Miles de residentes de Australia rindieron homenaje a las 15 personas que fueron asesinadas el pasado 14 de diciembre en la playa de Bondi (Sidney), en un ataque dirigido contra la comunidad judía en el día de la celebración del tradicional Janucá.
Los actos, realizados en varios puntos de Australia, alcanzaron su culmen a las 18:47 (hora local) —momento en el que ocurrió el atentado—, con un minuto de silencio que también fue seguido a través de la radio y la televisión del país.
La jornada declarada como día nacional para la "reflexión" por el primer ministro, Anthony Albanese, estuvo custodiada por una fuerte presencia policial, incluidos francotiradores en los tejados y barcos policiales en las aguas.
En el acto conmemorativo central, en la playa de Bondi, la sobreviviente, de 14 años, Chaya Dadon dijo que "nos estamos fortaleciendo como nación. Estamos creciendo. A veces crecer duele. La vida seguirá adelante, así que ¿por qué no aprovecharla al máximo?".
El mayor aplauso fue para Ahmed al Ahmed –representado por su padre en el acto–, quien desarmó a uno de los autores del atentado y se encuentra recuperándose de heridas de bala en un hospital del sur de Sídney.
Leer tambiénMigrante, musulmán y padre: la historia del "héroe" que desarmó a un tirador en Australia
El aclamado 'héroe', que regenta una frutería y es padre de dos hijos, arrebató a uno de los atacantes el rifle con el que disparaba, hazaña por la que ha recibido 2,5 millones de dólares australianos en donaciones voluntarias, según reportan medios locales.
Identificados como presuntos autores del atentado, Sajid y su hijo Naveed, abrieron fuego contra la multitud en la playa de Bondi, una de las más famosas de Australia.
Las autoridades vincularon el ataque a la ideología del Estado Islámico (EI), y su Gobierno considera "endurecer" las leyes de posesión de armas tras lo ocurrido.
Tras los ataques dirigidos a la comunidad judía, emergió la rabia y las críticas fueron dirigidas hacia el Gobierno de Albanese.
Abucheos
La cara oscura de la jornada fue para el primer ministro australiano, Anthony Albanese, que fue abucheado por el público y criticado por, supuestamente, no haber hecho lo suficiente para frenar el aumento del antisemitismo desde el comienzo de la guerra en Gaza.
El gobierno ha afirmado que ha denunciado sistemáticamente el antisemitismo durante los últimos dos años y ha aprobado leyes que penalizan la incitación al odio.
En el plano diplomático, a principios de este año expulsó de Australia al embajador iraní tras acusar a Teherán de dirigir dos ataques incendiarios antisemitas.
Albanese anunció el domingo una revisión de las agencias policiales y de inteligencia del país. Afirmó que investigará si la policía federal y las agencias de inteligencia cuentan con las facultades, las estructuras, los procesos y los mecanismos de intercambio adecuados para garantizar la seguridad de los australianos.
El ataque expuso deficiencias en la evaluación de licencias de armas y en el intercambio de información entre agencias, que los legisladores han dicho que quieren subsanar. Mientras tanto, expertos afirman que las leyes de armas del país, entre las más estrictas del mundo, están plagadas de lagunas legales.
Con Reuters, AP y EFE
Compartir esta nota