Stephora quiso participar del agasajo preparado para sus compañeros de clases meritorios. Las burlas de costumbre las dejó a un lado sin importar que los profesores se hacían de la vista gorda. ¿La ahogaron y el Da Vinci no se enteró?

Los privilegios basados en la ostentación de riquezas son odiosos. Pero valerse de ellos para burlar las reglas puede hacerte víctima del karma.

La institución de educación privada organizó una celebración en una villa en la comunidad de Gurabo, Santiago de los Caballeros. Piscina incluida. Pero no pudo conseguir salvavidas.

Al Da Vinci no le dio tiempo a revisar una ordenanza del Ministerio de Educación que establece el protocolo para este tipo de actividad. Tampoco le alcanzó para gestionar los permisos necesarios otorgados por la regional del Ministerio de Educación.

La gira a la villa en Gurabo se realizó sobre la violación de los protocolos del Ministerio de Educación para estos fines. La celebración: salió cara para el Da Vinci y trágica para Stephora y su familia.

Indica lo anterior que la actividad inició con un antecedente violatorio inmediato. El derrotero de los hechos —de manera inconsciente— los llevó por el camino del despeñadero.

Para colmo, se dice que el bullying —manera de nombrar las burlas vociferadas a otros— es una práctica normal dentro de la anormalidad de fondo.  El bullying es tan normal que los profesores del Da Vinci a veces creen que son piropos risibles.

Stephora Anne-Mircie Joseph murió ahogada en medio de ese paisaje artificialmente ensombrecido. Stephora, niña de nacionalidad haitiana, estudiante meritoria en el colegio Da Vinci, 11 años de edad.

Ahogada la niña —para curarse en salud—, los adolescentes que, se presume, consumaron la tragedia se pusieron adelante. Anunciaron apresurados la aparición de una persona en el fondo de la piscina.

El exiguo personal ¿docente? presente rescató el cuerpo agonizante de la niña. Pero prefirió llamar a la directora del centro antes que a una unidad del 9-1-1. Craso error.

Nadie entiende la decisión de los educadores presentes. Proteger el prestigio de una empresa en lugar de la vida de una niña. Pero el proceso de ocultamiento continuó. Hasta la madre de Stephora se enteró por accidente del ahogamiento de su hija.

Contener las filtraciones y las ansias de información, misión imposible. El caso se hizo mediático. La opinión pública nacional e internacional se desbordó.

Sin embargo, la institución de ¡educación integral! continuó tratando de esconder la realidad trágica. El Da Vinci publicó un comunicado resaltando los valores institucionales y los méritos del colegio durante 40 años. En segundo o tercer plano, expresó las condolencias a los familiares de Stephora.

La indolencia acumulada con intención protectora de terceros no puede ser mayor. Proteger a los adolescentes está por encima hasta de la propia institucionalidad del centro educativo.

El Consejo Presidencial de Transición (CPT) de Haití, encabezado por Laurent Saint-Cyr, se pronunció. Exige al gobierno dominicano —a través de un comunicado oficial— esclarecer las circunstancias en que se presume fue ahogada Stephora.

Lecciones 

La selección de información sobre la tragedia de Stephora en noviembre recién pasado pretende divisar algunas lecciones a valorar en el futuro.

Primero, toda organización —más si es educativa— debería actuar con apego estricto a las leyes y reglas establecidas. En la práctica, ese respeto a la ley enseña más que cualquier método integral recreado en base a retóricas gastadas.

Segundo, el bullying debe ser cortado en el acto. Una burla celebrada por quienes están llamados a corregirla puede degenerar en delito grave.

Tercero, en un centro escolar no debería haber niños privilegiados, menos todavía si la predilección se debe a la posición económica o de clase de uno u otro. Esos privilegios van acumulando una violencia incontenible en todo el entorno donde se produce. Puede revertirse, inclusive, contra sus propios protectores.

Stephora Anne-Mircie Joseph murió ahogada en medio de ese paisaje artificialmente ensombrecido. Stephora, niña de nacionalidad haitiana, estudiante meritoria en el colegio Da Vinci, 11 años de edad.

Para muestra un botón: el Da Vinci, luego del ahogamiento de Stephora, pretende proteger a los que se supone consumaron el hecho. Se hicieron de la vista gorda frente al bullying del que era víctima la niña haitiana ahogada.

La gira a la villa en Gurabo se realizó sobre la violación de los protocolos del Ministerio de Educación para estos fines. La celebración: salió cara para el Da Vinci y trágica para Stephora y su familia.

En suma, al colegio Leonardo Da Vinci le espera un martirio silencioso, en soledad. Un martirio similar al que sufrió Rodión Románovich Raskólnikov en la novela rusa Crimen y castigo, de Fiódor Dostoyevski.

Miguel Ángel Cid Cid

Municipalista

Especialista en fortalecimiento y planificación institucional, con experiencias exitosas en RD y Haití. Experto en resolución de conflictos y capacitación de jóvenes y adultos. Creador e impulsor de la primera experiencia de presupuesto participativo en Villa González, República Dominicana, recorriendo decenas de municipios promoviendo iniciativas de planificación estratégica y participación socio-política a nivel local.

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