En 1977 Antonio López hizo una serie de ilustraciones de retratos de diseñadores estadounidenses que incluían a Oscar de la Renta. En la imagen, la cara completamente sonriente de Oscar está enmarcada por mechones de cabello a los lados y con corbata y una chaqueta de traje. Creando una especie de aura alrededor de la cabeza de Oscar hay dos líneas que se extienden por encima de su cabeza y se cruzan en la parte superior; juntas forman una especie de halo alrededor de la feliz cara del diseñador. La línea más larga termina en una flecha, una cuerda a la que Antonio volvería con frecuencia, haciendo referencia a su admiración por el grafiti y la cultura del arte callejero en general.

El retrato sirve como una icónica señal de la relación entre estos dos hombres, ambos de origen caribeño, ambos trabajando para crear un sentido de sí mismo en una cultura homofóbica y heteronormativa y en un mundo que aprecia la «virilidad» o el machismo. Como diseñadores, trajeron consigo una poderosa conexión con su herencia de las islas dominada por intereses colonialistas y profundamente marcadas por iniquidades de poder. El propio trabajo inicial de Oscar como ilustrador completa el círculo aquí, conmemorado en el potente retrato de Antonio.

La exposición Ser Oscar de la Renta se mantiene en las páginas de Internet del Centro León. Acento reproduce este ensayo con autorización del Centro León.

Al igual que Antonio, Oscar de la Renta trabajó también como un ilustrador de moda poco después de abandonar sus estudios en la Academia San Fernando en Madrid. Sus primeras ilustraciones las hizo para Cristóbal Balenciaga en los años de 1950. Al examinarlos, una siente la tentación de buscar afinidades entre el trabajo de estos dos hombres. Mientras el trabajo de Antonio siempre luce travieso, caótico y, a veces, irreverente, las ilustraciones de Oscar son tranquilas y formales.

Al buscar evidencias de una suerte de lo «caribeño» compartido por ambos hombres, se puede explorar una variedad de elecciones personales y estéticas que ambos diseñadores hicieron que revelan esta sensibilidad. Ambos estaban estrechamente atados a sus lugares de nacimiento, la República Dominicana y Puerto Rico. Ambos viajaban frecuentemente a sus islas, por trabajo, por recreo y para inspiración. Antonio y su socio de negocios, Juan Ramos, hacían viajes a Puerto Rico por su trabajo, incluyendo una comisionada por la revista Interview de Andy Warhol. Antonio y Juan también pasaron tiempo en la República Dominicana, siendo invitados a enseñar talleres sobre ilustración de modas en la Escuela de Diseño de Altos de Chavón, escuela afiliada de la Escuela de Diseño Parsons, convirtiéndose en una importante influencia para toda una generación de artistas formados allí. Cuando Oscar de la Renta hablaba de su amor por su nación isleña, subrayaba como el estar allí le hacía sentir más cerca de la naturaleza.[1] Él también dejó su marca en la cultura de la isla de muchas importantes maneras. La inspiración del trópico es profunda en el trabajo de ambos artistas.

Una de las primeras creaciones de moda de Oscar fue comisionada en 1956 por Francesca Lodge para su hija Beatrice Lodge. Este vestido, con una falda hecha con dos gigantescas capas de volantes blancos, fue sin duda inspirado en las prendas folclóricas típicas de uso en la República Dominicana y visibles en trajes similares de muchas otras tierras del Caribe, incluyendo Haití, Cuba y Puerto Rico. La abuela misma de Oscar usaba faldas con volantes fuertemente almidonadas, inspirando su estilo personal, que siempre incluyó camisas blancas almidonadas, un recuerdo que él mencionó a la periodista Sarah Mower.[2]En su vida personal, Oscar siempre parecía preferir algunas de las comodidades de su hogar en la isla. Entre el personal regular en su apartamento de Manhattan estaban su cocinero y dos criadas de la República Dominicana.[3]

A ambos hombres les encantaba bailar y la vida nocturna. A principios de los años de 1960 cuando se mudó a París, Oscar visitaba frecuentemente la discoteca Regine. A principios de los años de 1970, Antonio y Juan Ramos, su socio de negocios, pasaron muchas noches bailando en el Club Sept. Ambos Oscar y Antonio continuaron siendo grandes amantes del baile durante toda su vida, ambos visitaban el Studio 54 en Nueva York, entre otros clubes nocturnos. Muchos escritores han mencionado el amor de Oscar por el merengue, que con frecuencia bailaba al final de sus cenas en Punta Cana.[4]Este amor por el movimiento y la música no eran solo importantes para Antonio, era una práctica central de su trabajo. Entre los invitados frecuentes a su estudio había algunos DJ que a menudo tocaban mientras Antonio trabajaba.

