y otras personas sea que vivan o no en el mismo hogar. Este patrón se ve todavía en las opiniones que se permiten algunas figuras públicas que continúan en el pasado (como el que cree que fregar es una amenaza existencial para los hombres). Y se refleja también en que las mujeres dominicanas dedican mucho más tiempo (16.4 horas semanales) que los hombres (9.6 horas semanales) a cuidar de otras personas: los niños y niñas, las personas mayores y las personas con discapacidad. Y si a eso le sumamos el tiempo que se usa en limpiar, fregar y el resto del trabajo doméstico que se hace sin pago, las mujeres dedican más del doble del tiempo del que los hombres destinan a estas labores tan importantes.
El problema es que estos estereotipos no nos dejan avanzar y construir relaciones de pareja, familias y sociedades más justas en las que todo el mundo pueda decidir si tiene o no tiene hijos/as y, en caso de decidir que sí, cuente con el apoyo necesario para hacerlo. Por eso en la Tertulia Feminista Magaly Pineda decidimos conmemorar el Día del Padre de una manera un poco diferente. La Tertulia Feminista es un espacio de diálogo y aprendizaje que cofundamos la abogada Yildalina Tatem Brache y yo hace más de 9 años y en la que el equipo de coordinación actual (Rossy Matos, Angélica Rodríguez, Rosalía Piña, Riamny Méndez y una servidora) organizamos eventos abiertos al público para conversar sobre cómo construir sociedades en las que quepamos todas las personas. En esta ocasión, queríamos hacer visible lo importante que es el rol de los hombres en la vida de sus hijos e hijas. Los padres presentes, amorosos y responsables son cada vez más como podemos ver en las calles, barrios y campos del país con los hombres que cargan a sus bebés y van de la mano con sus niñas y niños. Esta misma semana escuché en la calle a uno de ellos (ya ustedes saben, una de esas personas que habla tan alto en el celular que todo el mundo se entera) felicitando a un amigo por convertirse en papá diciéndole que “no hay satisfacción más grande que tener un niño”. Pero esta forma más abierta y no violenta de ejercer la paternidad todavía no es lo suficientemente reconocida.
Por eso organizamos una tertulia que titulamos “Papás Presentes: Cuidan y Aman” y que tuvimos el sábado pasado con tres super papás a quienes invitamos a compartir sus experiencias y lo transcendental que este rol ha sido para ellos. Con apoyo del Ministerio de la Mujer y del colectivo periodístico Libertarias, tuvimos una conversación hermosísima que tuve el honor de moderar en la recién inaugurada Escuela de Igualdad Magaly Pineda del Ministerio; nombrada en honor a la destacada activista feminista dominicana que fue mi jefa y amiga y a quien también honramos con el nombre de la Tertulia.
Los tertuliantes fueron el cantante, músico y actor Tony Almont, el escritor y guionista Miguel Yarull y el sociólogo y activista social Octavio Peña. Los tres, como dije cuando les presenté al inicio del evento, habían aceptado nuestra invitación entusiasmados y más rápido que inmediatamente. Los tres, como pudimos ver las personas que tuvimos el placer de estar presentes, nos abrieron el corazón y nos regalaron no solo sus reflexiones sino sus emociones al punto de emocionar también a quienes les escuchamos.
El primer tema que emergió en la conversación fue el de “la enormidad” de la tarea que es ser papás, para usar las palabras de Miguel Yarull. Como planteó Octavio, la paternidad es “un proceso constante de crecimiento y también de aprendizaje” porque “no hay un manual… y uno lo va aprendiendo en el día a día”. Para Miguel la paternidad es tener, hasta 20 años después, “un sentimiento maravilloso que esta persona exista” mientras que Tony nos confesó que la paternidad “es un compromiso con mi papá, con mi hijo y conmigo mismo para entender de dónde vengo y a dónde voy”.
