Desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania, el 24 de febrero de 2022, el presidente, Volodímir Zelenski se convirtió en uno de los rostros más reconocidos del planeta, liderando una nación asediada por Moscú y ganando el respaldo de Occidente. Pero tres años después, Zelenski no parece ser el mismo. ¿Qué tanto ha cambiado tras años de conflicto y cuáles han sido sus aciertos y desaciertos? Lo analizamos.
El 24 de febrero de 2025 marca el tercer aniversario del inicio de la invasión de Rusia a Ucrania, que, además de recordar una realidad bélica que parecía olvidada en Europa desde hace años, le abrió la puerta al escenario internacional a uno de sus protagonistas: Volodímir Zelenski.
Un comediante convertido en presidente que llegó al poder en 2019 con una plataforma política que lo presentaba como un escape al 'establishment político' ucraniano – tradicionalmente dominado por una fuerza local alineada con Moscú –, aunque en un inicio no dejaba entrever una tendencia política que acercará a Kiev con Occidente.
Tras su aplastante triunfo – con más del 70% de los votos a su favor en la segunda vuelta – Zelenski estableció sus prioridades en torno a la política exterior de Kiev, dejando clara la aspiración de su Gobierno a ingresar en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), la alianza político-militar tradicionalmente opuesta a la figura rusa en el mundo.
Las tensiones entre Kiev y Moscú pasaron a una orden de invasión a gran escala por parte del presidente ruso, Vladimir Putin, hace tres años y el mundo conoció a Zelenski. Vestido con atuendo militar y lejano a la imagen de comediante, el presidente ucraniano se presentó ante el escenario internacional como un líder que dispuesto a hacer frente a la agresión de un Ejército consolidado y materialmente más grande que el suyo, aunque necesitaba del apoyo de Occidente para lograrlo.
"Hemos visto a alguien que ha transitado de ser un político experimental y sin mayor experiencia, a ser un político muy hábil, muy directo, muy fuerte y que a pesar de la guerra, sigue manteniendo altos índices de popularidad", explicó a France 24 Carlos Patiño, profesor de Ciencias Sociales en la Universidad Nacional de Colombia.
Sin embargo, la figura de Zelenski se ha transformado en el transcurso de la guerra.
El jefe de Estado ucraniano, y la opinión pública a su alrededor, ha cambiado tras los rápidos avances militares de las tropas del Kremlin, las pérdidas territoriales y las constantes peticiones del mandatario al mundo para que suministren auxilio a su país, con el fin de poder seguir encarando la guerra. Auxilio que no ha llegado en su totalidad.
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"Necesito municiones, no un aventón": Zelenski
Apenas horas después del inicio de la invasión rusa en territorio ucraniano, el Gobierno estadounidense, entonces liderado por Joe Biden, le ofreció a Zelenski la posibilidad de asilarlo en Washington, escapando del tétrico futuro que se preveía con la avanzada rusa. La respuesta del presidente ucraniano construyó, desde el día uno, la imagen que quería presentar al mundo: "Necesito municiones, no un aventón".
Durante los dos primeros años de guerra, el mandatario ucraniano cimentó su figura como un líder, aunque inesperado, fuerte y capaz de enfrentar a la superpotencia militar, con un interés cada vez mayor en incluirse dentro de las conversaciones internas de Kiev sobre las estrategias militares que iba a tomar su Ejército para combatir el avance ruso.
"Con el tiempo, lo que vemos es que Zelenski empieza a confiar cada vez más en su propia capacidad de decisión como comandante militar"
En un inicio, Zelenski confió casi que exclusivamente en el juicio de sus generales y comandantes, quienes delinearon la naturaleza en la defensa de Kiev durante los primeros meses. Empero, conforme pasó el tiempo, el mandatario se volvió más cercano a las filas de la institución castrense, tomando las riendas de la estrategia militar y evocando más al personalismo en su forma de gobernar.
"Con el tiempo, lo que vemos es que Zelenski empieza a confiar cada vez más en su propia capacidad de decisión como comandante militar. Empieza a establecer sus propias prioridades sobre lo que es más importante en el campo de batalla, dónde atacar, cuándo atacar", detalló Simon Shuster, corresponsal de la revista 'TIME', para el diario inglés 'NPR'.
Para César Niño, profesor de política y estudios globales de la Universidad de La Salle en Bogotá, otra de las características que Zelenski ha mostrado en los últimos tres años es su capacidad narrativa para acercar al mundo occidental a la convulsa situación de su país.
"Su mayor acierto ha sido involucrar al mundo en la guerra (…) Zelenski introdujo a Ucrania en la agenda global de seguridad internacional", resaltó Niño en entrevista con France 24, subrayando la importancia de las distintas giras, conferencias y viajes diplomáticos que ha sostenido el líder ucraniano en los últimos tres años para mostrar los estragos de la guerra y apelar a la humanidad de Occidente.
Narrativamente, Zelenski cumplió su cometido, al menos en Europa. Desde las primeras semanas del conflicto, los pilares del bloque europeo externaron su respaldo incondicional a Kiev, impulsando ambiciosos paquetes de asistencia económica, y después militar, para responder ante el llamado de Zelenski.
