Arranca marzo, mes del teatro, y este año 2025 nos proponemos la tarea de recordar el teatro más allá de la representación. Como disciplina artística eminentemente efímera, el teatro nace y muere allí mismo, en el lugar del acontecimiento, por lo que está irremisiblemente perdido. Pero queremos encontrarnos, no perdernos, queremos recordar y no olvidar, pues dicen por ahí que recordar es vivir.
Ya sea en forma material, inmaterial o combinada, la memoria, como parte del patrimonio cultural, nos da identidad. Es fundamental para la existencia humana, ya que forma parte de lo que somos como individuos y como colectivo social, perderla significaría borrar una parte de su existencia.
Sin embargo, el teatro, como acontecimiento de la cultura viviente, no puede ser atrapado o encapsulado en un soporte material o digital, pues es un arte in vivo y no in vitro. Entonces, ¿cómo podemos hacer transmisión y registro de algo, como el teatro, que es «incapturable»? Respuesta: registrando esas memorias. ¿Cómo? De distintas maneras, una de ellas es la imagen, la fotografía.
Una foto está cargada de información, datos e historias, así que, antes de que perdamos la memoria, durante los próximos días propongo un viaje a nuestra historia teatral. ¡Vamos!, descarguemos y recordemos esas informaciones. Revolvamos cajas, saquemos esos álbumes polvorientos y rebusquemos en los diskettes y CD´s viejos. Manden esas fotos vergonzosas por el Facebook. Reenvíen por WhatsApp esas “vigas”, suban, comenten, etiqueten y compartamos estas memorias teatrales dominicanas.
Iniciamos este viaje visual fotográfico de memorias con una de las parejas más famosas del teatro dominicano, Manuel Chapuseaux y Nives Santana, en la obra más conocida y presentada por el Teatro Gayumba, “Don Quijote y Sancho Panza”. Retratados en 1983 y 2015 por el gran fotógrafo Mariano Hernández. ¿Qué les parece esta foto? Digan, comenten.
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