La Laguna de Rincón es el humedal de agua dulce más grande del país. Ubicada en la Hoya del Lago Enriquillo, entre los municipios de Cabral, Cristóbal y El Peñón, no es solo un excelente reservorio natural de agua, sino que es santuario de biodiversidad, sostén económico de comunidades y símbolo sociocultural de la región.

Hogar de 132 especies de aves migratorias, endémicas y residentes, de 43 especies de reptiles y anfibios y de 12 especies de peces, es rica en manglares y pequeños humedales de agua dulce con vegetación acuática y semiacuática, razones por las que ha sido reconocida como Sitio Ramsar, Área Importante para las Aves y la Biodiversidad, Sitio Clave para la Biodiversidad del Caribe y declarada Refugio de Vida Silvestre por la Ley No. 571-09, que le establece una superficie de 52 km², un área de amortiguamiento que la extiende a 62 km². Su espejo de agua es de 29 km², profundidad de 4 m y capacidad de almacenamiento de 116 Mm³, en promedio.

Su importancia trasciende lo ambiental. La pesca artesanal, la agricultura y la ganadería de subsistencia encuentran en ella un soporte vital. Miles de familias de las comunidades aledañas, estimadas en un 20% del total poblacional, dependen de sus aguas y riquezas para asegurar alimentos, ingresos y estabilidad social. A ello se suma su valor cultural y paisajístico, que ha inspirado tradiciones locales y atraído el ecoturismo.

Sin embargo, este patrimonio natural enfrenta hoy una de las peores crisis de su historia: La reducción drástica de su volumen de agua, asociada a una injusta y deficiente gestión de la cuenca del Río Yaque del Sur-RYS, a la sequía ocasional y al incremento de sedimentos en su lecho, así como a la pérdida acelerada de biodiversidad, ha encendido las alarmas entre pobladores, ambientalistas y expertos.

Factores que explican la crisis

La Laguna de Rincón siempre ha mostrado fluctuaciones en su espejo y volumen de agua, determinadas por el equilibrio entre los aportes hídricos y las pérdidas por evapotranspiración, cada vez mayores, debido a los aumentos de temperatura por el calentamiento global.  Se recuerdan las crisis de 2014 y 2020 como las más recientes. Pero, en la coyuntura actual, confluyen factores climáticos y antropogénicos que la agudizan.

El más grave de todos es la pésima e injusta gestión de los recursos hídricos en la cuenca baja del RYS por el INDRHI, con una ineficiencia que supera el 75% y una inequitativa distribución en favor del Consorcio Azucarero Central-CAC, arrendatario del Ingenio Barahona, que maneja más del 80% del caudal total, en perjuicio de los medianos y pequeños productores. Peor aún, comprometiendo el intocable caudal ecológico correspondiente a la laguna.

Por otra parte, la cuenca endorreica del lago Enriquillo es una de las zonas más áridas del país; la precipitación anual ronda entre 350 y 700 mm, mientras que la evapotranspiración supera los 1,700 mm/a. Este déficit hídrico estructural significa que la laguna solo se mantiene saludable cuando recibe flujos constantes desde el RYS y de los manantiales y escorrentías de la Sierra de Bahoruco Oriental-SBO, reducidos a causa de la prolongada sequía. Si no se garantiza un caudal ecológico, la laguna queda a merced de la evapotranspiración y del cierre arbitrario de compuertas.

La deforestación que destruye los bosques de la ladera norte de la SBO es otra de las causas determinantes de la crisis actual del sistema, en vista de que esto provoca la disminución de la recarga hídrica y aumenta la erosión, mientras que prácticas agrícolas intensivas y la sobreexplotación pesquera ejercen presión adicional sobre el ecosistema; situación agravada con la explotación de acuíferos por empresarios, mediante electrobombas de alto caudal, y con la descarga de sedimentos procedentes de actividades industriales que, junto con los crecientes sedimentos del río, se depositan en el fondo de la laguna, reduciendo profundidad, capacidad de almacenamiento y acelerando su colmatación.

