Hablaremos de amor propio o autoestima. Podríamos no tener ideas de cómo amarnos a nosotros mismos, sin embargo, es un aspecto fundamental para poder tener una vida satisfactoria.
No podemos vivir sin amor, reconocimientos, elogios, sonrisas y validaciones, una de las principales razones por la que los necesitamos tanto es por nuestra baja autoestima. Esa necesidad de enviar tantas fotos a mis conocidos es una súplica por un poco de cariño, pero nada compensa el hecho de no amarme a mí mismo.
Si en tu crianza te trataron con dureza, con pocas manifestaciones de cariño y con exigencias excesivas, tal vez tienes el orgullo de decir que eres “una persona dura y capaz”, pero la felicidad podría ser algo desconocido para ti.
Es preciso aprender a darnos cariño, a no ser intolerantes con nuestros errores, poder reconocer nuestros aspectos positivos, hacernos regalos o tener pequeños detalles para con nosotros mismos. Hace poco leí un chiste que decía algo así: me dijeron que debía conocerme a mí mismo y ahora me caigo mal y no me soporto. Pese a ser muy jocoso, sería una verdadera tragedia, porque eres de la única persona de la que no puedes separarte nunca.
El amor normalmente supone hacer sacrificios por los demás, pero perjudicarse para que otros estén mejor o aceptar que los otros nos dañen, no es el amor ideal. Se te dijo: amarás al prójimo como a ti mismo, pero nunca: amarás al prójimo, pero no a ti mismo. Esto último es masoquismo y maldad, porque tú también eres un ser humano y tienes iguales derechos que los demás. Todavía más, quien no puede tener verdadero amor para sí mismo, tampoco puede amar verdaderamente a otros.
Tuve unos padres que casi nunca me decían que me querían y no reconocían mis valores, aunque fueron buenos proveedores y protectores. Es preciso entender que el niño no tiene referencias adecuadas para valorarse a sí mismo y a su mundo; cree que tiene cualidades si sus padres le dicen que las tiene. Si no le dices a tu pequeño que lo quieres, que lo valoras, lo importante que es para ti, le resultará muy difícil descubrirlo y lograr una sana autoestima. Lo mismo sucede con tu pareja, si hace mucho que no la validas y halagas, no creas que su vida a tu lado es maravillosa.
Debido a mi crianza, puedo decir que no sabía expresar amor, elogiar, mostrar ternura, me resultaba difícil dar un abrazo fraterno, etc. Fruto de un trabajo interior importante, pude descubrir y comenzar a superar esa deficiencia afectiva. Curiosamente, en la medida en que me fue resultando más fácil dar amor, pude comprender que los demás también me querían. Es preciso decir que cuando no nos queremos a nosotros mismos, no creemos que otros puedan querernos. Pude recordar que, en mis años de estudiante, a veces hubo jovencitas que estaban interesadas en mí y yo no lo pude descubrir por no creerlo posible.
En mi relación con los demás me resultaba difícil manifestar mi mundo interior y me acostumbré a ocultarlo y solamente mostrar un trato superficial. Ya hoy en día como estarás notando especialmente en este tema, no me resulta tan difícil.
He pensado que la IA puede tratar cualquier tema de los que hablo y tal vez lo haga de forma muy correcta o completa, pero nunca podrá compartir las vivencias profundas que acompañaron a esos conocimientos. Por eso, mientras meditaba hace unos días, sentí un llamado especial a mostrarme, a no solamente compartir ideas, sino compartir cómo esos conocimientos surgieron en mi vida, sin pretender que mi vida haya sido especial. Pienso que tenemos ya muchos maestros y muchos son muy buenos maestros, pero creo que no estamos teniendo suficientes testigos, personas que respalden lo que dicen con sus vidas. Al transmitir lo que sabemos, conviene transmitir también las vivencias o experiencias que nos hicieron aprenderlo.
Estamos en la era de la mujer, la mujer está más preparada actualmente para la vida, porque a los hombres se nos dificulta mucho hablar de nuestro mundo interior. Entendemos que tenemos que ser “machos” y macho supone ignorar sentimientos, ser duro y no dar importancia a lo afectivo, lo cual afecta terriblemente la calidad de vida. Por eso, actualmente que no tenemos que defendernos de animales salvajes, ni andar siempre con una espada al cinto, la inteligencia resulta más importante que la fuerza (aunque siempre lo fue) y la persona verdaderamente inteligente conoce la importancia del amor en su vida, y ese amor solamente puede materializarse cuando podemos amarnos a nosotros mismos.
Cuando le hables a tu Yo: explícale todas tus cualidades y cosas positivas, procura utilizar palabras cariñosas. Si nos sentimos tristes y derrotados, es el momento de tratarnos con mayor consideración, pero no dejando de aprender de la experiencia negativa. Enamórate de quien quieras, pero no te olvides de enamorarte de tu propia persona.
Compartir esta nota