Francisco, el primer pontífice latinoamericano de la historia, que cautivó al mundo con su estilo humilde y su preocupación por los pobres, pero que alejó a los conservadores con sus críticas al capitalismo, demostró el poder de jefe de Estado que poseen los papas. Francisco promulgó una nueva constitución del Estado Vaticano y luchó contra la burocracia y corrupción dentro de la institución religiosa más importante del mundo. ¿Hasta dónde puede influir el sucesor de San Pedro?

El 13 de mayo de 2023, el difunto papa Francisco selló su legado como jefe de Estado del Vaticano. El primer pontífice latinoamericano promulgó la nueva “Ley fundamental del Estado de la Ciudad del Vaticano”, como es conocida la constitución del país más pequeño del mundo.

La nueva ley presentó una estructura más clara respecto al poder en el Vaticano, los órganos de gobierno y las funciones que ejercen. Un intento del Francisco gobernante, que buscaba regular un estado que tiene una configuración y finalidad peculiares.

Una reforma que ejemplifica que más allá del liderazgo religioso de la figura papal para alrededor de 1.300 millones de personas, el sucesor de San Pedro es un jefe de Estado que debe manejar una política exterior pero también interna.

Vaticano, un estado para la Iglesia católica

El origen de la ley fundamental de la Ciudad del Vaticano se remonta a los Pactos de Letrán, que fueron firmados en 1929 entre la Santa Sede y el entonces Reino de Italia. Estos acuerdos establecieron la creación de la Ciudad del Vaticano como un estado independiente y pusieron fin a la larga disputa entre la Iglesia católica y  Roma.

Fue entonces cuando nació uno de los estados más pequeños del mundo en cuanto al territorio.

La finalidad del Vaticano es servir de apoyo a la Iglesia católica, de modo que pueda gozar de independencia al desempeñar su misión evangelizadora. Al ser un estado, sujeto de derecho internacional, la Iglesia tiene garantizada su autonomía a través del Vaticano frente a otros estados o interferencias externas.

Quien gobierna el Vaticano cuenta con un poder dual. Por un lado, el papa como jefe de Estado garantiza el cumplimiento de la ley fundamental o constitución. Por otro, el papa también es garante de las enseñanzas del profeta Jesús dentro de la institución eclesiástica a través del derecho canónico.

Un poder religioso que es administrado por una institución llamada “Curia Romana”, organismo central del Vaticano

El poder reformador del pontificado de Francisco en la Ciudad del Vaticano

Francisco supervisó las reformas del banco del Vaticano, plagado de escándalos, y tomó medidas audaces para poner a los burócratas en línea financiera, limitando su compensación y su capacidad de recibir regalos o conceder contratos públicos.

El papa autorizó a la policía vaticana a allanar su propia secretaría de Estado y el organismo de control financiero del Vaticano tras surgir sospechas sobre la inversión de 350 millones de euros de la secretaría en un proyecto inmobiliario londinense. 

Tras un juicio de dos años y medio, el tribunal condenó al otrora poderoso cardenal Angelo Becciu por malversación de fondos y emitió veredictos mixtos contra otros nueve cardenales, absolviendo a uno.

Sin embargo, el juicio se convirtió en un bumerán para la reputación de la Iglesia católica, mostrando deficiencias en el sistema legal del Vaticano, disputas territoriales entre monseñores y las formas en que el papa había intervenido en el caso.

Aunque recibió elogios por intentar cambiar las finanzas del Vaticano, Francisco enfureció a los conservadores estadounidenses por sus críticas a los mercados globales que favorecen a los ricos sobre los pobres.

La justicia económica fue un tema importante para Francisco, quien en su primer encuentro con periodistas dijo que quería una “Iglesia pobre para los pobres”.

Comunicación y diplomacia, las armas del papa

Francisco visitó 66 países durante su pontificado, una presencia mediática en la escena internacional envidiada por cualquier jefe de Estado. 

Viajes que despertaron emociones distintas a las visitas de cualquier presidente o monarca y que se asemejaron más a los de una estrella pop. Por ejemplo, la “Jornadas Mundial de la Juventud” que el papa Francisco realizó en 2013 en la ciudad brasileña de Río de Janeiro

Pero más allá del carisma y los viajes de Francisco, la figura papal siempre ha buscado expresar sus puntos de vista sobre casi todos los temas de la fe y del mundo.

La presencia internacional de los medios de comunicación va de la mano con una amplia reivindicación romana de prestigio: por ejemplo, el nombramiento de obispos se convierte en un medio para imponer una doctrina particular del papa de turno. 

Según vaticanólogos, los obispos no son principalmente líderes de las diócesis, sino representantes del papa, una artimaña que viene desde el Primer Concilio Vaticano, pero que se volvió mucho más severa durante el pontificado de Juan Pablo II.

Los papas contemporáneos al asumir el cargo han hecho visible un cambio en la comunicación simbólica y en el estilo. Una actuación, particularmente durante la era de Francisco, que ha fijado nuevos significados y tiene un impacto externo permanente a través de los medios de comunicación.

El papa gobierna el mayor repositorio de información del mundo

Como todos los países del mundo, las embajadas son una fuente importante de información para el Vaticano. 

Sin embargo, a diferencia de todos los países, la Santa Sede obtiene su información no sólo de sus embajadas, sino también de diócesis, órdenes religiosas e instituciones eclesiásticas católicas repartidas por todo el mundo. 

Cualquier sacerdote, monje, monja o laico puede enviar una carta o informe a una de las oficinas del Vaticano sobre un asunto eclesiástico, político, económico, social, humanitario o moral; la mayoría de las cuales están reunidas en la “Secretaría de Estado”. 

Esto convierte al Vaticano en el mayor depósito de información del mundo, que según los vaticanólogos, supera a las agencias de inteligencia estadounidenses y rusas. Ni siquiera las dictaduras más duras pudieron ocultarle información al Vaticano. 

Cuando no es posible enviar informes por medios diplomáticos o tradicionales, las iglesias locales tienen sus propios métodos para transmitir información al Vaticano.

Esta cantidad de información es uno de los elementos de la fuerza y el poder del papa y de su diplomacia en el mundo, que no se detuvo ni siquiera durante el período en que no tuvo el estatus de Estado tras perder su último principado en 1870 y antes de firmar los Pactos de Letrán con el Estado italiano en 1929.

La influencia y el conocimiento del papa va más allá de los países con población católica. Muchos estados con minorías cristianas también mantienen intercambios diplomáticos con el Vaticano, incluidos bloques regionales como la Liga de los Estados Árabes. 

El estado administrado por el papa es miembro de más de 45 organizaciones internacionales, entre ellas la Organización de Naciones Unidas (ONU), donde tiene estatus de observador.

Con Reuters, AP y medios locales

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