17 de mayo de 1975 cuando apenas anochecía, la sangre salpicó la periferia de la zona universitaria. Ese día un grupo de oficiales de las Fuerzas Armadas deshonraron su alta investidura manchándola de la sangre valerosa de un periodista de la Patria. Bajo la penumbra discreta de la luna asesinaron al director de la revista ¡Ahora! Orlando Martínez Howley.
Han transcurrido cincuenta años; una parte de sus asesinos, después de décadas arropados y protegidos por el régimen de Joaquín Balaguer, recostados en la impunidad que brinda el poder encubridor, quedaron desvelados para siempre ante la sociedad dominicana, mientras el principal responsable “haciéndose el inocente”, dirigió su índice encubridor contra prestigiosos dominicanos entre los que estaba el profesor Juan Bosch, con el propósito malsano de responsabilizar a inocentes, y hacerlos pagar por el crimen que él mismo, como mandatario, había ordenado.
Por la insistencia de amigos y compañeros periodistas, varios de los asesinos fueron juzgados, condenados y llevados a la cárcel en un proceso que se prolongó por décadas. Otros de los responsables no pudieron obviar el dedo acusador de la sociedad y se llenaron ellos y a sus familiares de vergüenza:
Uno de los asesinos falleció roído por el cáncer que le cobró su terrible y aparente delegada participación. El otro, malvado como el que más, tuvo la vida placentera que da el poder refugiado en una villa veraniega de la región oriental, y nunca fue llevado a la cárcel; pero recibió el estremecimiento certero de un infarto cardiaco con sabor a karma. Otro de aquellos monstruos, que muchos identificaban como el clan militar balaguerista de “Los Incontrolables”, fue juzgado después de décadas, junto a varios de sus compañeros y condenados todos a diez, veinte y treinta años de cárcel al comprobárseles responsabilidad en el asesinato de Orlando. Conoció la penitenciaría de Najayo como natural hábitat para pagar su crimen. Cuatro años después de guardar merecida prisión, su corazón perverso no resistió el fardo de la culpa y de fulminante infarto le sorprendió la muerte.
La lucha para que pagaran el terrible crimen fue larga. Más de treinta años para que el dedo acusador los colocaras contra la pared de la justicia a la puerta del infierno. De una manera u otra, los implicados pagaron su afrenta de sangre, menos uno de ellos:
El octogenario presidente con ínfula de dictador, responsable en demasía del alevoso crimen de 1975, fue cubierto y protegido por la complicidad y la impunidad del Estado, mientras sectores políticos trataron de protegerlo con el manto de la manipulada democracia y lo bautizaron como padre de ella. Pero de seguro, dicen personas creyentes, que los que provocan el mal, cuando fallecen pagan su culpa en el infierno.
Han pasado cincuenta años y parece que fue ayer. Tiempo de conmemorar y no dejar caer su bandera de lucha a favor de las libertades públicas, la justicia social, los derechos humanos y la democracia.
Los dos documentos que a continuación insertamos en este texto marcan el rechazo del profesor Bosch a ser implicado junto a sus compañeros del PLD, en un crimen repudiable, y una nota editorial del noticiero “Radio Mil Informando”, en el que se destaca la participación del juez Castillo Pantaleón y su valentía expresada en su interés para interrogar al presidente Joaquín Balaguer. En cuanto a las imágenes que acompañan este escrito, forman parte de la colección fotográfica del Archivo General de la Nación marcadas por el dolor expresado por familiares y amigos de Orlando Martínez. Las portadas de la prensa de entonces, son pruebas testimoniales del luctuoso acontecimiento, informaciones que sustentan la valentía y el coraje de este muerto, símbolo del periodismo nacional y de la Patria: Orlando Martínez Howley:
1.- “Texto carta Bosch a Jefe del Estado”
“A continuación, texto de la carta pública enviada por el profesor Juan Bosch, presidente del Partido de la Liberación Dominicana, al presidente dela República doctor Joaquín Balaguer, respecto a su citación para comparecer a interrogatorios en relación con la muerte del periodista Orlando Martínez”.
“23 de marzo de 1975
Dr. Joaquín Balaguer
Presidente de la República,
Palacio Nacional.
Señor Presidente:
El coronel Robinson Brea Garó , sub jefe administrativo de la Policía Nacional, se ha permitido enviarme un telegrama que dice así:
“Para tratarle asuntos que interesan a la comisión de oficiales de la Policía Nacional que investiga el horrendo asesinato de que fue víctima el periodista Orlando Martínez, muy cortésmente le invitamos a pasar por nuestro despacho ubicado en el Departamento Escuadrón contra homicidios del Palacio de la Policía Nacional, el martes 25 del presente mes y año, a las 10:00 de la mañana”.
