“La muerte de la empatía humana es uno de los primeros indicios de que una cultura está a punto de caer en la barbarie” – Hannah Arendt

En varias ocasiones en esta columna les he mencionado el concepto de la “efervescencia social” creado por Emilio Durkheim, uno de los fundadores de la sociología como disciplina. Es uno de sus conceptos menos conocidos porque sus colegas generalmente nos concentramos en sus aportes en el estudio de la integración social, el nivel en el que las personas de una sociedad se sienten efectivamente parte de ella. La efervescencia social, por el contrario, es un fenómeno mucho más pasajero y limitado aunque puede ser importante para aumentar la integración social. Durkheim definía como efervescencia social la sensación de conexión, excitación y alegría compartida que sentimos cuando participamos en las mismas actividades y compartimos el mismo objetivo que otras personas incluso aunque no las conozcamos. Nos puede pasar en un concierto cuando sonreímos a la gente de al lado que también entona a todo pulmón la canción de nuestro grupo favorito o cuando las personas creyentes se ven a los ojos mientras comparten el mismo ritual sabiendo el significado profundo que tiene para ellas.

El Colectivo Migración y Derechos Humanos convocó a un evento el pasado lunes 2 de junio que se convirtió en un hermoso ejemplo de efervescencia social. Con el lema “la solidaridad es mi bandera”, más de 400 personas entre estudiantes, poetas, líderes de partidos políticos, representantes de organizaciones campesinas y comunitarias, activistas feministas y ambientalistas, delegados del sector sindical, intelectuales, enfermeras, periodistas, representantes de organismos internacionales, pastores y pastoras religiosas y personas de otros grupos se reunieron en la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD. El equipo organizador logró que el encuentro se convirtiera en un momento de unidad y un recordatorio de lo mejor que tiene el pueblo dominicano: la alegría y la solidaridad. Por eso, en la columna de hoy, les quiero compartir algunas de las lecciones que el Colectivo Migración y Derechos Humanos y las personas que hablaron nos recordaron ese día.

Necesitamos una política migratoria basada en la realidad, no en los prejuicios

Tal y como han destacado varios sectores incluyendo dirigentes del empresariado, como país nos urge establecer una política migratoria realista basada en las necesidades de nuestra economía. El Colectivo Migración y Derechos Humanos y varias de las personas que hablaron, enfatizaron la necesidad de crear un plan de regularización para las y los trabajadores haitianos. Por ejemplo, el empresario Víctor Capellán planteó que de esa manera podrán aportar a la seguridad social, asistir a las escuelas y hospitales y circular de manera normal. Capellán agregó que en el país tenemos los estudios que muestran que no hay la mano de obra dominicana suficiente para sectores como la agricultura y la construcción. A la vez, hay modelos exitosos como el de la empresa CODEVI que dirige que podrían replicarse en diferentes puntos de la frontera domínico-haitiana. CODEVI emplea miles de personas haitianas en Haití (reduciendo así la migración a territorio dominicano) al tiempo que también genera empleos para personas dominicanas.

El abogado especialista en migración Olivo Rodríguez Huerta recordó que la necesidad de regularizar la población migrante en la República Dominicana tiene más de 50 años. De hecho, leyó un editorial de esa época del legendario director del periódico Listín Diario, Rafael Herrera, abordando el tema. Tanto Rodríguez Huerta como la profesora y dirigente política María Teresa Cabrera destacaron que se precisa crear una categoría migratoria que se corresponda con la realidad actual, no con el viejo concepto de trabajadores temporeros. En palabras del empresario Víctor Capellán, “el status quo es insostenible” pero “el tema Haití bien manejado es una gran oportunidad, con un manejo no adecuado es un grave problema”. Incluso, como nos informó la periodista Altagracia Salazar, por lo menos 40 de las organizaciones que son parte del Consejo Económico y Social donde se abordará el tema migratorio a solicitud del Presidente Abinader se han pronunciado a favor de establecer planes de regularización.

El pueblo dominicano cree en la solidaridad

La socióloga Rosario Espinal planteó en su intervención que “la crueldad está de moda” en el país y a nivel internacional. El Colectivo Migración y Derechos Humanos recordó que en los operativos de detención y deportación se siguen vulnerando derechos fundamentales, incluyendo la detención de mujeres embarazadas y de personas con trámites en curso o con documentación vigente. También han tenido lugar violaciones sexuales y se ha separado a menores de edad de sus padres y madres. Por ejemplo, como explicó Estéfany Encarnación del Foro Ciudadano y de CIPAF, solo desde el 21 de abril hasta el 30 de mayo de este año el gobierno detuvo a 1,207 mujeres embarazadas, parturientas y menores de edad en centros hospitalarios violando nuestra propia Ley General de Migración. Además, las deportaciones costaron la vida de Lourdia Jean Pierre quien murió dando a luz en su casa por miedo a ir al hospital que debe ser siempre un centro de refugio, no de temor.

