Iniciales de la entrevistadora: DCG
Iniciales del entrevistado: FVH
DCG: ¿Por qué se había tardado tanto el Bestiario de Fernando?
FVH: Nunca me propuse escribir un bestiario como libro. Mi interés por los animales comenzó a expresarse a través de la lectura y la escritura. Cuando en 1983 publiqué el libro de cuentos Viajantes insomnes, no sabía entonces que existiría un área de la crítica denominada Estudios Animales y que un importante número de filósofos contemporáneos reflexionaría acerca de los animales. A partir de Viajantes insomnes, diversos animales comenzaron a aparecer en cuentos, poemas, capítulos de novelas que fui publicando a través de los años. En el año 2017, impartí por primera vez el curso Bestiarios: Animales reales e imaginarios en la cultura latinoamericana, en la Universidad Estatal de Colorado.
A petición de amigos y lectores, decidí reunir en un solo libro todos los textos que hasta ahora he publicado sobre animales. Como toda antología, ésta es desigual en cuanto al enfoque y al estilo, debido al lapso de 40 años en que fueron escritos estos textos. Es un libro inusual, porque reúne poemas, cuentos, fragmentos de novelas y ensayos de crítica literaria y estudios de animales. No es un libro para ser leído de cabo a rabo, ni de un tirón. Lo he dividido en secciones con distintas especies de animales. Así, el lector podrá escoger no sólo el texto que más le interese, sino también el animal -real o imaginario- de su preferencia: gatos, perros, caballos, conejos, cebras, vacas, caracoles, ciguapas y galitropos, etc.
DCG: A propósito del bloque sobre animales fantásticos: ¿somos galitropos?
FVH: ¿Quiénes? ¿Tú y yo? Sí. El galitropo es de etimología desconocida. Sólo que tropo significa movimiento y galipote es un “espíritu maligno o brujo que tiene la capacidad de transformarse en animal, especialmente en perro, cerdo, gato, ave nocturna o incluso bolas de fuego. Puede atacar o asustar a las personas por la noche, especialmente en caminos solitarios o en el monte. En algunas versiones, el galipote posee o vampiriza a personas o animales”. Pero este “galitropo” es un anti galipote; es un tipo de artista que se corresponde con las características que señalo a continuación en el poema.
DCG: Todos los bloques terminan con un ensayo. ¿Por qué?
FVH: Cuando comencé mis estudios de doctorado en Tulane University ya era escritor de ficción y tuve que cambiar de registro y discurso y aprender a escribir crítica literaria, que es obligatoria en las academias de los Estados Unidos. Con el tiempo. Logré poder escribir los dos discursos por separado, pero de forma tal que uno informara al otro. Cuando investigo para escribir un ensayo sobre gatos, ya estoy en camino de escribir un cuento o un poema sobre ese animal. Con respecto al libro, quise, de alguna manera, romper la división de género literario y que este libro fuera al mismo tiempo un poemario, un libro de cuentos, una novela y un libro de ensayos. Además, creo que el ensayo se sitúa muy bien al final, porque hace una reflexión acerca del animal de esa sección o de la representación del animal en la ficción.
DCG: ¿Cuál fue el criterio para decidir que el bloque sobre perros iniciara con el relato Los deseos circulares?
FVH: Lamento decepcionar a los que son amantes de los perros, pero como se puede notar sólo hay cuatro textos sobre perros. Excepto “Laica” que es un breve poema en prosa, en los textos restantes hay una representación surrealista, incómoda acerca de esos animales. Los invito a leer esos textos sobre perros y determinen ustedes mi relación imaginaria con esos animales. Pero sin irme por la tangente, la pregunta es ¿por qué inicié con “Los deseos circulares”? La respuesta es porque tal vez es mi primer texto sobre animales, de mi primer libro Viajantes insomnes, y porque apunta al reconocimiento de que somos animales-humanos. Una de las cosas que tienen en común el animal humano y el animal no humano es la sexualidad. Recuerden ustedes que a un hombre mujeriego o sin ética se le dice “ese es un perro”. Entonces, en ese cuento quise deconstruir la metáfora y convertí al personaje en un perro, como Kafka en La metamorfosis. Les leería el cuento “La bella Tarkovskiana”, porque es mi favorito, pero es muy largo. En cambio, les leeré “Laica”.
