Buenas noches a todas y todos.
Esta noche, ante los aquí presentes y ante el país, Fausto Rosario Adames pone en circulación un libro que, por su forma, contenido, metodología y objetividad, además de la valentía de hacerlo y publicarlo, constituye un aporte de particular importancia para el acervo bibliográfico de nuestro país. El texto tiene el sugerente título: “La izquierda vista por sí misma”. Un tema que, en este mundo convulso y atenazado por ese extenso y variopinto movimiento que, cimentado en el odio, miedo, violencia, ataque a los derechos ciudadanos, entre otras manifestaciones de intolerancia, amenaza los cimientos de la democracia política. El sistema que se consolidó y expandió durante todo el discurrir de los siglos XIX y XX.
Escribir, por lo tanto, un libro sobre la izquierda y específicamente sobre la izquierda dominicana, en el contexto arriba enunciado, constituye no solo un acto de valentía y de coherencia profesional, sino de sentido de pertinencia, uno de los imprescindibles atributos de todo periodista honesto, como lo es Fausto Rosario Adames. Sí, tiene sentido de pertinencia, porque a pesar de sus yerros, falencias, debilidades e incomprensiones, la izquierda, que es diversa, no es solo una; en sus más de doscientos años ha mantenido su incuestionable vigencia a nivel mundial, contribuyendo a la conquista y consolidación de la democracia durante todo ese tiempo.
Esta corriente, en las sociedades basadas en el pluralismo político, a pesar de sus avatares y sus amargas experiencias, mantiene vivo el combate por el respeto a los derechos ciudadanos de toda generación. En ese combate, se han destacado muchos periodistas que, desde una perspectiva progresista, y sin menoscabo de otras, han llevado al periodismo a ser una profesión que, ejercida con decoro, al igual que las ciencias sociales, constituye una de las herramientas básicas para establecer conocimientos objetivos de la realidad.
Hace referencia al entonces PRD, principalmente en lo relativo a sus relaciones con la izquierda, sus coincidencias y alianzas con ella en la lucha política, fundamentalmente contra los gobiernos de los 12 años de Balaguer
Pensadores de izquierda del calado de Carlos Marx han hecho práctica periodística. Este escribió por mucho tiempo centenares de artículos en el New York Daily Tribune. Y no solo eso, sino que las oficinas de la Internacional Comunista desde Europa las instaló en esa ciudad. El mejor cronista de la Revolución Bolchevique fue el brillante periodista norteamericano John Reed, cuyos restos descansan en una cripta bajo las murallas del Kremlin. Reed fue igualmente un destacado cronista de los tiempos del México insurgente. Víctor Hugo, además de prestigioso novelista, se destacó como periodista militante antiesclavista y defensor irreductible de la verdad y la libertad.
Aquí, en el pasado y el presente, muchos periodistas han jugado una labor determinante en la construcción de la democracia y en la lucha contra el adecentamiento de la práctica política y social. Para citar un solo ejemplo, Orlando Martínez en el pasado, y actualmente algunos que, con su presencia, honran este acto al que nos trae este pertinente y excelente aporte de Fausto Rosario.
Y es que el periodismo desde siempre ha estado vinculado a los movimientos y momentos destacados de la corriente política e ideológica de la izquierda, la que con mayor decisión se batió por las grandes conquistas sociales que en términos de acceso a los servicios básicos para el discurrir de su cotidianidad obtuvieron la clase trabajadora, las capas medias y la sociedad en general entre la segunda mitad de la década de los cincuenta hasta mediados de los setenta, fundamentalmente, el periodo del Estado benefactor que para algunos pensadores constituye la edad de oro del capitalismo, de los partidos, sobre todo de izquierda, y de la democracia como sistema.
