¿Qué se puede decir a un dominicano acerca del juego de dominó que no sea ya de su conocimiento? El título de este escrito anuncia que este artículo versará sobre una de las actividades preferidas de los dominicanos, tanto en los campos como en las ciudades, es el juego de dómino o dominó. Para introducir algo nuevo, se examinará el pretendido origen del juego, así como el porqué del nombre y otros informaciones referentes al susodicho pasatiempo.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española asienta las dos maneras mencionadas más arriba de expresar el nombre del juego compuesto de 28 fichas. Se acepta que esa corporación favorece la escritura con la tilde, dominó, pues es la que viene destacada en el diccionario oficial de la lengua, aunque también añade que se conoce con la enunciación y escritura dómino.
En el primer párrafo de este escrito se escribió “pretendido” origen porque no hay consenso en cuanto a este punto. Sí hay acuerdo con respecto a la sílaba que lleva la tilde en el nombre, es la forma aguda dominó que proviene del francés. Ahora bien, cabe aquí la pregunta, ¿cómo es que se denomina un juego con el nombre del Señor domino (Dios)? Ahí comienza la hipótesis sobre el origen del nombre.
En el Diccionario crítico etimológico castellano e hispánico (1980-II-531) se lee la explicación de Rufino José Cuervo para domino o dominó. Proviene “de dominare, derivado de dominus, dominante, dominación, dominador, dominatriz, dominativo; dómino, o más comúnmente dominó, de donde ´yo gano´, primera persona del presente de dicho verbo latino, en el segundo caso pronunciado a la francesa…”
La historia para el nombre del juego es esta. Viene del francés domino, abreviación de la expresión latina benedicamus domino, que significa “bendigamos al Señor” relacionada a una túnica con capucha que los padres usaban en invierno. De ahí pasó a designar una túnica con capucha y mangas usada como disfraz durante el carnaval. De ahí fue extendido al juego. A origem curiosa das palavras (2003:96).
Oscar Bloch entiende que el paso de una capucha negra de invierno a la de un disfraz de carnaval puede aceptarse, pero el otro paso es más difícil de aceptar; de allí al juego es otro asunto. Es decir, pasar del disfraz a las fichas del juego, las dos de color negro, aun cuando hayan transcurrido unos 200 años entre una acepción y la otra es más complicado. Por eso se inclina este especialista por el uso de la fórmula latina de benedicamus domine a simplificarlo a domino. Aunque no asegura tampoco que esta sea la explicación para el nombre del juego. Dictionnaire étymologique de la langue française (1950:193).
Algunos autores entienden que el juego fue inventado por los padres que vivían en recogimiento en claustros. Allí, cuando terminaba una partida el padre que conseguía colocar todas las piezas, al vencer decía, benedicamus domino. Esta locución pasó a denominar el juego. La acentuación aguda, dominó, proviene de la forma de leer el latín al estilo francés. A origem curiosa das palavras (2003:96).
La palabra domino aparece documentada en lengua francesa en el año 1771. En inglés la acogieron para el juego ya en el año 1801. Por lo que puede leerse en la evolución del juego, las fichas eran de color negro con las pintas blancas. En la lengua italiana el juego fue tomado del francés ya en el año 1830. Chambers Dictionary of Etymology (2015:295).
El asunto de que el nombre del entretenimiento haya salido de una fuente u otra es algo que tiene sin cuidado a los dominicanos. De todos modos, el juego es el favorito para jugarlo a las claras. Eso de que se juegue en público no impide que algunas personas apuesten dinero. A pesar de que es un juego, requiere de la atención de los jugadores para no incurrir en errores y más aún para ganar.
En el español dominicano los jugadores mantienen reglas que difieren según las costumbres. Los jugadores dominicanos de dominó casi siempre se acomodan para jugar con doble seis y llevar las cuentas hasta un ciento. Cuando juegan cuatro personas, cada jugador toma siete fichas. En esa modalidad solo se cuentan las fichas de los perdedores. Hay otras personas que complican el juego al llevar más allá de cien la cuenta final y varias jugadas tienen valores diferentes.