DCG: ¿Queda más por decir sobre los gatos que lo que se ha dicho en esos textos? Y, por supuesto: ¿por qué el libro inicia con ellos?
FVH: Muy obvio, ¿no? Los gatos son mis animales favoritos. Soy fervientemente gatólico, sino pregúntenle a Cheska. De niño tuve gatos, que menciono en el prólogo. Y así del gato real pasé al gato literario, simbólico. Leí “Le chat” de Baudelaire:
“Vien mon Beau chat
Sur mon couer amoreux”
(Por favor, Angelica, ¿me podrías ayudar?) Angélica Aranguiz lee el poema “Le chat” de Charles Baudelaire.)
Extraordinario poema, ¿no? También me gustaron los poemas “Canción de un gato” de Pablo Neruda, y “Gato” de Jorge Luis Borges:
“No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera,
eres, bajo la luna, esa pantera
que nos es dado divisar de lejos…”
Los gatos son animales de la noche; un misterio. No en vano, mitad gata, mitad mujer, la diosa Bastet fue adorada en Egipto. A continuación, les leeré, no el gato de Derrida o el gato de Schrödinger, sino “Un gato zen con perfume de mujer”.
DCG: En el ensayo Los animales sin nombre de Rita Indiana Hernández, planteas que Rita Indiana hace un pacto autobiográfico en su novela Nombres y animales. ¿Cuál es el pacto autobiográfico de Fernando en Bestiario?
FVH: El pacto literario, tal como lo plantea Philipe Lejeune, consiste en la coincidencia del nombre del escritor con el autor y el personaje narrador. Creo que en mi caso se da ese pacto en el capítulo “Aquel Gato en Egipto” en la novela Memorias del último cielo, cuando en la nota 1, el narrador dice “Una noche en que estábamos escuchando música en casa de Fernando, Gonzalo dijo que Elena parecía un gato…” También, el título de mi más reciente poemario Si no me llamara Fernando constituye un pacto entre el escritor, el título y el yo lírico. ¿Qué significa este pacto autobiográfico que hago en algunos de mis textos? Posiblemente, que el poema es mi verdadera biografía, que hay un ethos que construyo desde los personajes o desde el yo lírico, para tener la certeza a cada instante de quién soy en la palabra.
DCG: En El Buitre de la Historia en El reino de este mundo de Alejo Carpentier se plantea que el hombre nunca sabe para quién padece y espera. ¿Qué espera y padece Fernando ahora?
FVH: Como en el ángel de la historia de Walter Benjamin, que sólo ve ruinas con el paso del progreso o el buitre de la historia en El reino de este mundo de Alejo Carpentier que espera los últimos cadáveres de la Revolución haitiana, el mundo que nos ha tocado vivir en estas últimas décadas es de catástrofes: 56 guerras, el genocidio en Gaza, la amenaza nuclear pendiendo de un hilo, hambrunas, el calentamiento global, sequías, el resurgimiento del fascismo… No espero mucho y padezco todas estas catástrofes. El Fernando de 69 años que Uds. tienen delante, amó, se casó, se divorció, se graduó, trabajó, estudió, escribió, publicó, comió, bebió, cogió… y espera la música, las mañanas claras, la poesía, los amigos, los paseos en el parque, el Taichi, el aroma del café con pan, la copa de vino entre amigos… o el regreso a la infancia.
Esto podría resumirlo en el poema “Dichoso aquel que tiene una patria”, no incluido en este libro:
“Lejos muy lejos
De la patria del odio y la mezquindad
De la patria del crimen y la corrupción
Me ha nacido aquí en el pecho otra patria
que siempre regresa en los sueños.
