Mujeres de diferentes contextos epocales y títulos nobiliarios amaron y disfrutaron a plenitud el aroma embriagador de la filosofía, siempre convencidas de que les proporcionaría claridad, orientación y  sabiduría para descubrir  el porqué de las cosas. Entre ellas,  figuran las siguientes:

1- Julia Domna, emperatriz romana, quien fuera esposa del emperador romano Lucilo Severo, sintió gran atracción por la filosofía y su profunda riqueza milenaria. Confió, sin la más mínima dudacciones, en sus enseñanzas y correctas orientaciones para buscar la verdad y afrontar  desafíos del poder.

2- Las reinas Isabel de Bohemia y Cristina de Suecia, cultivaron su intelecto y lograron acumular, gracias a  sabias instrucciones de René Descartes, amplios y profundos conocimientos sobre la filosofía y otros ámbitos del saber.

Isabel de Bohemia, guiada por la luz de la sabiduría filosófica, desarrolló su práctica sobre la base de la prudencia, exenta de  ira y la oscuridad espesa de las confusiones.

En  correspondencia del 28 octubre del 1645, comunicó a René Descarte su parecer sobre la razón y la prudencia:

“No sois del parecer de que se necesite saber con gran exactitud dónde nos ordena la razón que nos interesemos por lo que nos rodean, porque, incluso aunque alguien lo refiriese todo a sí mismo, no dejaría de obrar también en beneficio del prójimo si ejercitara la prudencia. Y es dicha prudencia el todo del que sólo os pido una parte. Pues, al poseerla, no podemos por menos de hacer justicia a los demás (…) “.

Es más que evidente, que Isabel de Bohemia apreciaría y tendría en alta estima la prudencia, que, en cualquier  caso, aconsejaría actuar con lucidez, justeza y moderación en diferentes circunstancias de la vida, sean buenas o riesgosas. Con paciencia pedagogía, Descarte les enseñaría los secretos del filosofar.

Sin olvidar su estrecha amistad con Isabel, el filósofo Galo aceptaría gustosamente la amable petición de enseñarle filosofía a la reina Cristina de Suecia. Sin embargo, no podía dedicarle el tiempo deseado, ya que otras ocupaciones se lo impedían. Darío Fo, Premio Nobel de Literatura 1997, así lo dejaría entrever con palabras precisas y transparentes:

(…)”Descartes enfermó de neumonía y en febrero del 1650 murió. Cristina quedó desolada e hizo planes para un grandioso funeral que no llegó a celebrarse. Al no ser luterano, Descartes fue enterrado en el cementerio de Estocolmo”.

A pesar de sus responsabilidades con la corte, Cristina de Bohemia pudo forjar, por obra y gracia del gran pensador de la duda metódica, una profunda visión filosófica, que le ayudaría a vivir con buena orientación y encarar, con moderación, importantes  desafíos de la realidad cotidiana.

3-Princesa Carolina de Mónaco (cuyo verdadero nombre es Carolina Luisa Margarita Grimaldi , hija de Grace Kelly, quien falleciera en trágico accidente en 1982 ) estudió filosofía en París y logró, con inteligencia y perseverancia, el dominio de varios idiomas: inglés, francés, italiano, español y alemán. Esos y otros conocimientos  constituyen, sin duda alguna, la razón fundamental de su buena capacidad intelectual y lucidez mental para comprender la lógica   de la realidad, sus imprevistitos y afrontar filosóficamente adversidades de la vida.

4-Duquesa Margaret Cavendish, fue una pensadora de formación científico- filosófica que habría de conocer a fondo el aristotelismo, al tiempo que rechazaría, abiertamente, la filosofía mecanicista.  Además, sería parte importante la Royal Society de Londres.

En el transcurso de su vida, publicó varios libros sobre literatura, filosofía y la naturaleza, así como de temas científicos. Con sumo cuidado e inteligencia, supo adentrarse en la filosofía experimental y el conocimiento objetivo.

Rita Levi-Montalcini, Neuróloga italiana y  Premio Nobel de medicina en 1986- compartido con Stanley Cohen- diría que:

Margaret Cavendish consideraba que sus obras correspondían a los papeles que desempeñaban las mujeres en aquella época. En sus textos describía mediante metáforas los átomos, los macrocosmos y los microcosmos, la muerte, la naturaleza, la filosofía natural, el amor, el humor y la fama. Una de sus amigas, Mistress Toppe, calificó sus escritos de ‘instrucciones morales, opiniones filosóficas, discursos y relatos en versos”.

Esa consideración, del todo cierta, da cuenta de que Cavendish lograría, en el decurso de su existencia, profundos, sólidos y variados conocimientos sobre  filosofía, ciencia y la moral.

