Con el supuesto investigador Ángel Martínez está pasando lo que ocurre con los propietarios de la discute Jet Set, donde hubo una tragedia de por lo menos 236 personas fallecidas y otras 180 lesionadas. Cada día surgen más problemas en un proceso judicial, que tiene tendencia a convertirse en un muy extendido en el tiempo, y se hace cada día más complejo, por la aparición de historias nuevas, víctimas distintas y denuncias y demandas de carácter civil y penal.

La gran ventaja que tienen los propietarios del Jet Set es que existe una jurisdicción en el Distrito Nacional, y allí está todo centralizado. Ya hubo una decisión sobre las medidas de coerción solicitada por el Ministerio Público, pero hay muchos cuestionamientos a la decisión del tribunal de Atención Permanente del Distrito Nacional, y tanto el Ministerio Público como las partes afectadas están recurriendo a impugnar la decisión del tribunal.

Las argumentaciones de las víctimas y del Ministerio Público son diferentes, y cada historia conduce a un drama particular. En el caso del Jet Set la negligencia a la que se aduce, de parte de las víctimas y sus representantes, tiene ramificaciones de todos los colores.

Con Ángel Martínez es otra cosa. Hay casos de víctimas de difamación e injuria en diversos departamentos judiciales, y el imputado debe acudir a cada uno, y ya casi se ha perdido la cuenta de la cantidad de víctimas de este señor. Está en libertad, pero debe comparecer a todos los tribunales que le notifiquen querellas en su contra.

El imputado debe tener más de un abogado para su defensa, por todos los casos que han ido surgiendo, y es probable que aún haya querellas que no se han presentado y que obligarán a Martínez a quedarse residiendo en el país.

Las denuncias de difamación e injuria tienen una forma y hay unos parámetros que pasan, necesariamente, por la conciliación de las partes. Las denuncias de extorsión son más graves y requieren de una estrategia diferente de defensa. No parece que haya un caso con disposición a llegar a acuerdos previos con el señor Martínez, ni se tiene constancia de su solvencia para llegar a acuerdos en materia civil.

Es seguro que las demandas que siguen vigentes y pesan sobre la espalda del supuesto investigador le han obligado a detener su "modelo de negocio", y las ganancias que recibía por las redes sociales han dejado de fluir a sus bolsillos.

Por tanto, cuando llegue el momento en que se presente la última demanda en su contra, habrá agotado todo cuando le habría ingresado en varios años de enriquecimiento y protagonismo desde un espacio escondido en los Estados Unidos, a donde no podrá regresar porque tendrá que pulgar con cárcel sus delitos, y no con fondos.

Lo que sí es seguro que el señor Martínez tratará de buscar venganza, y si logra salir de la República Dominicana, en el momento que lo haga, será para tratar de vengarse del país completo, y estaría dispuesto a renunciar a la nacionalidad dominicana, para despotricar contra todos los que han visto su caso y no le han dado apoyo, porque entienden que sus métodos son los de un truhán y no los de un verdadero profesional de la comunicación.