Sin embargo, con el retorno de Donald Trump, el pasado 20 de enero, a la Presidencia de Estados Unidos, hasta entonces el mayor aliado de Kiev, la batalla narrativa de Zelenski ha pegado un salto de otras dimensiones.
Ante la posición aislacionista del líder republicano, sus dudas al desembolso de Washington para la seguridad europea y su acercamiento cada vez mayor con Moscú, la figura del presidente ucraniano empieza a funcionar entre los europeos como un espejo en el que no quieren reflejarse.
"El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y un Zelenski que ha sido 'matoneado', no solo por Putin, sino también por Trump, ha logrado tocar las campañas de emergencia y la necesidad de entender que la seguridad de Europa depende en buena parte de lo que ocurra en Ucrania", apuntó Niño.
¿El ocaso de Zelenski?
Desde su campaña electoral, Trump había avisado que revisaría la postura oficial estadounidense en relación con la guerra en Ucrania, cuando planteó que, de volver al Ejecutivo, restringiría el apoyo militar si el presidente ucraniano se negaba a entablar conversaciones con el Kremlin. Tras su regreso a la Casa Blanca, Trump mantiene su amenaza.
Aunque ha conversado con Trump desde los primeros días de su segunda Administración, Zelenski ha sido testigo, desde la banca, de los primeros acercamientos diplomáticos entre Washington y Moscú, que sientan las bases para una muy posible reunión entre Trump y Putin, que hasta ahora ha apuntado a definir el futuro de Kiev, sin Kiev en la mesa.
"Estamos viendo cómo se protagoniza un intento de reescritura de la historia"
Sin embargo, desde Washington las posiciones también han sido ambiguas. El enviado especial de EE. UU. para Ucrania, Keith Kellogg, aseguró recientemente que "nadie va a imponer un acuerdo de paz a Ucrania".
Entretanto, Donald Trump ha elevado las tensiones con Zelenski en días recientes, mientras minimiza su figura internacional. El pasado 19 de febrero, el mandatario estadounidense llamó "dictador" a su homólogo ucraniano, después de que Zelenski sugiriera que el magnate neoyorquino está inmerso en la "burbuja de desinformación" rusa.
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"Estamos viendo cómo se protagoniza un intento de reescritura de la historia, en la que, además, no solo se califica a Zelenski como dictador, sino que además se le adjudica a Ucrania la responsabilidad de iniciar la guerra", apuntó Patiño.
A pesar de los señalamientos de Donald Trump, que se ha mostrado afín a Vladimir Putin, Zelenski sigue siendo un líder popular en la sociedad ucraniana. Según una encuesta publicada por el Instituto Internacional de Sociología de Kiev el pasado 19 de febrero, un 57% de los ucranianos encuestados confían en el mandato de Zelenski. Muy por arriba del 4% que Trump mencionó.
Pero la imagen del presidente ucraniano también se ha visto afectada por los reveses de su Ejército en el frente de batalla y la impotencia en torno a las limitantes en el involucramiento europeo y mundial en la guerra. Aunque políticamente los pilares europeos se han comprometido incansablemente con la causa ucraniana, Zelenski no ha conseguido en tres años de guerra que alguno de sus aliados se involucre con mayor solidez en el conflicto.
Pese a la ayuda económica y en armas, Europa se mantiene fija en su negativa de mandar tropas al terreno. El continente también ha titubeado sobre el suministro de armas de largo alcance que puedan causar estragos dentro del territorio ruso, una línea roja que Moscú ha trazado para el Viejo Continente. Para los expertos, este es uno de los "pecados" más grandes de Zelenski.
"La espera estratégica, y tal vez no haber logrado conseguir los recursos suficientes, económicos y militares para arrastrar a Europa a tomar una decisión", expuso Niño.
En un hipotético futuro de posguerra, un Zelenski apartado de la mesa de negociación, por ahora, entre Estados Unidos y Rusia, se enfrenta a un abanico de desafíos internos, que comienzan con su estancia en el poder.
En el 2023, ante el fin de su periodo presidencial constitucional, el líder ucraniano canceló los comicios, ante las complicaciones materiales que una guerra representa, y la imposibilidad de unas elecciones libres y seguras para los ciudadanos ucranianos. Pero de materializarse la paz, Zelenski tendría que organizar nuevas elecciones cuando sea posible.
La Carta Magna ucraniana permite continuar un periodo presidencial en caso de guerra.
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"Saber interpretar en qué momento levantar la ley marcial y convocar a elecciones, pero de forma tal que permitan que los ucranianos puedan elegir a candidatos que no sean prorrusos, y que en consecuencia sean capaces de seguir defendiendo la soberanía de Ucrania", señaló Patiño, señalando también la posibilidad de una "reelección".
Entretanto, y mientras la guerra parece entrar en un punto de inflexión con las negociaciones forzadas por Estados Unidos, Zelenski cumple tres años al frente de un país en guerra – seis desde su elección en tiempos de paz –, con una imagen completamente distinta con la que fue presentado en 2022. El rol que tendrá en el futuro, aún es incierto.
Con EFE, Reuters y medios locales
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