5-La marquesa Emilie du Chátelet cultivó  la sabiduría; estudió matemática, filosofía y la física de Newton; la metafísica de Leibniz y su concepción de la física. Con ardiente pasión, estudió  ciencia y  sus experimentos.

En la obra “ Sabias. La cara oculta de la ciencia’’, Adela Muñoz Páez  señala:

En Cirey, Émilie prosiguió profundizando en el estudio de las matemáticas y los textos de Newton, mientras seguía ayudando a Voltaire a documentarse para sus obras”.

6-Condesa Anne Conway, de gran capacidad analítica y pensamiento creativo, abrazó la filosofía; la reflexionó, una y otra vez, y suspiró su aroma encantador. En su valiosa obra “Principios de la más antigua y moderna filosofía”, está latente una profunda concepción ontológica. Según su punto de vista, la naturaleza, en su conjunto, está compuesta de mónadas.

En lo adelante, Leibniz incorporaría el concepto de mónada en su sistema metafísico- filosófico, para explicar la composición de la naturaleza y el universo. Lo haría con visión creativa, sin dejar de reconocer que el concepto de mónada no fue suyo, sino de Anne Conway.

7-Baronesa Onora O’Neill, filósofa británica y parte  de la Cámara de los lores, es   pensadora de sólida formación filosófica y conocimientos profundos sobre política, ética, moral, bioética, tradiciones,  educación,  tecnología de las comunicaciones, derechos y deberes ciudadanos, así como sobre comportamiento humano, en sentido general.

Fundamentada en la filosofía del bien y la moral, defendió, con radicalidad, la libertad, el respeto y la dignidad de las personas.  Con firmeza, rechazaría la mentira, el engaño y la desconfianza que, según su parecer, es causante de crisis de fiabilidad y confianza. Sobre ello  explicaría:

Es posible que necesitemos confianza, pero confiar a menudo parece difícil y arriesgado. Todos los días leemos sobre acciones poco confiables de políticos y funcionarios, hospitales y juntas de exámenes, empresas y escuelas. Supuestamente enfrentamos una crisis de confianza cada vez más profunda(…)”.

La confianza es un valor fundamental para mantener la democracia, el buen funcionamiento institucional y la  armonia en  las relaciones humanas.  Por tal razón, O’Neill considera que la confianza es garantía vital de la democracia, el gobierno justo y la  correcta interacción   humana dentro del marco social.

5- Baronesa Anne Louise Germaine Necker (Madame De Stael), fue sabía, inteligente, culta, visionaria y, sobre todo, dueña de una gran capacidad interpretativa y analítica. Cultivó la filosofía y, a la vez, escribiría magníficas obras literarias; defendió su verdad con gallardía y soportó, no sin  voluntad inquebrantable, la tortuosa experiencia de un destierro prolongado que le produciría angustia, sufrimientos y que la dejaría sumergida en la nostalgia de recuerdos tétricos, pero nuca añorados.

Antes y después de tan desgarradora experiencia, confiaría en el poder terapéutico y, si se quiere, clarificador de la filosofía.  Eso no fue casual. De ahí que dijese:

En última instancia aunque hubiese que sufrir una injusticia duradera, no existe, a mi parecer, mejor defensa contra ella que las meditaciones filosóficas y las emociones suscitadas por la elocuencia. Estas facultades nos transportan a un mundo de verdades y de sentimientos en que uno respira a sus anchas”.

En definitiva,  las pensadoras mencionadas, tienen en común el gran mérito de reconocer el poder reflexivo, orientador, crítico e investigativo de la filosofía, así como el aroma encantador de su infinita sabiduría. Por tales motivos, sus huellas, imborrables, mantienen su esplendor y frescura en el ámbito del saber racional.

Mediante estudios constantes y reflexiones rigurosas, comprendieron y manejaron, con lucidez y sabiduría, los avatares de la vida y la lógica del poder. Fueron muy comedidas en sus decisiones; juzgaron críticamente la realidad, según los dictámenes de su conciencia filosófica y los criterios de la verdad innegable.

La sabiduría filosófica, conjuntamente con el hábito de dudar, percibir y pensar, fue alimento de su quehacer y pura espiritualidad. Debido a esas y otras razones, serían respetables, admirables e inolvidables a lo largo y ancho del desarrollo histórico de la cultura universal.

Joseph Mendoza

Joseph Mendoza. Comunicador social y filósofo con postgrado en Educación Superior, obtenidos en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Magister en filosofía en un Mundo Global en la Universidad del País Vasco (UPU) y la UASD. Además, es profesor de la Escuela de Filosofía de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Tiene varios libros, artículos y ensayos publicados y dictados conferencias en la Academia de Ciencias de la República Dominicana.

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