No cabe duda de que estamos frente a un cambio de época y quizá en este momento de celebraciones de Navidad no se deba hablar de malas noticias como las trae el cambio de época; en todo caso, el capitalismo ha cambiado y, sobre todo, el eje de acumulación se ha trasladado a Asia y, nosotros en América Latina, al parecer, nos quedamos atrapados en las redes que estuvimos: bajo el dominio imperial estadounidense.
Corolario Trump se añade a la Doctrina de Monroe
Ahora se anuncia que nuestro subcontinente pertenece a Estados Unidos y, por mandato de Donald Trump, añade un coronario a la doctrina de Monroe (1823): el Coronario Trump, que pasa de ser, con Monroe contra los europeos, a querer, en la actualidad, ejercer el poder desde adentro en América Latina, una región cuyos recursos naturales "le pertenecen", sostiene el Sr. Donald Trump.
Cambio de época y el cambio de eje de la acumulación de capital
Desde la segunda mitad del siglo XIX, Estados Unidos tuvo el dominio político sobre Nuestra América y ahora que el eje del capitalismo se desplaza a Asia y otras regiones del mundo, quieren asegurarse de que ni los chinos, ni los rusos y mucho menos los iraníes se acerquen por estos lares. Sin embargo, el nuevo desplazamiento del eje del capitalismo (el primer desplazamiento fue del Mediterráneo al norte de Europa, luego se desplazó de Europa continental a las islas británicas con la segunda Revolución Industrial (1760-1840) en el mundo (la primera ocurrió en China a lo largo del río Amarillo unos siglos antes) y desde las islas británicas a Estados Unidos en el último tercio del siglo XIX.
El lugar de América Latina en el mundo durante el cambio de época actual
El eje central del capitalismo estuvo anclado en Estados Unidos hasta principios del siglo XXI, pero desde entonces se ha ido trasladando a Asia. ¿Y qué, para América Latina, dónde quedamos con estos cambios? Por lo visto, hasta ahora, se va produciendo un cambio de época en la cual la multilateralidad parece ser la nueva característica del cambio de época.
Los países latinoamericanos se han ido acomodando a los cambios. México, por ejemplo, que esté acoplado al espacio global de capital de América del Norte, mientras que, en términos comerciales, Chile, Brasil, Perú, Venezuela parecen acoplarse al emergente espacio global chino. Se podría argumentar que México tiene un pie en China y otro en Estados Unidos, dadas sus relaciones comerciales con China, pero su pie en Estados Unidos es mucho más fuerte. Por ejemplo, 155 empresas estadounidenses envían cerca del 82% de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos. Esto quiere decir que Estados Unidos mantendrá el tratado comercial con México y Canadá, pese a las bravuconadas de Donald Trump.
Las limitaciones del imperio estadounidense: el caso de Venezuela
Pese a tener un pie firme en México en materia económica y militar por la cercanía, la posición de Estados Unidos en Nuestra América tiene serias limitaciones si las comparamos con aquellas del siglo XIX. Veamos el caso del bloqueo a Venezuela en la región del Caribe. Estados Unidos ha concentrado un tercio de su flota naval en esta región para bloquear a Venezuela y no la ha podido invadir. Se ha tenido que limitar a destruir pequeñas lanchas de pesqueros y a secuestrar petroleros al estilo de los piratas y filibusteros del Caribe en los siglos XVII y XVIII, épocas que creímos superadas.
Invadir Venezuela es donde la puerca retuerce el rabo.
Se ha violado todo el marco legal internacional que Estados Unidos mismo ayudó a redactar e imponer después de la Segunda Guerra Mundial, pero ahora, con el cambio de época, es decir, cuando se traslada el eje de acumulación capitalista hacia Asia, se queda con grandes limitaciones, incluso en el campo militar. Por ejemplo, digamos que Estados Unidos invadiera Venezuela, lo cual no ha podido hacer. Podría destruir infraestructuras como aeropuertos, plantas petroleras e infraestructura de represas que proporcionan alrededor del 80% de la energía eléctrica del país, pero luego de hacer esto, tendría que mandar tropas. Aquí sería donde la puerca retuerce el rabo porque Venezuela no es República Dominicana, Granada o Panamá, países invadidos por dicho imperio. Es fácil amenazar y pegarle a países pequeños, pero con países de tamaño mediano como Venezuela, la piña se podría poner más agria de lo que se supone por ideólogos que no entienden que el mundo está pasando por un cambio de época.
David se prepara para luchar contra Goliat
En Venezuela, el gobierno se ha estado preparando militarmente para esta eventualidad desde hace más de 20 años y ha organizado una milicia para luchar desde los barrios y las escarpadas montañas del país. En el aspecto económico, Venezuela ahora cuenta con sus relaciones comerciales soterradas con diversos países e incluso tiene el apoyo de los denominados BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica + otros países) que no existían cuando Estados Unidos era la única potencia en el mundo. Ahora tiene que competir con los BRICS y Venezuela parece tener su respaldo.
¿Nuevas oportunidades para Nuestra América en el cambio de época?
Así que la cosa es mucho más compleja que en otros tiempos. De modo que la multilateralidad abre nuevos espacios para América Latina, aunque esta se encuentre en el espacio trasero de Estados Unidos. Aun en aquellos países donde la derecha ha ganado espacios políticos (Argentina, Ecuador, Paraguay, Perú, Chile, El Salvador, República Dominicana, Bolivia y Honduras), se siguen manteniendo relaciones comerciales con China y se sigue tomando dinero prestado. Habrá que seguir observando la realidad de nuestra región para ver en qué medida las inversiones y el comercio con China abren nuevas oportunidades. No debemos olvidar que China es un país capitalista en auge que busca ampliar sus relaciones comerciales y que estas pueden o no pueden crear nuevas oportunidades.
Estados Unidos en el cambio de época
Finalmente, pero no menos importante, no debemos olvidar que el cambio de época también afecta a Estados Unidos, un imperio en decadencia que utiliza su poderío militar para meter miedo. Este poderío militar también tiene sus límites: no olvidemos lo que pasó en Vietnam, Iraq, Afganistán, donde las tropas de Estados Unidos fueron derrotadas después de años de esfuerzos para tomarse esos países.
Por otro lado, la derecha va perdiendo apoyo en Estados Unidos y esto le podría restar posibilidades para actuar en el escenario internacional. Solo un dato más: de las últimas 22 elecciones locales, el partido de Trump ha perdido 21. De manera que mantengamos atentos a las elecciones intermedias que habrá el año entrante.
En resumen, el cambio de época nos afecta a todos y, por ahora, Estados Unidos va perdiendo la delantera a medida que el eje de la acumulación capitalista se traslada a Asia. Esta no es una cuestión coyuntural, sino estructural, y Estados Unidos no parece estar preparado para enfrentar este reto.
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