En el primer anterior afirmamos que el auge de los servicios ha sido una gran oportunidad aprovechada, pero también puede transformarse en un riesgo si se convierte en la única apuesta de desarrollo. Los países que han logrado dar saltos históricos (Corea del Sur, Irlanda, Singapur, Israel, incluso Costa Rica) tienen algo en común: no se quedaron en servicios, sino que construyeron industrias avanzadas, promovieron innovación tecnológica y fortalecieron su capacidad productiva interna. La evidencia internacional muestra que ningún país ha alcanzado el desarrollo con un modelo excesivamente basado en servicios de bajo valor agregado.

En esta segunda entrega se abordarán experiencias como Corea del Sur, Irlanda, Costa Rica y Singapur. Al analizar la estructura de los países que durante varias décadas han logrado sostener tasas de crecimiento elevadas, se caracterizan porque a su vez tienen hoy una importante diversificación productiva y una importante preocupación por la educación.

Por ejemplo, Corea del Sur en los años 60 era un país agrario y pobre; se enfocó de manera estratégica en la educación, la manufactura avanzada, la tecnología y la política industrial coherente. Hoy es líder en electrónica, automóviles, biotecnología y energías limpias. Hoy este país es considerado como uno de los casos más evidentes de transformación productiva en la historia económica moderna.

De acuerdo con autores como Amsden (1989), Haggard (1990), Kim (1997), entre otros, la transformación de Corea del Sur se desarrolló en cuatro grandes etapas.

1. Industrialización dirigida por el Estado durante el período 1960–1979, donde se desarrollaron estrategias de planificación para el desarrollo, se nacionalizaron bancos para canalizar crédito hacia sectores productivos previamente seleccionados. Además, se crearon conglomerados e implementó un enfoque de desarrollo exportador.

2. Diversificación tecnológica y educación masiva durante el período 1980–1997. En esta etapa, el Estado impulsó una revolución educativa de profundidad, incluyendo educación primaria universal y gratuita, explosión de universidades y formación técnica, vínculo estrecho entre las universidades y la industria, y pasó de un país portador de mano de obra de baja calificación a uno de alta calificación. Las empresas empezaron a competir no por costos, sino por tecnología, incluyendo la industria de semiconductores y el desarrollo de cadena de valor.

3.   Crisis asiática y salto hacia la economía del conocimiento durante el periodo 1998–2010. En esta etapa se produjeron reformas profundas, reestructurando un grupo económico de gran escala, conocido como chaebol.

4. Hoy Corea es una potencia tecnológica global, éxito que logró desde el año 2011, y su éxito continúa, ya que ocupa la primera posición de liderazgo en Investigación y Desarrollo (5%), la segunda posición en patente y es el cuarto exportador de tecnología.

Otro caso de éxito es el de Irlanda, país que pasó de una recesión crónica para convertirse en un hub global de innovación, atrayendo industrias farmacéuticas, tecnológicas y de investigación. Se trata de un país que luego de ser una economía agraria y periférica en Europa antes de la década del 70. Efectivamente, desde 1960 se enfocó a una estrategia de apertura comercial, a la educación y la atracción de capitales. Realizó una profunda reforma educativa, garantizando la educación secundaria gratuita y el fortalecimiento universitario técnico.

El país desarrolló importantes incentivos tempranos a la industria exportadora y fortaleció sus bases institucionales.

Para su salto estructural, estableció un impuesto corporativo bajo (12.5%) y estable y, además, se enfocó en atraer multinacionales intensivas en conocimientos, verbigracia tecnología, farmacéutica y dispositivos médicos.

Desde el 2013, este país se ha consolidado como hub tecnológico europeo con la presencia en su mapa económico de Google, Meta, Apple, Microsoft, Pfizer, Intel, etc., y además se ha fortalecido en exportaciones concentradas en farmacéutica, software, servicios digitales y dispositivos médicos.

En síntesis, este país se ha podido consolidar gracias a la educación técnica y universitaria alineada con sectores estratégicos, a la política industrial moderna, no proteccionista, orientada a exportar, al fortalecimiento de la institucionalidad en favor de la inversión apoyada en un marco de estabilidad macroeconómica y de reglas claras, así como en su exitosa inserción estratégica en cadenas globales de valor.

Un tercer y último caso, en la línea de interés de este trabajo, es Singapur. En este país se resaltan tres oleadas productivas: la primera es la industria intensiva en trabajo ocurrida del 1965 al 1979, la segunda la manufactura avanzada del 1980 al 1999 y la tercera la economía del conocimiento desde el 2000.

Este país saltó desde una economía textilera, ensamblaje, electrónica básica, zonas industriales, a un desarrollo en semiconductores, química fina, maquinaria de precisión, upgrading tecnológico, es decir, aumento de la productividad (PIB por trabajador), mejoras en la sofisticación productiva, guiados por el Estado y centros de I+D corporativos. En la etapa actual tiene un extraordinario avance en biotecnología, fintech, IA, aeroespacial, servicios médicos, gobierno digital y economía verde.

Singapur, semejante a los otros países anteriores, se empeñó en reformar su educación, orientándola al aparato productivo, a la formación técnica y universitaria de clase mundial, al reentrenamiento continuo y a la atracción selectiva de talento global.

Además, posee puerto y aeropuerto entre los mejores del mundo, grandes inversiones en logística, energía, telecomunicaciones y digitalización total y una efectiva planificación urbana integrada (vivienda, transporte, industria), con una amplia expansión de su comercio exterior.

Otros países exitosos y que han pasado de economías agrarias e incluso de asentamiento, como es Israel, China, desde una economía rural y colectivizada hasta 1978, pasando a una economía de manufactura y servicios, y hoy es líder en materia de innovación y alta tecnología (inteligencia artificial, autos eléctricos, telecomunicaciones, robótica). En este país se identifican pueblos, como es el caso de Shenzhen, que anteriormente era pesquera y ahora es capital mundial del hardware.

Finalmente, se termina esta segunda entrega enfatizando que todos los países que han hecho transformaciones productivas profundas han logrado crear una “cultura de buen servicio” como el camino que siguen en la conversión hacia una economía avanzada.

Ramón Nicolás Jiménez Díaz

Economista y profesor

Ramón Nicolás Jiménez Díaz. Doctorado en Negocios Internacionales.. Maestría en Política Económica, con énfasis en Relaciones Internacionales. Maestría en Cumplimiento y Regulación Financiera. Economista, Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Profesor Titular y Director de la Escuela de Economía. Facultad de Ciencias Económicas y Sociales – UASD. Conductor del programa de televisión: Retos y Desafíos, día a día con Nicolás Jiménez (Cine Visión Canal 19). Conferencista y consultor en temas de política económica, prevención del crimen financiero, integridad institucional y desarrollo. Áreas de Especialización: Negocios internacionales y comercio exterior. Cumplimiento normativo, gobernanza y prevención del lavado de activos. Macroeconomía aplicada y análisis de políticas públicas. Geoeconomía, riesgos globales y relaciones internacionales. rnjimenezdiaz55@Gmail.com

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