El triunfo o la derrota están en manos de los dioses. ¡Así que celebremos la lucha! – Stevie Wonder

El pasado viernes 31 de mayo celebramos los 8 años de la Tertulia Feminista Magaly Pineda, el espacio de aprendizaje y debate desde una perspectiva feminista que creamos la abogada y documentalista Yildalina Tatem Brache y una servidora el 18 de mayo del 2016. Aunque nuestra actividad principal es llevar a cabo encuentros informales entre mujeres (por eso el nombre de “tertulia”) una vez al mes, cuando estamos de aniversario y en otros momentos del año invitamos al público en general para conversar sobre cómo construir una sociedad mucho más solidaria y justa para todas las personas.

De hecho, en nuestra primera tertulia aniversario hablamos sobre cómo construir las formas de ser hombres basadas en la equidad que les conté en mis crónicas sobre los varones dulces. En la segunda hablamos sobre la relación entre el feminismo y la juventud con varias activistas jóvenes mientras que en la tercera nos dedicamos a revisar y celebrar lo logrado hasta ese momento. El cuarto aniversario lo celebramos con un taller virtual (por la pandemia) con la directora Isabel Spencer en base al trabajo de Audre Lorde sobre el erotismo como empoderamiento y como celebración y en el quinto conversamos sobre la relación entre las mujeres, el feminismo y la política en el Campamento de las Causales. En el 6to aniversario, analizamos la diversidad racial y cultural dominicana y también vimos la obra “Bebé” sobre la maternidad de la directora Ingrid Luciano en el espacio Atabey. Y el año pasado nos juntamos en la Fundación Friedrich Ebert, otra de las organizaciones que nos han apoyado con el uso gratis de su espacio, para conversar sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

El camino no ha sido fácil. Dadas las carencias que tenemos en nuestro país y el aumento de la intolerancia en los discursos y las prácticas de muchos sectores, resulta complicado sostener espacios autónomos y basados en el trabajo voluntario como la Tertulia. Las tertuliantes o panelistas lo hacen por “amor al arte” o mejor dicho, con la generosidad que caracteriza a la gran mayoría del pueblo dominicano. Lo mismo han hecho las facilitadoras de los diferentes cursos y talleres gratis de un día o de varios meses que hemos organizado en estos 8 años sobre economía feminista, el carnaval dominicano, filosofía feminista, defensa personal y muchos otros temas. Nadie cobra en la tertulia. Tampoco lo hacemos en el equipo de coordinación que ahora incluye feministas de diferentes generaciones: Rossy Matos, Angélica Rodríguez Bencosme, Rosalía Piña Vélez y yo.

No les voy a mentir. En varias ocasiones como co-fundadora y co-organizadora de la Tertulia pensé en tirar la toalla pero decidí una y otra vez quedarme a mantener y cuidar este espacio porque, como les comentaba en otra crónica, hasta ahora es mi contribución más importante como activista y pensadora feminista. Por eso siempre enfatizo la necesidad de celebrar este camino como hicimos a casa llena más de 50 mujeres y hombres de todas las edades el viernes pasado. Como dice Marshall Ganz, mi profesor de activismo de la Universidad de Harvard, celebrar no es algo superficial. Celebrar es crucial porque nos da la energía que vamos a necesitar para superar el próximo desafío, para subir la próxima cuesta.

Por eso el viernes pasado nos regalamos otro intercambio exquisito con tertuliantes de primera en esta ocasión analizando los resultados de las candidaturas femeninas en las elecciones que acaban de finalizar. Para eso contamos con las excandidatas Nicole Pichardo (Opción Democrática) y Graciela De la Cruz (Patria para Todos y Todas) y las expertas en observación electoral Fátima Lorenzo (Participación Ciudadana) y Cibeles Sánchez Pimentel (Guardianes de la Democracia). Les contaré en más detalle en otra columna. Pero les adelanto que nos confirmaron lo que ya han planteado muchas mujeres políticas y las investigaciones sobre su participación. O sea, que a pesar de lo mucho que hemos avanzado en la organización de las elecciones y en el apoyo a la participación equitativa de mujeres y hombres por parte de la Junta Central Electoral y el Tribunal Superior Electoral, casi todos los partidos políticos todavía tratan a las mujeres como extrañas invadiendo el espacio de la política que asumen como exclusivo de los varones. Aunque también nos contaron, que contrario a lo que se piensa, hay mucho interés en escuchar a las candidatas que se asumen como feministas especialmente en los medios.

Por eso hoy quiero hablarles un poco más de por qué es importante tener tertulias (y otros espacios y grupos y organizaciones) feministas. O como me dijeron de forma muy cómica las compañeras de Libertarias en una entrevista la semana pasada: “¿qué es lo que hacen todas esas mujeres cuando se juntan?” Y como lo plantean muy en serio otras personas, “¿por qué es un problema que haya espacios exclusivos de hombres pero no cuando lo hacen las mujeres?” Ambas son preguntas importantes y válidas. Y para contestarlas es necesario recurrir a los estudios que desde la sociología y otras ciencias sociales se han hecho sobre cómo tratamos de forma desigual a las mujeres y a los hombres.