Mi única patria:
La infancia
El caballito de madera moteado
Que gira gira y gira
En el tiovivo de Monclús
En La Vega
Las manos de mi madre
Siempre tratando de salvarme
El melodioso español cibaeño
Tres o Cuatro rostros queridos, no más
Una calle de faroles amarillentos
Arrebolados de mariposas
La lluvia en el techo de zinc
Y tu voz, Zamilda,
Desde el fondo de la inmensa noche azul
en que me amaste.
Yo sólo deseo regresar a la noche en que Zamilda me amó; Y como spinoza, que en el lecho de muerte, pidió que no dejaran pasar a nadie, porque quería morir sin discutir; no quiero discutir con nadie.
DCG: Elogio de las salamandras es el libro que más aporta en este bestiario y refiere muchos animales, inclusive las salamandras, que "prefieren refugiarse en el arte". ¿Seremos, algunos, salamandras?
FVH: A esta pregunta te voy a contestar parafraseando el cuento del mismo nombre. Claro, algunos somos como las salamandras, que prefieren rehuir “todo contacto humano y se refugian en el arte” y también, en algún momento nos hemos enamorado con personas que tuvieron “vocación de amaneceres”, y terminamos viviendo en un museo con el agua de tristeza en la mirada.
DCG: Diluvio 2021, ¿recoge, con mucho humor, la nueva alianza de Dios con las nuevas especies de este siglo.
FVH: Poema satírico, prefiero que Uds. lo lean por su cuenta y saquen sus propias conclusiones. Plantea entre otras cosas una catástrofe como el diluvio de Noé sólo que las causas son el reggaetón y el teteo. Para hablarnos de Dios, está aquí Pablo con nosotros esta noche. Yo sólo sé que el reggaetón y el teteo fueron las causas Por las que Dios envió un diluvio en 2021. Les leo la primera estrofa:
“Y Yahvé vio que los hombres estaban
teteando sobre la faz de la tierra
por lo que decidió destruir la ciudad de la que me has hablado
y entonces envió un diluvio
universal de ponzoñas microscópicas.
La noticia se regó
como verdolaga digital en Twitter
Facebook, Instagram, WhatsApp, MyFans, Snapchat.
En Tinder, las parejas se apresuraron
al orgasmo fugaz
en cualquier rincón oscuro
en la ciudad
antes de que el Diluvio los borrara
de la faz de la tierra”.
Sí, Daniela, sé que no respondí la pregunta. El poema también satiriza los abusos de la teoría de géneros y el lenguaje inclusivo. Pero eso es harina de otro costal.
DCG: Yo he sido testigo de tu fascinación por los axolotes, animal que cierra el libro con un conciso ensayo sobre esta especie tan particular para la cultura mexicana. ¿De dónde viene ese vínculo con este animal que parece sacado de la imaginación y que, sin embargo, existe?
FVH: Fue Julio Cortázar quien puso al ajolote en el mapa en 1956 con el cuento “Axolotl” en el libro Final del juego. El cuento trata sobre un hombre que va al acuario en París a observar los ajolotes y termina convirtiéndose en un ajolote y el ajolote convirtiéndose en un hombre. Es un poco como el sueño de Chuang Tzu que Cortázar tuvo que conocer a través de Borges. “Chuang Tzu soñó que era una mariposa. Al despertar ignoraba si era Tzu que había soñado que era una mariposa o si era una mariposa y estaba soñando que era Tzu”.
El axolote es un animal único, ya que es el objeto de prácticas culinarias, míticas, científicas y literarias. El ajolote es una salamandra mexicana que no siempre se transforma en salamandra adulta y puede permanecer y reproducirse en su estado larvario. Tiene la particularidad de que, si se le corta un miembro, vuelve a crecerle, por lo que es objeto de estudio de la neotenia o reproducción de tejido.
El axolote, un manjar de la cocina pre-hispánica y moderna, y rechazado como alimento por comensales contemporáneos, ha sido recuperado como objeto de estudio científico y de la imaginación literaria. Se ha convertido en un emblema de la cultura mexicana. Sobre el mismo han escrito Octavio Paz, José Emilio Pacheco, Salvador Elizondo, Juan José Arreola y Roger Baltra
¡Muchas gracias!
Compartir esta nota