Uno de los momentos del diálogo que más resonó con quienes estábamos ahí fue cuando los tres tertuliantes destacaron la manera profunda en que la paternidad les ha cambiado. Tony destacó que la paternidad “es la responsabilidad más grande que he tenido” y como padre su guía ha sido algo que su papá le dijo en un momento difícil: “tú no puedes dejar de hacer ningún sacrificio por tu hijo porque tú no sabes lo que él va a recordar”. Los tres destacaron la fragilidad y apertura que la paternidad exige porque, como dijo Tony, “hay que ser coherentes hasta en el dolor” y “yo tenía que tener conversaciones con mi hijo sobre cosas que yo no tenía resueltas”. Miguel también enfatizó que “si algo tiene la paternidad es que pone una lupa sobre tus defectos” y te muestra “en quién tú te has convertido como persona”.
La profundidad del compromiso que representa la paternidad es tal que para Octavio, “mi nueva vida inicio el día que ella [su hija] nació”. Por eso Tony también se refirió a la importancia de tomarse muy en serio la decisión de ser o no papá y dejar atrás la idea de que los hombres pueden tener todos los hijos o hijas que quieran porque “disque que son de las mujeres”. Los tres enfatizaron que ser papás es un trabajo 24/7 lleno de retos como explicó Miguel y que “le cambia totalmente el chip a uno” como destacó Octavio.
Otro tema que salió en el diálogo fue el recordarnos que todos los seres humanos tenemos la capacidad de cuidar a otras personas y esa capacidad, como todas, es una habilidad que se desarrolla en la práctica. Como nos dijo Octavio, no se trata de que haya tareas que nos corresponde hacer por ser hombre o por ser mujer sino tareas que todo el mundo deberíamos aprender (cuidar, limpiar, cocinar, trabajar fuera de la casa) para “ser personas funcionales”. Y cuando alguien del público les preguntó cómo habían logrado superar la forma tradicional de ser hombres y de ser papás de nuestra sociedad, Tony destacó que su mamá fue quien lo crió para ser independiente y para ella ser independiente era saber “coser un pantalón, cocinar, fregar, limpiar, hacer todo lo de la casa” para que la única razón para estar con una mujer fuera el amor y el deseo de “traer algo a la mesa de la relación”.
Por eso me llamó la atención que en las anécdotas y lecciones que tan generosamente nos compartieron Octavio, Miguel y Tony, estaban presentes dilemas similares a los que les escuchamos a nuestras tertuliantes dos meses antes cuando hicimos un evento similar sobre la maternidad: el tiempo que nunca es suficiente, el cansancio constante, la importancia de crear un vínculo auténtico y basado en el respeto con los hijos e hijas y la necesidad de reconocer las propias fallas. También una de las preguntas de los hombres jóvenes presentes fue sobre estos desafíos y es una pregunta que generalmente solo se les hace a las mujeres: ¿cómo compatibilizar el tener hijos/as con la vida profesional? Y la respuesta, tanto de Octavio como de Miguel, fue pragmática y poética a la vez: es fundamental contar con una red de apoyo de familiares y amistades y estar consciente de que “estarás siempre cansado pero feliz”.
Por último, la conversación con Miguel, Tony y Octavio nos reafirmó lo importante que es que los hombres tengan este tipo de conversaciones y aprendan unos de otros como recalcó el mismo Tony. (Si quieren ver más ejemplos de este tipo de iniciativas incluí varios en esta columna). Incluso, el cierre perfecto del evento fue que las últimas dos preguntas fueron justamente de dos de los hombres jóvenes que asistieron y se abrieron a aprender de los tertuliantes incluyendo la que ya les mencioné de cómo combinar la vida profesional con la familiar. La otra pregunta fue sobre cómo los tres respondían a la presión social y las burlas de otras personas por ir en contra de lo que tradicionalmente entendemos que deben ser y hacer los hombres. Los tres de diferentes maneras contestaron que lo importante es enfocarnos en lo que queremos hacer con nuestras vidas. En otro momento Miguel destacó que los hombres pueden construir una forma diferente y abierta de ser padres aunque no hayan tenido ese modelo con sus propios papás. Lo crucial es dejar atrás esas ideas del pasado y estar claros de que, como dijo el mismo Miguel, “yo estoy donde quiero estar”.
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