En el juego de dominó los jugadores se observan atentamente para asegurarse de que los oponentes no se hagan señas, especialmente cuando se juega en equipo de dos contra dos. En ese caso los miembros del mismo equipo se sientan uno frente al otro y se denominan “frente”, pues se sientan en posiciones opuestas. Los puntos se llaman “tantos”. Con respecto a los terceros que se acercan a los jugadores existe una regla no escrita que a veces hay que recordarles a algunos espectadores, “los mirones son de cera”. Con esa frase se deja claramente establecido que no pueden opinar. Cuando se apuesta dinero los jugadores no quieren que se acerque persona alguna para evitar que algunas señas pasen inadvertidas.
Con respecto a los jugadores ellos mismos, entre ellos dicen que el dominó lo inventó un mudo. No hay lugar a comentar con respecto a las jugadas, sean estas buenas o malas. El jugador que coloca la primera ficha es “mano” en esa partida. Es el que inicia la partida. Si logra dar un paso (lograr que no coloque ficha alguna), al jugador oponente que le queda a su derecha, su frente se convierte en “manito”.
Cuando queda una ficha sobre la mesa a la que solo corresponde una de la misma pinta, se dice que es “cabeza” y, la persona que la colocó a sabiendas y se guardó la última ficha de esa pinta, se dice que está “encabezado”. Si solo queda una ficha que cierra el juego y es “cabeza de dos extremos”, se dice que es “capicúa”. La última palabra es compuesta de cabeza y cola, proviene del catalán. Este “tener dos cabezas” pasó al juego de dominó de los haitianos; allí dicen dekabes para ganar por dos vías a un tiempo. Haitian- English Dictionary (2000:147).
Se dice que un jugador “pasa” cuando no lleva entre las fichas que tiene, una para colocar en ese momento sobre el tablero o mesa. De allí que exista la locución verbal “pasar con ficha” para expresar “fingir ser bobo o tonto”. Diccionario fraseológico (2016:203). “Ser una ficha conocida” no es necesariamente un halago en el habla dominicana.
En el caso en que un jugador cierra el juego de propósito para contar los tantos, se dice que lo “tranca” que vale para decir que lo cierra. Este trancar equivale a “hacer una jugada que impide continuar jugando”. Este “trancar el juego” ha pasado a significar “dificultar una situación, de forma que no se le encuentra una solución posible”. Diccionario fraseológico del español dominicano (2016:494). Esto así porque en el juego de dominó es “colocar las fichas de modo que no se pueda continuar por no haber más jugadas posibles”. Imagine quien no juega dominó, “barajar las fichas” es mezclarlas antes de repartirlas, aun no sean barajas, sino fichas.
Este “mover sus fichas” denota en el habla habitual de los dominicanos, especialmente en política, donde con esa locución verbal se transmite la idea de “colocar en diferentes posiciones de trabajo a personas que representan mejor potencial para activar el gobierno o a la organización”. Diccionario fraseológico (2016:203).
Como puede notarse con la descripción y uso de la jerga del dominó en varias actividades de la vida diaria, son muchas las voces que adquieren connotación especial en este juego en el habla de los dominicanos. Este paso de una actividad a otra es prueba de la vigencia e importancia del juego. Algunas de estas expresiones propias del juego han pasado a otros ámbitos de actividades en el habla habitual y es prueba que demuestra el predominio del dominó en el ambiente dominicano. Particularmente pienso que el juego de dominó ha adquirido gran popularidad porque no necesita de inversión cuantiosa para practicarlo.
No se puede despedir este tema sin mencionar aquí algo que se hace durante el juego, y que forma parte del disfrute. En muchas ocasiones se convierte en parte esencial del juego de dominó, tomarse unos tragos de bebidas alcohólicas y comer algo sustancioso para “hacer zapata” a la bebida así ingerida. Esto contribuye a alegrar el momento.
Roberto Guzmán en Acento.com.do
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