Sin embargo, varias personas que intervinieron en el evento enfatizaron que esa no es la naturaleza del pueblo dominicano. Muchas personas recordaron el despliegue de apoyo al pueblo haitiano que hicimos después del terrible saldo de muerte y destrucción del terremoto del 2010 y, más recientemente, con las víctimas de la tragedia de Jet Set en nuestro país. Por ejemplo, la dirigente Negrita Ferrer de la Confederación Nacional de Mujeres del Campo (CONAMUCA) habló de la solidaridad y la convivencia que se da entre las personas dominicanas y haitianas de manera cotidiana “porque en las comunidades y los territorios, compartimos culturas y compartimos saberes”.

Por el contrario, la narrativa de odio y de legitimización de los maltratos a la población haitiana han sido el resultado de la activa campaña de comunicación del gobierno actual para legitimar las deportaciones masivas que realiza como explicó la periodista Altagracia Salazar. Esta narrativa contrasta con la historia de convivencia entre ambos pueblos a la que se refirió Ferreras. De manera similar, Franklin Dinol, representante del grupo RECONOCIDO de dominicanos y dominicanas de ascendencia haitiana, contó la historia de la insistencia de una de sus profesoras de primaria en que su madre lo enviara a la escuela cuando era niño porque de eso dependía su futuro. Dinol nos recordó que esa profesora que fue a su casa preocupada porque no había ido a clase, es un ejemplo de la esencia solidaria del pueblo dominicano.

Esta es una oportunidad para construir un país basado en la dignidad de la gente

Tanto el Colectivo Migración y Derechos Humanos como las y los invitados que hablaron destacaron la necesidad de que esta nueva política se base en el respeto a la dignidad humana que, como planteó el abogado Olivo Rodríguez Huerta, es el fundamento de la Constitución dominicana. De hecho, varias personas advirtieron sobre la posibilidad de que en los próximos días haya propuestas para “tratar de colocar al Estado dominicano en un estado de barbarie” y utilizar estas prácticas de desconocimiento de los derechos de las personas como “un tubo de ensayo” para discriminar también a otros grupos como planteó Práxedes Polanco de Médicos del Mundo.

De manera similar, Antonio Ciriaco, decano de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la UASD, destacó que la regularización no solo protege a las personas migrantes sino que también fortalece al país y su institucionalidad y para ello se han elaborado diferentes propuestas tanto en la UASD como en otros centros académicos. Por ejemplo, como destacó el mismo Colectivo Migración y Derechos Humanos, “la regularización permitiría fortalecer la seguridad jurídica, aumentar la recaudación tributaria y los aportes a la seguridad social, además de facilitar la contratación formal por parte del empresariado, que necesita condiciones estables y claras”. Como destacó María Fernanda López en nombre del Colectivo, “los migrantes no son una carga: son un aporte”.

Como explicó la socióloga Rosario Espinal, estamos ante una oportunidad histórica para construir una nueva institucionalidad superando los dos pilares en los que se ha basado la política migratoria de nuestro país hasta ahora: la ilegalidad y la corrupción. Por eso Ricardo González, de la ONG Ciudad Alternativa y la Comisión para la Defensa de los Derechos Barriales (COPADEBA), nos recordaba que la realidad del segmento inmigrante es parte del contexto en que vive casi el 60% de trabajadores y trabajadoras de nuestro país que es la realidad del sector informal.

El expresidente y dirigente del partido de gobierno, Hipólito Mejía, destacaba hace unos días que nuestro país cuenta con la experiencia suficiente para llevar a cabo un plan de regularización. En el evento del lunes pasado, la coordinadora residente del sistema de Naciones Unidas en el país, Julia Sánchez, decía que la República Dominicana puede dar el ejemplo en la región de que es “posible gestionar la migración sin odio, sin miedo y sin violencia”. Yo también espero que el diálogo que inicia esta semana en el Consejo Económico y Social nos lleve por ese camino. Ojalá que finalmente nos demos la oportunidad como nación de crear una cultura de cuidado y de respeto a todas las personas y de generar integración social a partir de nuestros valores positivos de la solidaridad y la alegría, no perdiendo nuestra humanidad en base a la exclusión y el odio.

Esther Hernández-Medina

Doctora en sociología

Es una académica, experta en políticas públicas, activista y artista feminista apasionada por buscar alternativas para garantizar el ejercicio de los derechos de las mujeres y de los grupos marginados de todo tipo en la construcción de políticas públicas y sociedades más inclusivas. Es Doctora en Sociología de la Universidad de Brown, egresada de la Maestría en Políticas Públicas de la Universidad de Harvard y egresada de la Licenciatura en Economía (Summa Cum Laude) y de la Maestría en Género y Desarrollo del INTEC universidad donde también fue seleccionada como parte del Programa de Estudiantes Sobresalientes (PIES). Su interés en poner las instituciones y políticas públicas al servicio de la ciudadanía, la llevó a colaborar en procesos innovadores como el Diálogo Nacional, la II Consulta del Poder Judicial y el Programa de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres (PIOM) en la década de los ’90 y principios de la siguiente década. Años después la llevaría a los Estados Unidos a estudiar la participación ciudadana en políticas urbanas en la República Dominicana, México y Brasil y a continuar investigando la participación de las mujeres y otros grupos excluidos en la economía y la política dominicana y latinoamericana.

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