"Ser justo lo primero, si queréis ser felices. Ese es el primer deber del hombre". Juan Pablo Duarte

Si el levantamiento militar y popular de abril del 65 es el acontecimiento más grande y extraordinario de nuestra historia republicana, no podemos dejar de reconocer que el mismo se hizo por el retorno del gobierno democrático del 63. Esa lucha heroica no fue simplemente por un hombre, sino por los valores de libertad y democracia consagrado en  la carta constitucional, adoptada y  puesta en ejecución. Pero el hombre que encarnó ese proyecto fue el presidente Juan Bosch y el PRD  de esa época. Las  actuaciones durante su mandato estuvieron apegadas a los cánones  del derecho y la justicia social. En ese gobierno no se aplicó  el clientelismo ni el prebendalismo. No reconocerlo es sumarse a la arremetida infame de la corruptela  golpista.

Con razón el coronel Fernández Domínguez escribió:

". . . he comprobado que el Señor Presidente es un gran hombre". . . "También siento gran satisfacción porque aunque no luchamos precisamente por un hombre y un partido" , . . . "veo que los dominicanos no se equivocaron cuando lo eligieron.

Pero, mi estimado amigo,  el Sociólogo César Pérez, evalúa el gobierno de Bosch, desde una injusta posición, tratando equivocadamente, de comparar lo que a todas luces, es incomparable.

En un artículo publicado en  el periódico Acento de fecha   18-06-25, bajo el título "Cuando el partido  deja de ser partido, hace  un correcto análisis de  las actuaciones de los partidos políticos corruptos y  clientelistas, señalando que:

"Una de las expresiones de la crisis de los partidos es la propensión de la generalidad de sus dirigentes, una vez en el poder, a asumir altos cargos en el gobierno, desdeñar o abandonar sus labores partidarias y a sus bases, al tiempo de muchos de ellos sucumbir ante el virus de la cultura de la corrupción para enriquecerse como individuo o para financiar su colectividad política".

Correcto análisis en base a una realidad  vista  y vivida por el  pueblo dominicano. Esa realidad es   conocida desde el establecimiento de nuestra vida republicana. Hemos padecido una "arritmia histórica" que ha impedido por factores internos y externos, la construcción de un régimen de democracia real y verdadera. El gran intento para conseguirlo, ocurrió durante el gobierno del presidente Juan Bosch con la Constitución del 63.

César, profundiza  su atinada crítica a los partidos y a sus líderes, con estos argumentos:

1- Cambian  su papel  de "… aglutinador de voluntades para la acción y el cambio"  convirtiéndose "en agencia de empleos".

2- Compradores de "lealtades/voluntades para un proyecto que desde ese momento deja de ser de transformación para convertirse en un mero proyecto de poder".

Estábamos atentos y satisfechos de ese análisis, hasta que  llegamos al siguiente párrafo:

"En nuestro país, uno de los ejemplos más salientes de ese aserto fue el efímero gobierno de Juan Bosch, recordemos que una vez este asumió el poder procedió a “congelar” el partido y no solo eso, intentó “congelar” las organizaciones gremiales y sindicales cercana al partido".

¿Es correcta esta afirmación?

Ni correcta, ni justa, ni acertada.

Pero vamos a tomar solamente el supuesto "congelamiento del partido" y  también  el supuesto "intento de congelar las organizaciones gremiales y sindicales cercana" al PRD.

El presidente siempre estuvo consciente de la debilidad del partido como estructura orgánica.  Un partido para ganar unas elecciones en un país que  duró 30 años de oscurantismo. Su propósito fundamental era hacer un buen gobierno. El partido no se congeló. Todas sus estructuras siguieron funcionando. Bosch ordenó que los locales se dedicaran a labores de enseñanza y alfabetización.

En cuanto al "intento" de congelar los gremios. No sucedió. Todo lo contrario. Por primera vez se fortalecieron  y unificaron dos centrales importantes, la combativa: FOUPSA-CESITRADO, bajo la dirección mayoritaria de dirigentes sindicales del PRD. Todos los sindicatos de la época jugaron un papel importante en la lucha contra el Triunvirato y esta es la demostración más fehaciente  en negación de  los  llamados congelamientos.  Es posible que  Pérez se haya confundido por las acciones de FENEPIA y FENAMA, dos entidades utilizadas por los cívicos para desestabilizar al gobierno constitucional. El presidente enfrentó el sabotaje montado a través de ellas. No ordenó su destrucción ni  la  reprimió.

Lo extraño del análisis de mi apreciado amigo César Pérez, es que en su comparación y conclusión, pasó por alto a los gobiernos del trujillismo y del balaguerismo, del Consejo de Estado y del Triunvirato; los del PRD y todos los demás, para caer  contra el gobierno de Juan Bosch, como el ejemplo más demostrativo de  su "aserto".

El gobierno  de Bosch está registrado en la conciencia del pueblo, como símbolo del mejor y más honesto gobierno.

Ni  por asomo, al mencionar "el efímero gobierno" de Juan Bosch, se acordó, para los fines comparativos, de uno más efímero: el de los 43 días de Jacobo Majluta. Tampoco el de las Manos Limpias.

Entre asertos y desaciertos nos vamos a tomar el acierto, de  don Juan Sánchez Cabral, en su discurso del 6 de noviembre del 1963, frente a los golpistas:

"Pero el Profesor Juan Bosch deja en su breve paso por el capitolio una huella inolvidable. Su corta gestión gubernativa será por mucho tiempo recordada como una permanente lección de civismo y democracia. Nadie, ni aun sus más encarnizados enemigos, pueden negarle estas dos virtudes supremas: sentimientos de repúblico y absoluto respeto a las libertades fundamentales del pueblo que lo llevándolo al solio de nuevo dignificado".

"Para pasar a la historia como un gobernante digno de admiración y de respeto, le bastaría tener derecho a repetir la frase del gran ateniense que dio su nombre a un siglo: “por mi causa no derramó ni vistió luto ningún hogar dominicano”.

"Algunas de sus sentencias quedarán acuñadas en bronce para que las pronuncie con admiración la juventud en la continuidad solidaria de las generaciones: “No me pondré de rodillas ni ante Washington ni ante Moscú. “ Pase lo que pase, no permitan que la tierra dominicana vaya a manos extranjeras”. “Dominicanos: Mientras nosotros gobernemos en este país no perecerá la libertad”.

(Discurso de Eduardo Sánchez Cabral, el 11 de noviembre de 1963. Citado por Reynaldo R. Espinal. Periódico Acento. 18-11-21)