A finales de los años de 1970, ya Oscar de la Renta era un gran admirador y soporte de las ilustraciones y el talento de Antonio. Como presidente del Premio Coty de la American Fashion Critics Award, Oscar le pidió a Antonio hacer ilustraciones de las modas de todos los ganadores del premio de 1979. Antonio señaló: «En cada uno de estos dibujos traté de reflejar tanto el ánimo y el espíritu del diseñador como la ropa, relacionando cada dibujo con su propio período histórico.»[5] En lugar de fotografías de la ropa de cada diseñador, Antonio contribuyó con un dibujo. Con su generosidad como presidente de los premios Coty, Oscar le permitió a una nueva y creciente audiencia de la moda ver las posibilidades representadas en los dibujos de Antonio.

Oscar de la Renta solía enviar a Antonio muestras de telas durante las primeras pasantías de diseño, que López usaba como inspiración para los dibujos preliminares. Le enviaba los dibujos preliminares al diseñador para comentarios adicionales y el trabajo continuó desarrollándose a través de conversaciones en un esfuerzo de colaboración. Esta fácil relación de trabajo parecía ser beneficiosa para ambos. Antonio sentía la libertad de crear abiertamente basado en la inspiración tomada de las telas y las conversaciones, y Oscar le concedía a Antonio el espacio en el cual experimentar tanto en la forma como en la narrativa. Además, el amor de Oscar por el arte y por la pintura seguro influyeron en su comprensión de cómo Antonio trabajaba como artista y esto ayudó a ambos hombres a trabajar con una gran afinidad. La imagen que Antonio creó para la publicidad de un perfume es un ejemplo excelente de este proceso de trabajo fluido con resultados formidables.

En 1977 Oscar debutó con su perfume «Oscar» para mujer. En 1981, lanzó «Pour Lui», todavía hoy uno de los más populares perfumes de hombre. «Pour Lui» continúa atado a la era de los años de 1970 y principios de 1980 de los «grandes perfumes» según expertos en el campo de la perfumería.[6] En las ilustraciones de Antonio para los perfumes de Oscar de la Renta, modelos en trajes de baile aparecen sobre las cajas de «Pour Lui», que aparecen a la izquierda. A la derecha, una botella de su perfume «Oscar» para mujeres está colocada sobre un pedestal, con una mujer, también vestida con un traje largo, arrodillada delante del perfume. La sensibilidad barroca de la escena y el drama de los colores, movimiento y trajes, le dan un sentido de drama a estos perfumes, que Oscar veía como una extensión no solo de su marca, sino de su identidad.

Entre las ilustraciones más llamativas que Antonio López creó para Oscar de la Renta se encuentra una serie de vestidos con volantes de 1985, publicada en Vogue USA. Hay muchos aspectos de estos vestidos y la forma en que Antonio los ha ilustrado que recuerdan el Caribe. Los tocados femeninos imitan las siluetas de palmeras. Estos son un invento artístico de Antonio y no forman parte del diseño original de Oscar.[7] Su presencia subraya el hecho de que Oscar apreciaba los instintos de moda de Antonio y que las imágenes fueron el resultado de una profunda comprensión de la belleza que ambos compartieron. Las faldas con volantes recuerdan una vez más los trajes típicos regionales del Caribe.

Pero el elemento más inesperado de todos podría ser el más genuinamente arraigado en la cultura visual caribeña. Un grupo de tres gallos se pasea debajo de las modelos, entrelazado entre sus coloridos zapatos engalanados con cintas. Sus colas, largas y plumosas, reflejan el drama y el movimiento de las coloridas faldas sobre ellos. Como un símbolo artístico y nacional, el gallo aparece en numerosos trabajos de pinturas caribeñas modernistas. No solo haciendo alusión al poder y el orgullo que representa un gallo, sino también a una especie de autenticidad cultural y nacional. Aquí, se puede decir que el gallo funciona como un «chiste» para los que saben; sin duda, era significativo para ambos hombres provenientes del Caribe.