Las investigaciones muestran que hasta la edad de 6 o 7 años las niñas participan en clase y levantan la mano con la misma frecuencia que los varones. Pero a partir de esa edad las niñas empiezan a creerse los mensajes que reciben en sus familias, en las escuelas, en la publicidad, en los medios, en casi todas partes, de que los niños son más inteligentes que ellas y que ellas deben dedicarse a ser bonitas y prepararse para tener una familia, no a estudiar ni tener proyectos propios. Todavía ahora en pleno siglo XXI, lo vemos en campañas como la de la empresa Carrefour de hace unos años aquí y en otros países celebrando a los niños como “Campeones” y a las niñas como “Cocineras” y consciente o inconscientemente lo reproducen las maestras y maestros. Por ejemplo, cuando asumen que los niños son mejores que las niñas en matemáticas como encontró CIPAF en un estudio con docentes de escuelas públicas en nuestro país. Pero al comparar sus percepciones con la realidad, el resultado era todo lo contrario.

Y me dirán, “Esther, pero ¿qué tiene que ver eso con lo que pasa con las mujeres y hombres adultos?” Pues muchísimo porque otros estudios muestran que en espacios mixtos donde hay mujeres y hombres, los hombres levantan más la mano, hablan por más tiempo e interrumpen más a las mujeres que viceversa. Muchos actúan como si lo que dicen las mujeres es pura música de fondo dándole crédito a las ideas planteadas por otros hombres pero no a lo dicho por las mujeres aun cuando hayan dicho lo mismo antes que uno de los varones. Leí la semana pasada que incluso en el equipo de trabajo del Presidente Obama, un hombre que se declara feminista, las mujeres tuvieron que ponerse de acuerdo en apoyarse unas a otras cada vez que intervenía una de ellas para poder contrarrestar esta dinámica.

Esta desigualdad es lo que hace que sea tan importante contar con espacios como la Tertulia Feminista Magaly Pineda donde las mujeres se sienten cómodas hablando, analizando la desigualdad que todavía existe entre hombres y mujeres, la desigualdad racial, de clase y muchos otros problemas y también compartiendo temas muy personales por los que las pueden ignorar y hasta ridiculizar en los espacios mixtos. Por eso hemos colaborado también con las tertulias feministas que han surgido en Barahona (Tertulia Feminista del Sur), Bonao (Aquelarre RD) y en Santiago (Tertulia Feminista Petronila Gómez).

Y ojalá que surjan espacios similares donde los varones dulces interesados en desmontar la desigualdad de género y otras formas de desigualdad también conversen sobre estos temas y aprendan unos de otros; una metodología que ya utilizan de manera exitosa iniciativas como el Centro de Intervención Conductual para Hombres. (De hecho, cuando inició la Tertulia estábamos coordinando con un grupo de jóvenes varones que se juntaba con esos fines pero lamentablemente no continuó).

Este tipo de espacios es lo que la filósofa estadounidense Nancy Fraser llama “contra-públicos subalternos” en su crítica al concepto de la esfera pública del filósofo y sociólogo alemán Jürgen Habermas. Es decir, los espacios donde las poblaciones históricamente discriminadas como las mujeres, las comunidades negras e indígenas y muchas otras, pueden reunirse para sentirse reconocidas y valoradas, para generar nuevas ideas y estrategias y llenarse de energía para volver a entrar al debate público o esfera pública analizada por Habermas donde les resulta mucho más difícil participar.

Y mientras más arduo es este camino, más importante es tomarnos un momento para agradecer y para celebrar. Gracias nuevamente a quienes nos dedicaron parte de su noche el viernes pasado para celebrar con la Tertulia, gracias otra vez a Yildalina por iniciar conmigo esta aventura, a mis nuevas compañeras en el equipo de coordinación, al Museo de la Resistencia, a CIPAF y a Libertarias RD por su apoyo entusiasta en la organización de este aniversario, a las otras instituciones y grupos con quienes hemos colaborado, a las docenas de tertuliantes brillantes que hemos tenido y a los cientos de personas que han asistido a las más de 90 tertulias, talleres y cursos gratis que hemos hecho en estos 8 años. De corazón, muchas, pero muchas gracias.

(Y si quieren saber más sobre feminismo o sobre nuestra programación abierta al público, sígannos en Instagram en @tertuliafeministamp o Tertulia Feminista Magaly Pineda en Facebook. Si es una mujer interesada en ir también a nuestras tertulias mensuales mándenos un mensaje directo. Les esperamos).