"La mentira tiene patas cortas"- dicho popular de origen anónimo

Los recientes documentos desclasificados del FBI, que han encendido la polémica en medios y redes sociales, exponen las declaraciones de Clodoveo Ortiz González, un infame integrante del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) con un extenso historial de torturas y asesinatos. Estos papeles, relacionados con el asesinato del presidente John F. Kennedy, incluyen de manera inesperada un capítulo dedicado al 30 de mayo de 1961, en el que se esgrimen acusaciones destinadas a desacreditar a figuras clave de aquel trascendental episodio.

En su testimonio, Ortiz González procura difamar a Juan Tomás Díaz, Antonio de la Maza y Antonio Imbert Barreras, tres de los principales artífices de la conjura. Sostiene, de forma errónea, que el Dr. Robert Reid Cabral atendió a un herido en la casa de Juan Tomás Díaz. Asimismo, acusa a este último de haber coaccionado al Dr. Reid Cabral para que otorgara refugio a Salvador Estrella Sadhalá, a Antonio de la Maza y a él mismo, con la intención de mancillar su reputación. La acusación más atroz se cierne sobre Antonio de la Maza, a quien se le imputa haber agredido al Dr. Reid Cabral e incluso abusado de su esposa. Finalmente, Ortiz González intenta desacreditar a Antonio Imbert Barreras —uno de los sobrevivientes—, imputándole falsamente una participación en el asesinato de las hermanas Mirabal.

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Doctor Robert Reid Cabral, ofreció apoyo a los conjurados luego de descabezar la dictadura

La credibilidad de las acusaciones vertidas por Ortiz González es nula, dada su reconocida trayectoria como torturador y asesino. Testimonios como los del Dr. Marcelino Vélez Santana y de la Sra. Anne Reid, hermana del Dr. Reid Cabral, plasmados en el libro “Esa última semana”, desmienten por completo sus aseveraciones. La realidad es otra: el herido, Pedro Livio Cedeño, fue atendido en la Clínica Internacional por los Dres. Bienvenido García Vásquez y Marcelino Vélez Santana, mientras que los ajusticiadores se refugiaron en la casa del Dr. Reid Cabral, acompañados por el amigo del doctor, el Dr. Vélez Santana, y no por coacción de Juan Tomás Díaz.

La mayor infamia dirigida contra Antonio de la Maza se origina en su papel en la gesta del 30 de mayo de 1961. Además de ser, junto a Juan Tomás Díaz, uno de los dos líderes de la conjura, fue el comandante del grupo de acción que descendió a la avenida para cumplir con el propósito de ajusticiar al tirano Trujillo. No solo dirigió esta acción redentora, sino que también realizó el primer disparo, empuñando una escopeta recortada y cargada con cartuchos modificados con bolas de rodamientos. Dicho disparo, descrito como letal por imperiosa necesidad por el prominente patólogo Dr. Sergio Sarita Valdez, se fundamentó en el Certificado Médico del Dr. General Francisco González Cruz, quien examinó el cadáver de Trujillo al amanecer del 31 de mayo de 1961, administrándole además el disparo de gracia en el mentón.

En una carta dirigida al periódico La Nación, fechada el 10 de diciembre de 1961, el Dr. Vélez Santana confesó: “Las expresiones y el comportamiento de los esposos Reid-Fernández reforzaron en mí la convicción de que se entregarían con entusiasmo a cualquier sacrificio que contribuyera a la lucha contra la tiranía; la elevada moralidad de ambos descartaba la posibilidad de traición. Estas condiciones, indispensables para nuestro encubrimiento, me impulsaron a sugerir el hogar del joven matrimonio, que nos acogió con visible espontaneidad.”

Aida Michel, viuda de Antonio de la Maza, al salir del escondite tras la partida de los Trujillo, visitó la casa de la esposa del Dr. Reid Cabral, la Dra. Ligia Fernández. En su testimonio, confiesa el trato cordial recibido, destacando la serenidad y el comportamiento apacible de Antonio durante su estadía en ese hogar. Recuerda, incluso, el tierno gesto de despedida cuando Antonio tomó en brazos al niño más pequeño, cargándolo con afecto y depositándole un cariñoso beso. Todo ello revela la conducta digna de los héroes refugiados en el hogar de los esposos Reid-Fernández y la estrecha relación que mantuvieron con ellos.

Las acusaciones dirigidas contra Antonio Imbert, ya formuladas en ocasiones anteriores, carecen de fundamento y parecen tener como único objetivo empañar su imagen. Inicialmente, la difamación se centró en su hermano Segundo Imbert, a quien se le imputaba una participación inexistente, pues se demostró que estaba recluido en prisión durante esa época. Ante esta evidencia, se cambió el foco acusatorio hacia Antonio Imbert, señalándolo falsamente como gobernador de Puerto Plata en ese período, lo cual es absolutamente inexacto, ya que Imbert había ejercido dicha función en 1948 y, al momento del lamentable suceso, se desempeñaba como subdirector de la Cédula, encontrándose en sus oficinas, según diversos testimonios.

Estas infames mentiras, emanadas de un individuo desacreditado, pretenden mancillar la memoria de los héroes del 30 de mayo. Al no poder capturarlos vivos, el SIM recurrió a la difamación como una especie de venganza póstuma. No obstante, la verdad histórica, corroborada por los testimonios de numerosos testigos, refuta las acusaciones de Clodoveo Ortiz González, preservando así el honor y la memoria de aquellos que arriesgaron sus vidas y la de sus familias en pos de la libertad.

Oscar A. De la Maza

Presidente de la Fundación Hermanos de la Maza

Presidente de la Fundación Hermanos de la Maza. Ingeniero agrónomo con posgrado en Administración y Negocios. Consultor en energía renovable, eficiencia energética y gestión medioambiental. Coautor del libro "La transición a la democracia: del 30 de mayo de 1961 a la Navidad con libertad.

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