Es síntesis de acontecimientos existenciales,
conclusión progresiva de una trayectoria humana,
apertura a un proyecto con horizonte por descubrir,
oportunidad singular para compartir sabiduría,
visión integral,
humanidad acrisolada.
Es habitante de un nuevo universo,
contexto físico trascendente;
tejido de vivencias infantiles,
de la pubertad,
de la juventud,
de la adultez.
Es espacio en la línea temporal y biológica para celebrar hitos
personales,
en la familia,
en el ejercicio de la profesión,
en la sociedad,
en la vivencia espiritual,
en las relaciones de amistad.
Es experiencia para reordenar fuerzas disminuidas,
para analizar emociones fragmentadas,
acoger nuevas necesidades
y reaprender el diálogo con el cuerpo,
con la salud,
los sentimientos,
la razón,
la memoria,
los deseos.
Es espacio vital para el reencuentro
con el pensamiento,
con los sentidos,
con la imaginación,
con la voluntad,
con los sueños.
Es momento vital para agradecer vivencias plenas,
perdonar sin temor,
amar hasta que el alma se transforme,
vivir habitando en el espíritu de Dios.
¡Gracias, por el obsequio de la vida aumentada!
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