En la actualidad, fuerzas oscuras no solo pretenden seguir recortando las referidas conquistas materiales y sociales, sino que amenazan derechos ciudadanos inalienables: los derechos a la diversidad, la pertenencia al lar donde se ha nacido y construido la identidad como ser humano, la libertad de libre circulación en sentido lato, etc. Es en este contexto que Fausto Rosario, en su programa televisivo ¿Y tú… qué dices?, del medio que dirige: Acento, con el rigor, agudeza y habilidad de buen periodista, logró poner ante sí, para reflexionar sobre su práctica, a 60 actores, dirigentes, militantes e intelectuales vinculados al movimiento de izquierda, mediante entrevistas a profundidad que sirvieron como principal insumo para escribir esta obra.
Entrando en su contenido, la dividiría en cuatro bloques temáticos. El primero es particularmente interesante, pues constituye una demostración de cómo el periodismo dominicano ha sido sensible al compromiso social, y de inestimable valor para la difusión de las ideas más progresistas en los planos social y político. Fausto Rosario rastrea estas ideas en nuestro país en el siglo XIX e inicios del XX, citando algunos autores, entre otros, a Pedro A. Bobea, quien informa al país de la existencia del “socialismo agrario de Inglaterra”.
También a Javier A. Guridi, que en su obra La fantasma de Higüey menciona la palabra comunismo. Lo hace en la página 30 (Edición Isfodosu, 2017); cito: “Aquí todos somos iguales, rayamos a una altura (…) La igualdad es nuestra divisa: nuestra legislación, el comunismo”. Esas citas extraídas de la prensa de los referidos siglos constituyen un encomiable esfuerzo del autor para establecer las raíces del pensamiento de izquierda en la sociedad dominicana.
También, cita a José Ramón López, un conspicuo intelectual del llamado pesimismo dominicano de la primera mitad del siglo XX, quien decía: “El socialismo de hoy, depurado por la experiencia y por los fracasos de toda doctrina ilógica, de toda aspiración exagerada, ha recobrado su carácter de ciencia pura, despojándose de todas las exaltaciones de los espíritus desequilibrados por la agudeza del dolor… El socialismo considera al hombre lo que es: un ser eminentemente social, que no deriva bien alguno como no sea de la asociación con los demás hombres”.
La cita es interesante, pues es un ejemplo de la complejidad del ser humano; José Ramón López era un intelectual pesimista, pero hablaba del socialismo en términos que podrían calificarse de optimistas. Quizás su pesimismo era una condena al estado de postración en que las élites dominicanas mantenían y mantienen al pueblo dominicano.
Fausto Rosario nos trae una afirmación de Francisco Prats Ramírez, destacada figura del régimen de Trujillo, que podría calificarse de sorprendente. Este es un artículo en el periódico Listín Diario titulado: La muerte de un coloso, afirma: “Lenin fue un coloso. Acertado o equivocado, en los miles de detalles de la más formidable revolución de la Historia, es preciso reconocer que ha sido el hombre más grande de su época”.
Además de ser evidencia de la extensión y fortaleza del pensamiento socialista en los siglos XIX y XX y el papel del periódico y los periodistas en la difusión de las ideas fundamentales que marcan una época, conocer esas posiciones de Francisco Prats Ramírez podría ser una pista para establecer los orígenes del pensamiento social demócrata de su hija, Ivelisse Prats Ramírez, destacada dirigente del entonces PRD y de la corriente social demócrata de ese partido.
En el segundo bloque entra de lleno en la descripción, análisis, diferencias, contexto y figuras más destacadas de las tres ramas principales del árbol configurativo de la izquierda dominicana desde el final de la dictadura de Trujillo hasta la década de los 80, fundamentalmente. Son estos: el Partido Socialista Popular, PSP, del cual surgió el Partido Comunista Dominicano, PCD; el Movimiento Revolucionario 14 de Junio, de cuyo fraccionamiento surgieron varios grupos y movimientos de izquierda; y el Movimiento Popular Dominicano, MPD, todos desaparecidos en su versión original.
Que, en general, ninguno de ellos haya sobrevivido los avatares de la política dominicana tiene un simbolismo que podría ser indicador de la paralizante debilidad de la izquierda dominicana en la actualidad. De todos ellos, Fausto Rosario no solo escudriña su trayectoria en tanto organizaciones, sino que, como referiré más adelante, hasta de los descendientes de algunos de sus dirigentes. Un detalle que no deja de tener cierto valor. Con ello se puede tener conocimiento sobre la posibilidad o capacidad de estos dirigentes de poder transmitir el valor de sus compromisos y sus experiencias.