En términos de afinidad artística, nos parece claro que el movimiento, la música y el color importantes para ambos hombres, está evidente en las ilustraciones de Antonio e igualmente en la ropa de Oscar. Faldas voluminosas, recargadas de volantes, movimientos profundos del cuerpo, estos fueron los distintivos del estilo de trabajo de ambos hombres durante la década de los ochenta. Oscar recuerda su consternación cuando Halston dijo «nunca hago nada más que volantes».[8]Fiel a su recuerdo de los volantes almidonados de su abuela, esta estética continuó siendo un pilar de su trabajo a lo largo de la década y más allá. Del mismo modo, las ilustraciones de Antonio trabajan para resumir e iluminar los efectos de las faldas anchas y ondulantes, los volantes prominentes y los coloridos abalorios.

Tanto Oscar como Antonio estuvieron involucrados en la vida cultural de La Romana en la República Dominicana. En 1971, Oscar compró una villa en Casa de Campo en La Romana, un resort que él diseñó junto al arquitecto estadounidense William Cox. Más tarde, en 1991, se mudó a Punta Cana, diseñando un segundo hogar y jardín allí. Su influencia ayudó a asegurar que muchas personalidades internacionales compraran villas en Casa de Campo. Su amor por la isla y su gente resultó en un importante proyecto filantrópico en la aldea de Bayahíbe, incluyendo la ampliación del orfelinato y la construcción de su escuela para los niños. Trabajando con su amigo Álvaro Carta, presidente de Gulf & Western, Oscar encontró medios importantes de cómo dar ayuda a la gente del pueblo y recordaba con gran admiración su extraordinaria sensibilidad estética al seleccionar los colores para pintar sus hogares, todos fuertes, pero al mismo tiempo elegantes.[9] Él esperaba dar apoyo a una pequeña industria de fabricación artística en la isla.

Hacia el final de la vida de Antonio, Oscar se convirtió en un amigo crucial, encargando ilustraciones después de que a Antonio le diagnosticaron una enfermedad relacionada con el SIDA. Buscando recursos para técnicas experimentales para lidiar con su aflicción, buscó la ayuda de Oscar, quien le dio trabajo a Antonio y a Juan, incluso cuando no estaba claro que Antonio sería capaz de terminarlo, dada su condición. Este profundo respeto y amistad entre los dos hombres, sus años de trabajar juntos, se evidencia en su mutua apreciación de la feminidad, la belleza, el movimiento y la narrativa mostrados en el color, la forma y las telas.


[1] Oscar de la Renta: The Lifestyle of the Man Who Dressed the First Ladies, documento de dominio público; YouTube, visto el 19 de mayo de 2019 [https://www.youtube.com/watch?v=qyKIRKZ-IvQ&t=235s&list=LL4m6iW1ZLV-Sf0LINaRLR0g&index=12]

[2] Sarah Mower, “The Making of an Icon: Sarah Mower on Oscar de la Renta’s Early Years,” Vogue, 21 de octubre de 2014 [https://www.vogue.com/article/sarah-mower-remembers-oscar-de-la-renta-early-years] Mower escribió también un libro sobre Oscar: The Style, Inspiration and Life of Oscar de la Renta, publicado por primera vez en el 2002.

[3] Francesca Stanfill, “Living Well is Still the Best Revenge,” Revista del The New York Times, 21 de diciembre de 1980, p. 26 [http://francescastanfill.squarespace.com/oscar-delarenta]

[4] Mower, “The Making of an Icon”

[5] Coty American Fashion Critics Awards Winners portafolio de Antonio Lopez, Coty, 1979 [https://www.klinebooks.com/pages/books/36258/antonio-lopez/antonios-view-of-the-1979-coty-american-fashion-critics-award-winners-and-nominees]

[6] “Boogie Nights: Oscar de la Renta Pour Lui,” Lanier Scents Memory, July 31, 2012 [https://sentsmemory.wordpress.com/tag/studio-54/] y también shamu1, “Oscar de la Renta Pour Lui,” Pour Monsieur blogspot; 12 de septiembre de 2011 [http://pourmonsieurblog.blogspot.com/2011/09/oscar-de-la-renta-pour-lui.html] También, “Marketing New Fragrances: It’s a Long Road to Success,” The New York Times, 9 de agosto de 1986 [https://www.nytimes.com/1986/08/09/style/marketing-new-fragrances-it-s-a-long-road-to-success.html]

[7] Conversaciones del autor con Jack Alexander, anterior diseñador asistente de Oscar de la Renta, 13 de mayo de 2019.

[8] Stanfill, p. 69

[9] Ibid, video documental de dominio público; YouTube; https://www.youtube.com/watch?v=qyKIRKZ-IvQ&t=235s&list=LL4m6iW1

 

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