Históricamente, el acceso a una vivienda ha representado uno de los principales objetivos de las familias, especialmente en República Dominicana, país con un déficit habitacional de 1 millón 464 mil 995, de acuerdo con los últimos datos ofrecidos por Acropovi.
Más allá de los números, detrás de ese deseo hay esfuerzos laborales, sacrificios económicos y grandes ilusiones familiares. Todo ello se puede ver amenazado por las estafas inmobiliarias, un fenómeno preocupante que amenaza el patrimonio de muchas familias dominicanas.
A lo largo de mi trayectoria en el sector, he sido testigo de múltiples casos de esta naturaleza y resulta muy triste ver familias que pierden sus esfuerzos e ilusiones por culpa de estas estafas, sobre todo porque han podido evitarse con información y orientación oportuna.
Por esta razón, quiero compartir en este espacio algunas claves que pueden ser esenciales para prevenir ser víctima de estos fraudes:
Verificar la legalidad del inmueble
Antes de entregar un solo peso, asegúrese de que la propiedad esté debidamente registrada en la Jurisdicción Inmobiliaria. Exija una copia del título de propiedad y verifique que esté a nombre de la desarrolladora del proyecto o el propietario original. También valide la legalidad del título realizando una consulta en línea en el portal de la Dirección General de Mensuras Catastrales.
Desconfíe de las “gangas” y las promesas excesivas
Si una oferta parece demasiado buena para ser cierta, probablemente lo sea. Las estafas suelen apelar a la emoción y a la urgencia. Muchos prometen descuentos irresistibles, retornos garantizados o precios muy por debajo de la realidad de la zona en que está ubicado el inmueble o proyecto. En este caso, la prudencia es su mejor defensa.
Exija contratos formales y bien redactados
Nunca cierre acuerdos de palabra ni firme documentos sin asesoría legal. Todo compromiso debe estar por escrito, con cláusulas claras sobre pagos, plazos, penalidades y condiciones de entrega. Si no entiende algo, no lo firme. En muchas ocasiones, un contrato mal redactado es la puerta de entrada para los fraudes.
Investigue a quien le vende
Averigüe el historial del promotor o corredor inmobiliario. Verifique si está registrado ante una entidad reconocida, como la Asociación de Agentes y Empresas Inmobiliarias (AEI). Revise referencias, proyectos anteriores y comentarios en línea. Hoy en día, con los avances tecnológicos que hay, la reputación se puede rastrear con facilidad. Pero, sobre todo, nunca, pero nunca, haga depósitos a cuentas de agentes inmobiliarios.
Prefiera asesoría profesional
Contar con un corredor certificado o un abogado especializado puede marcar la diferencia entre una inversión segura y una pesadilla legal. Estos profesionales tienen el deber de velar por sus intereses y conocen las señales de alerta que a un ciudadano común podrían pasarle desapercibidas.
El acceso a la vivienda no debe convertirse en una trampa, por esta razón, entiendo que, como sociedad, debemos promover una cultura de legalidad y prevención que ayude a los ciudadanos a tomar decisiones informadas, responsables y seguras.
Recuerde que invertir en una propiedad debe ser motivo de alegría, no de angustia.
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