Las creencias, las leyendas, las tradiciones, los rituales, las ceremonias, los cuentos, la música, las canciones, las danzas y los bailes, entre otras expresiones, definen la manera de pensar y de ser, el comportamiento individual y colectivo, la psicología de cada pueblo.  En Dominicana, esto ha sido un largo camino de diversos investigadores, destacándose algunos con planteamientos genéricos, rígidos, radicales, como los de Américo Lugo, José Ramón López y Pedro Francisco Bonó.

Hace 75 años, en 1950, el maestro Enrique Patín Veloz, filósofo, planteó sus observaciones acerca de nuestra psicología popular en una época de las nacientes ciencias sociales en el país, teniendo como antecedente los informes que realizaron los inspectores de educación sobre las creencias y manera de ser de las y los dominicanos a petición en 1922 de los interventores norteamericanos durante su violación a la soberanía nacional en la ocupación de 1916-24, buscando conocer mejor a las y a los dominicanos para la racionalización de la dominación, informes recogidos posteriormente y publicados por el investigador Emilio Rodríguez Demorizi.

Pero, además, Patín Veloz tenía como referencia temática los planteamientos de Ortega y Gasset en “La rebelión de las masas” y de Gustavo Lebón sobre la psicología de las multitudes, donde señalaba que los conglomerados humanos tenían alma.  En ese sentido, Patín Veloz llegó a la conclusión de que “el alma dominicana crea en nosotros un modo de pensamiento que va teniendo, al andar del tiempo, rasgos propios que determinan una prejuiciosa modalidad de pensamiento que puede llamarse dominicana”.

El alma dominicana ha sido moldeada por complejos históricos que aún influyen en nuestra forma de pensar y actuar

Para el maestro Patín Veloz, esto generaba diversos complejos, los cuales son “un conjunto de pensamientos prejuiciosos que siguen una orientación determinada y están dotados de cualidades comunes entre sí.  Para la comprensión y la definición de la psicología popular dominicana, hemos de tener en cuenta la tipología de los complejos de la y del dominicano, entre los cuales tenemos:

· Complejo de extranjero.

· Complejo colonial.

· Complejo haitiano.

· Complejo regional.

· Complejo de Concho Primo.

· Complejo Yanqui y

· Complejo contemporáneo.

El Platanú de Cotuí se alza como símbolo de orgullo regional, rodeado por la mirada curiosa de quienes reconocen en él una expresión viva de la identidad dominicana. (Fuente externa).

En sus planteamientos, define estos complejos de la siguiente manera:

· EL COMPLEJO EXTRANJERO, “consiste en el grupo de prejuicios que inclina a los dominicanos a considerar superior a todo extranjero, por el solo hecho de serlo.  Para ellos, cada cosa extranjera, por su origen, está dotada de superioridad, de sublimidades inimaginables.  Esto los lleva a considerar sus asuntos nativos como terráqueos, lo cual impide un orgullo nacional”.

· EL COMPLEJO HAITIANO, “es el conjunto de pensamientos prejuiciosos que nos inclina a sentirnos amenazados por Haití o a considerar como despreciables, perjudiciales o inferiores las cosas haitianas”.

· EL COMPLEJO REGIONAL, “es el conjunto de pensamientos prejuiciosos que impulsa a nuestros regionales o provincianos a considerarse superiores a los de otras regiones, así como a creer que sus respectivas comarcas y todo cuanto ellas encierran es lo más importante que tiene la nación”.

· EL COMPLEJO DE CONCHO PRIMO, “es el conjunto de pensamientos prejuiciosos originados por el estilo de vida de nuestros antepasados, durante el periodo revolucionario de nuestra historia”.

· EL COMPLEJO YANQUI, “es el grupo de pensamiento prejuicioso originado por la adopción de ideas y costumbres típicamente yanqui por considerarlas originales y superiores a las nuestras. La ocupación norteamericana fue la ruina del alma dominicana del siglo XIX.  Con ella vino la civilización materialista, el desarme general, el pacifismo, el industrialismo, el utilitarismo, el pragmatismo y la utilización profesional de la mujer”.

EL COMPLEJO CONTEMPORÁNEO es “el conjunto de pensamientos prejuiciosos que nos inclina a identificarnos con la crisis cultural europea, provocada por las dos guerras mundiales”.

La cruz como protección en el contexto de la Cachúa se asocia al Complejo Concho Primo, según la clasificación de Patín Veloz. Este complejo recoge los pensamientos prejuiciosos originados por el estilo de vida de los antepasados durante los periodos revolucionarios de la historia dominicana. (Fuente externa).

Para el maestro Patín Veloz, estos complejos pueden ser superables, a partir de un proceso de inserción y de transformación, de progreso y modernización, pero manteniendo nuestras esencias y nuestra identidad.

Por eso, “una de las cosas que más nos falta es tener clara noción de lo que somos como pueblo”.   Para ser nosotros, afirma Patín Veloz: “Necesitamos crear una dominicanidad vigorosa para, en función de ella, proyectarnos sobre lo universal sin desintegrarnos, adquiriendo conciencia de nuestro valor y de nuestra originalidad”.

La superación de prejuicios requiere conciencia cultural y una dominicanidad vigorosa que se proyecte sin perder su esencia

Después del maestro Patín Veloz, otros investigadores han aportado en la definición del tema central de las y los dominicanos en su idiosincrasia, en su manera de ser y de comportarse.  Entre otros, tenemos a Fernando Sainz, Juan Bosch, Corpito Pérez Cabral, Fernando Sánchez Martínez, César Mella Mejías, Nelson Ceballos, Antonio Zagual, Antonio Moya, Carlos Andújar Persinal y Dagoberto Tejeda.

Independientemente de los investigadores, el pueblo dominicano tiene su psicología popular que define su identidad y su dominicanidad.