El tratamiento de los referidos partidos y de otros de la misma corriente constituye la parte central del libro, porque en ella se abordan las causas de la actual debilidad de nuestra izquierda. El autor la construye fundamentalmente sobre la base de la discusión cruzada de los actores de esos y otros partidos y corrientes durante el discurrir de las entrevistas a los principales actores, como a algunos dirigentes e intelectuales vinculados a estos.
El autor supo enlazar las posiciones e interpretaciones de los hechos vividos por la generalidad de esos dirigentes, construyendo así la guía para las siguientes entrevistas. Quienes las siguieron por TV y quienes lean la transcripción de estas en este texto podrán notar que de alguna manera esa metodología fue vital para poner la izquierda ante sí.
De ese modo, pudo establecer la trayectoria de esa corriente y conocer los principales actores de su proceso de configuración. De esos momentos, considero que los más importantes son: la valoración que estos tuvieron de la Insurrección de Abril de 1965, el papel de la intervención norteamericana para detener los eventuales alcances de esa insurrección, la división del movimiento comunista internacional y, en particular, la incidencia de la revolución cubana en nuestro país.
En el texto se recogen importantes datos sobre las raíces y razones de la división de la izquierda en los años 60/70, una división que ha sido irremediable. Sobre la interpretación de los actores de la situación postinsurrección: Cabe subrayar que, por la cantidad de testimonios y puntos de vista, no creo que haya otro texto que aporte más interpretaciones de los grupos y partidos de izquierda sobre lo que para su historia ha significado la intervención norteamericana.
Otro aspecto interesante del texto es que el autor hace una suerte de viaje al interior de la izquierda en sentido lato, investigando parte de las vivencias y aspectos personales en que ha discurrido la vida de muchos de sus protagonistas; da informaciones sobre los descendientes de ellos, dónde están y qué hacen, al tiempo de ofrecer informaciones sobre qué hacen, a qué se dedican actualmente algunos exmilitantes orgánicos de izquierda y qué papel desempeñaron en sus respectivas organizaciones. Igualmente, la inserción de estos en las instituciones del Estado y su preparación técnica/profesional, siendo esto un notable aspecto sociológico del texto, una valiosa contribución a la sociología política.
Escribir, por lo tanto, un libro sobre la izquierda y específicamente sobre la izquierda dominicana, en el contexto arriba enunciado, constituye no solo un acto de valentía y de coherencia profesional, sino de sentido de pertinencia, uno de los imprescindibles atributos de todo periodista honesto, como lo es Fausto Rosario Adames.
Finalmente, hace referencia al entonces PRD, principalmente en lo relativo a sus relaciones con la izquierda, sus coincidencias y alianzas con ella en la lucha política, fundamentalmente contra los gobiernos de los 12 años de Balaguer, afirmando que, en cierta forma, en su práctica, el PRD y el mismo PLD de sus inicios tenían elementos de la cultura política de la izquierda dominicana de ese momento de nuestra historia política.
En líneas gruesas, bastantes gruesas, diría, son estos algunos de los puntos más relevantes de esta obra.
Como bien dice Umberto Eco, los libros son libros de otros libros; este que nos presenta Fausto Rosario constituye una valiosa fuente de inspiración para otros libros sobre el papel que ha jugado la izquierda de nuestro país en el proceso político a partir de la mirada que sobre sí misma, que con suma habilidad e inteligencia el autor le permitió hacer mediante entrevistas a sus principales actores en un serial televisivo y en espacios privados.
Finalmente, solo me resta concluir diciendo coloquialmente: querido Fausto, dicen que los libros son una suerte de hijos que un autor lanza al mundo; me has dado el honor de presentarte este hijo a la sociedad dominicana y a este selecto grupo de personas reunidas en esta Universidad Iberoamericana. En ese sentido, desde ahora, además de entrañables amigos, también somos compadres.
Muchas gracias.
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