En respuesta a esa “invitación” me permito decirle a Ud en esta carta que hago publica por acuerdo del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana, que no hay ninguna razón que justifique mi presencia en el Palacio de la Policía Nacional para tratar asuntos que “interesan a la comisión de oficiales de la Policía Nacional que investigan el horrendo asesinato de que fue víctima el periodista Orlando Martínez” ni hay la menor razón parara que se me haga esa “invitación”, que es un acto típicamente político, propio de un partido adversario del PLD y no de la institución policial.
El país entero sabe, y lo saben con toda seguridad también los miembros de la comisión de oficiales de la Policía Nacional“ que investiga el horrendo asesinato de que fue víctima Orlando Martínez” que lo que se pretende con esa “invitación” es dejar en el ánimo publico la impresión de que yo he estado en alguna forma envuelto en ese crimen repudiable, y para lograr ese propósito se ha detenido a un miembro del Comité Central del Partido que presido, el Sr. Norge Botello; a un alto dirigente, el Dr. Diomedes Mercedes; a un ex miembro del Comité Central y del Comité Político, el Sr. Rafael Luna, y a dos dirigentes medios, los señores Máximo Confesor y Antonio Delgado, y la Policía sabe que ninguno de ellos ha tenido ni la más lejana relación con el crimen, porque la Policía sabe, como sabe todo el país, que los peledeistas no hemos recurrido nunca al crimen ni a ninguna forma de terror como método de lucha.
Si el Comité Político del PLD acordó que esta carta le fuera enviada a Ud públicamente, la razón se halla en el deseo de que nadie pueda alegar desconocimiento o ignorancia de lo que voy a decirle para darle fin:
No iré “el martes 25 del presente mes y año, a las 10:00 de la mañana” ni a ninguna otra hora ni ningún otro día al Palacio de la Policía Nacional a tratar “asuntos que interesan la comisión de oficiales… que investiga el horrendo asesinato de que fue víctima el periodista Orlando Martínez”. Yo no tengo nada que decir ni nada que oír en relación con ese crimen ni tienen tampoco nada que decir ni nada que oír en relación él los cinco miembros del PLD que se hallan detenidos para ser interrogados con la misma finalidad. No hay, ni en este país ni en el mundo entero, poder alguno que tenga la fuerza que hace falta para desconsiderar a un hombre como yo, que está obligado a defender con su vida el honor que le hizo su pueblo cuando lo eligió jefe del Estado en comicios cuya limpieza nadie puso jamás en duda.
Dejo a su responsabilidad las consecuencias de lo que pueda suceder si los jefes de la Policía Nacional, o algunos de ellos, creen que pueden llevar su actividad de partido político a los límites que pretenden llevarla en el caso de los miembros del PLD detenidos y en mi caso.
Atentamente le saluda,
Juan Bosch.

2.- “Captado de la emisora “Radio Mil”, en Santo Domingo, D.N., a las 6:46 p.m. del día 23-6-1995”. (Transcripción del referido noticiero hecha por autoridades policiales. Véase AGN, 10491-23).
“Programa Radio Mil Informando”.
Del frente local: Comentando.- “Valiente actitud”.
“Hace veinte años el prestigioso periodista, Orlando Martínez Howley fue asesinado a balazos por los denominados “incontrolables” de los doce años de gobierno del Presidente Joaquín Balaguer. En medio de la ferocidad y la represión brutal que caracterizó esa época, Orlando Martínez fue un crítico implacable de las actitudes negativas del sector oficial. El autor de la columna Microscopio, que publicaba el diario El Nacional, recibió múltiples amenazas por su labor en defensa de los derechos humanos, las libertades públicas y la justicia. Orlando a nada hizo caso, jamás tembló; siguió escribiendo. Eso le costó que su sangre fuera vilmente derramada.
Pese a no ser un dominicano del montón, un periodista brillante de límpida y reconocida trayectoria profesional, nadie en los últimos veinte años se había atrevido, aunque fuera por simple pantalleo, a hacer un gesto que conduzca a dar con los verdaderos responsables de la muerte de Orlando.
Ese gesto lo ha hecho el juez de la Cuarta Circunscripción del Distrito Nacional, Dr. Juan Miguel Castillo Pantaleón, quien citó para interrogatorio al Presidente de la República, Dr. Joaquín Balaguer. El Dr. Balaguer, a quien le tocó presidir aquella época turbulenta, ha confesado en su libro Memoria de un Cortesano, que sabe quiénes son los verdaderos autores del crimen de Orlando, pero prefiere callar. Con solo anunciar la citación del mandatario, que ha deplorado y quién sabe si llorado la muerte de Orlando, el Juez castillo Pantaleón dirige sus pasos a casarse con la gloria. Su gesto adquiere mayor dimensión porque se produce en un momento de agudo cuestionamiento al Poder Judicial. Qué valiente actitud la de este joven Magistrado!



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