Consecuencias visibles

El resultado es alarmante: grandes extensiones del lecho están secas, la pesca es un imposible y muchas especies acuáticas, anfibias, reptiles y aves muestran declives poblacionales. Los ingresos de familias enteras son comprometidos, la producción agrícola y los negocios están en quiebra, aumenta la inseguridad alimentaria, la tensión social y se multiplican los conflictos por el uso del agua. La reducción del espejo de agua implica pérdida de hábitats críticos para aves migratorias y fauna endémica, riesgo de incendios en vegetación palustre y deterioro de un sistema de contraembalse natural del RYS y regulador de sus crecidas.

Medidas urgentes (1-3 meses)

Pero esta crisis no es irreversible; solo requiere de conciencia social y ambiental sólidas, de firme voluntad política y de una acertada gobernanza. Las medidas deben abordarse en diferentes escalas temporales en el marco del Plan de Manejo de la Laguna de Rincón.

De manera inmediata, se debe proceder a:

1) Establecer la declaratoria de emergencia para la laguna e imponer el orden legal de prelación en los usos del agua.

2) La liberación de caudales ecológicos desde la Presa de Monte Grande hacia la laguna, vía el Caño Trujillo, con pulsos de 48-96 horas de caudales de 16-18 m³/s que permitan recuperar niveles básicos,

4) Despojar al CAC del control ilegal de la operación del sistema de riego y de sus compuertas en Caño Trujillo y Mena, eliminar sus canales construidos, privando del agua a pequeños y medianos parceleros.

5) Limpieza de obstrucciones y control de extracciones ilegales en periferia de la laguna.

Medidas a corto plazo (3-12 meses)

1) Establecer caudal ecológico, no menor de 3 m³/s, para la laguna, complementado con pulsos estacionales que simulen crecidas naturales,

2) Fortalecer la red hidrométrica del INDRHI con equipos y datos abiertos a la ciudadanía,

3) Controlar el uso del agua por bombeo y descargas de sedimentos a la laguna,

4) Implantar veda pesquera temporal y un programa de repoblación supervisados.

Medidas de mediano y largo plazos (1-3 años)

1) Actualizar el Plan de Manejo Laguna de Rincón con metas de recuperación superficial y biodiversidad,

2) Reforestar áreas críticas SBO para mejorar la recarga hídrica,

3) Integrar operación Presa Monte Grande a esquema de gestión hídrica con fines ambientales y sociales, no solo agrícolas y energéticos.

4) Crear Comité de Gestión de la Laguna, con representación de comunidades vinculadas, asociaciones de pescadores, agricultores y gestores turísticos, sectores público, privado y académico.

5) Desarrollar proyectos de pago por servicios ecosistémicos, fondos de conservación y recuperar los de pesca artesanal.

6) Fortalecer la educación ambiental y fomentar el ecoturismo sostenible mediante proyectos.

Un espejo que refleja nuestra responsabilidad

La Laguna de Rincón es un espejo de vida que refleja tanto la riqueza natural del país como la responsabilidad colectiva de protegerla. No se trata solo de salvar un cuerpo de agua, sino de preservar un patrimonio natural que alimenta, da empleo, regula el clima local y enriquece la cultura del suroeste.

Su deterioro no es inevitable; pero si la indiferencia y el descuido indolentes se prolongan, el país perderá un ecosistema insustituible. La decisión está en manos de las autoridades competentes y de la sociedad en su conjunto: o dejamos que la laguna desaparezca lentamente, o la recuperamos como símbolo de vida y futuro para las generaciones venideras.

Leonardo Mercedes Matos

Ingeniero Civil

Ing. Civil y de Sistemas con maestrías en Educación Superior, Salud Pública e Ing. Sanitaria y Ambiental, estudios de Ciencias Económicas y Políticas (IIRF, Amsterdam) Política Internacional (Moscú) Desarrollo y Reforma Universitaria (Chile). 50 años ejercicio profesional en hidráulica y sanitaria, 30 años de docencia universitaria, especialista sectorial y consultor internacional en agua y saneamiento, coordinador nacional del CTI-APS, investigador senior del BM, AECID y SICA y Asesor Permanente del Foro del Agua de CA-RD. Fue miembro del Consejo Universitario UASD, secretario general FED y del CODIA, dirigente político, deportivo, cultural y social. Actualmente es presidente de Constructora Don Pérez, Fundación Cultural Los Buenos Amigos, vicepresidente Fundación Ciudad Codiana y Vocero de la Coalición Enriquillo.

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