Hoy les compartiré testimonios de nacionales dominicanos que viven o trabajan en el sector de Villas Agrícolas.
Maestra
“Desde la puerta de mi oficina, en una pequeña escuela no muy lejos de la estación de metro Los Taínos, veo la calle y a diario veo la persecución de extranjeros indocumentados de nacionalidad haitiana con una amplitud que nunca se había visto en nuestros sectores. El miedo y el temor se ve en los ojos de nuestros vecinos. La gente es más furtiva, las calles más vacías. Los haitianos están encerrados, salen poco y de nochecita. Los puestos de ventas de la Máximo Gómez han desaparecido.
Frente a mi espacio de trabajo dos y tres veces a la semana se arma tremendo corredero. DGM, Policía y otros uniformados, van todos detrás de los inmigrantes, unos con sus hijos e hijas de la mano para llevarlos a la escuela, otros por miedo de ser deportados entran donde ven una puerta abierta y se les permite esconderse. ¿Acaso no son seres humanos? Esta cacería de hombres, del prójimo, de nuestros hermanos es el triste ejemplo que transmitimos a los niños y niñas dominicanos de los sectores vulnerables. ¡Violencia y corrupción por doquiera!
El viernes en horas de la mañana, una madre fue a dejar su niña al colegio, luego de salir de allí la agarró un grupo de agentes de Migración cerca de la Nicolás de Ovando. Ella enseñó sus papeles a uno de ellos y el oficial le dijo que eso no era la cuestión, que buscara 20.000.00 pesos. Le pasó un teléfono para que llamara a alguien de su entorno para hacer una transferencia directa y luego de realizado el pago, la manoseó y la dejó ir”.
Ama de casa
“La trabajadora de mi casa está embarazada. Ella y su esposo habían confiado sus pasaportes para renovación a un buscón de Anse-a-Pitre que les cobró 1200 dólares para conseguirles la visa dominicana. Con suerte, dos años después, pagando otros 500 dólares recuperaron sus pasaportes, todavía vigentes, sin la visa que los hubiera legalizado. Micki está asustada, la camiona está en todas partes y se quiere ir de aquí. En Haití, el barrio donde está la casa de su hermano está justo entre una banda y otra, y su hermano tuvo que abandonar la casa. No tiene dónde caerse muerta en su propio país, que vive en estado de guerra. Encontró y conversó vía internet con una “abogada” haitiana en Canadá, que le prometió que por 500 dólares le conseguiría una visa… visa para un sueño, otra estafa. Se le cerraron las posibilidades de hacerse los chequeos médicos del embarazo, sin riesgo de ser apresada y deportada, como de dar a luz dignamente en el país donde trabaja. Tiene dos sobrinos huérfanos en su casa y le aterroriza su porvenir si la deportan”.
Trabadora social
“Dejaron atrás a Paul. Paul es un niño de once años huérfano de padre y madre. Había encontrado cobijo en la casa de Mariette, después de la triste pérdida que lo afectó. Vivían una difícil situación de carencias en el hogar de su tutora y no fue fácil para el niño salir a flote. Sin embargo, Mariette era su único anclaje. Vino Migración de madrugada y se la llevó, junto a su hija biológica de quince años. Se negaron a llevarse a Paul, cerraron la puerta con un “tú, te quedas”, y abandonaron al niño, que quedó solo en este mundo a su suerte”.
Maestra
“Eso pasó en la casa de una niña que está en el colegio donde laboro. Mélquides me contó muy nerviosa que la sierva estaba con dolores y botó mucha agua por ahí abajo. Su mami y dos otras siervas más la ayudaron a parir en medio de gritos y ella vio mucha sangre en la cama. La mujer lloraba durísimo, pero hubo un silencio total, porque Migración estaba por los callejones de allá. Después vio el bebé, un niño precioso, la mamá lloraba porque estaba asustada. Lo inhumano es que Migración se llevó a la madre y dejó al niño. Ahora el padre dice que va a buscar otra mujer que atienda sus hijos porque es muy costoso buscar una persona en Haití.”
Cada caso arrastra una historia en particular, un drama humano que deja heridas, secuelas, familias desintegradas, niños, niñas y adolescentes en condición de desamparo y vulnerabilidad extrema. Por doquier, son testimonios de violencia y de violaciones a los derechos humanos y a las leyes por quienes deben hacer respetar las leyes sin dejar de mencionar que esta forma de proceder ahonda la grieta que desde hace años separa ambos países
Son historias que se repiten a diario, unas pocas se cuentan, la mayoría se vive en el silencio.
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