Hay un hecho: la sostenibilidad debe estar en el centro de las operaciones de las empresas, el sector público y la academia. Además, deben ir más allá para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) y conservar el planeta Tierra para las futuras generaciones.

Aquí, la industria de viajes y turismo juega un rol fundamental. Las personas tienen ganas de viajar, las estadísticas del Ministerio de Turismo (Mitur) y el Banco Central dominicano (BC) lo confirman: 6 millones de visitantes llegaron a Quisqueya en los primeros ocho meses del 2025, por lo que la sostenibilidad debe ser una prioridad para el sector.

En el caso de República Dominicana, se creó la “Hoja de ruta para un sector hotelero bajo en carbono y con uso eficiente de los recursos en República Dominicana”, basada en reducir 25 % las emisiones de gases, un 25 % el uso de energía no renovable y eliminar el plástico de un solo uso.

En 2020, Quisqueya presentó la actualización de su Contribución Nacionalmente Determinada comprometiéndose a priorizar sectores con una inversión estimada de US$ 17,632 millones, de los cuales la adaptación a las ciudades resilientes tiene un monto de US$ 3,113.8 millones, los recursos costeros marinos unos US$ 7.2 millones y el ecosistema, biodiversidad y bosque unos US$ 106.6 millones.

La experiencia de América Central. ¿Es suficiente?

En 2024, los países centroamericanos siguieron consolidándose como un destino que apuesta por el turismo sostenible y comunitario. El Salvador se consolidó como el de mayor cantidad de extranjeros recibidos, con 3.9 millones de visitantes internacionales, de acuerdo con el Ministerio de Turismo salvadoreño, seguido de Guatemala, con 3,037,282 visitantes no residentes, conforme el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat).

Panamá recibió 2,775,405 visitantes, según la Autoridad de Turismo de Panamá, mientras que en Costa Rica, el Instituto Costarricense de Turismo (ICT) registró 2,661,488 turistas vía aérea.

Guatemala también destacó con 3,037,282 visitantes no residentes según el Instituto Guatemalteco de Turismo (Inguat), en tanto que Nicaragua recibió 1,085,500 visitantes de acuerdo con el Banco Central de Nicaragua (BCN). Honduras y Belice cerraron el año con 741,161 y 562,405 turistas extranjeros, según cifras del Instituto Nacional de Migración (INM) y la Oficina de Turismo de Belice (BTB), respectivamente.

Los países de Centroamérica avanzan en estrategias para consolidar el turismo sostenible como motor de desarrollo económico. En Belice, el Plan Nacional de Turismo Sustentable (2012-2030) y el proyecto “Belice sostenible e inclusivo” buscan duplicar las llegadas de turistas para 2030.

Costa Rica refuerza su posición como destino líder en turismo sostenible mediante la Ley 6990 de Incentivos para el Desarrollo Turístico y las regulaciones del Instituto Costarricense de Turismo (ICT), que promueve prácticas con bajo impacto ambiental y conservación de áreas protegidas.

En El Salvador, un préstamo del BID respalda proyectos para tratar aguas residuales, restaurar ecosistemas y certificar ambientalmente playas e infraestructuras resilientes. Guatemala, por su parte, presentó en mayo de 2025 un anteproyecto para reformar su Ley de Fomento Turístico Nacional con el objetivo de incluir el desarrollo sostenible como política pública obligatoria, complementando su Plan Maestro de Turismo Sostenible (2015-2025).

Honduras también impulsa un programa nacional con financiamiento del BID para promover turismo social y ambientalmente responsable, mientras que Nicaragua avanza en turismo comunitario sostenible con apoyo del SITCA y la JICA. Panamá, por su lado, aprobó en 2021 su Plan Maestro de Turismo Sostenible (2020-2025) para diferenciarse con un modelo basado en sostenibilidad e innovación.

Con estas iniciativas, la región busca posicionarse como un bloque líder en turismo sostenible, diversificando sus economías y fortaleciendo el desarrollo local.

Una apuesta por la sostenibilidad

Aunque Centroamérica apuesta cada vez más por un turismo sostenible, los datos del Consejo Mundial de Viajes y Turismo (WTTC) muestran que, a nivel global, el precio y la calidad continúan siendo los factores determinantes en las decisiones de viaje. 

Más de la mitad de los consumidores considera el costo como la variable principal al momento de comprar un viaje, y cerca del 30 % prioriza la calidad, dejando la sostenibilidad relegada a un tercer plano: apenas entre el 7 % y el 11 % de los viajeros la coloca como prioridad, incluso en los segmentos con mayor conciencia ambiental.

Para Julia Simpson, directora ejecutiva del WTTC, esta realidad no significa desinterés. “A los viajeros les importa la sostenibilidad, pero al comprar viajes, el precio y la calidad son clave. Los clientes esperan que las empresas creen opciones sostenibles y asequibles".

Destacó que muchas empresas turísticas ya están impulsando cambios significativos, desde la regeneración de arrecifes de coral hasta la reducción del desperdicio de alimentos, construyendo marcas con valores sólidos que conectan con un público cada vez más exigente.

Este escenario coincide con los compromisos internacionales de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, que incluye al turismo como motor para el crecimiento económico, la inclusión social, la eficiencia en el uso de recursos y la reducción de la pobreza

Karla Alcántara

Periodista. Abanderada por los viajes, postres y animales. Ha escrito sobre economía, turismo y cine. Ha cursado diplomados sobre periodismo económico impartido por el Banco Central, periodismo de investigación por el Instituto Tecnológico de Santo Domingo, finanzas por el Ministerio de Hacienda y turismo gastronómico por la Organización Internacional Italo-Dominicano.

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