Al cumplirse el tercer año de invasión rusa a gran escala, Ucrania está ante una de las peores encrucijadas de la guerra: la pésima relación entre Donald Trump y Volodímir Zelenski, la negociación entablada por EE. UU. directamente con Rusia en la que Kiev no tiene un papel protagónico y una Europa que apenas reacciona. ¿Cuáles son las consecuencias para Ucrania?

Vista en el mapa, Ucrania parece una suerte de ave en vuelo comprimida entre Rusia y la Unión Europea. En muchos sentidos lo es, estrujada por la presión de gigantes montañas geopolíticas.

Este lunes 24 de febrero se cumplen tres años de la invasión rusa a gran escala de Ucrania, donde centenares de miles de personas han muerto o desaparecido, los daños económicos son estratosféricos y ahora se encuentra ante la espada de Damocles de unas negociaciones de paz entre el Estados Unidos de Donald Trump y la Rusia de Vladimir Putin.

Las opiniones en Ucrania varían, pero también presentan comunes denominadores.

Los comentarios de Trump y de su secretario de Defensa, Pete Hegseth, según el cual Kiev debería hacerse a la idea de perder parte de su territorio y descartar una adhesión a la OTAN en un futuro cercano, y sobre todo el hecho de que la propia Ucrania no tenga un papel protagónico en las negociaciones, han sido tajantemente denunciadas por el Gobierno de Volodímir Zelenski, con ecos en diversos politólogos, economistas, políticos e intelectuales del país.

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En este enredo geopolítico, uno de los escenarios más complejos para Kiev es que, a largo plazo, un cese el fuego considerado injusto por Ucrania pueda conducir al estallido de un conflicto civil en Ucrania.

"Existe este riesgo", explica el historiador Yaroslav Hrytsak, catedrático en la Universidad Católica de Lviv. "Desde el comienzo de la guerra, los ucranianos han exigido una paz justa y duradera. Ahora, en su lugar, obtendrían una tregua frágil e injusta. La discrepancia entre altas expectativas y una realidad humillante es uno de los criterios más confiables de una crisis prerrevolucionaria", apunta Hrytsak.

"Y esta revuelta podría estar liderada por personas que regresan del frente y que se sienten traicionadas", explica.

Andrzej Duda, presidente de Poloniaun país que arrastra altibajos cíclicos en la relación con Ucrania, también ha sugerido un desenlace similar.

En entrevista con el 'Financial Times', Duda dijo que el fin de la guerra en Ucrania, en las circunstancias actuales, podría traer una "explosión de crimen organizado" y pidió que Occidente haga lo posible "para mantener la seguridad".

"Solo imagínense la situación con centenares de personas volviendo delfrente de batalla", dijo Duda, en referencia a esta posibilidad que, aún así, otros consideran solo fruto de la propaganda rusa.

Múnich 1938

La periodista independiente ucraniana Alina Mosendz-Manser, en cierto sentido, también lo ve así. "Los ucranianos están mucho menos divididos de los que algunos dicen", opina, al trazar, sin embargo, un paralelismo histórico muy desalentador.

Las actuales negociaciones entre Trump y Putin "recuerdan a (los acuerdos de) Múnich en 1938, cuando se entregó (a la Alemania nazi) una parte de Checoslovaquia, con la esperanza de evitar una guerra (en Europa). Pero luego Alemania ocupó el resto de Chequia", señala Mosendz-Manser.

"Todo esto no llevará a nada bueno. No se puede negociar de Ucrania sin Ucrania, ni ceder así ante un agresor o dejar a gente vivir bajo ocupación (en los territorios ucranianos ocupados por Rusia), como en una cárcel, en un Estado totalitario, sin ni poder hablar su idioma", precisa.

Incluso diplomáticos ucranianos han evocado los hechos de 1938. "A través del Acuerdo de Múnich, las potencias europeas intentaron prevenir la guerra cediendo la parte occidental de Checoslovaquia a la Alemania nazi. El infame plan de 'nosotros sin nosotros'. Sabemos cómo terminó", dijo la embajadora de la UE en Ucrania, Katarína Mathernová. "¿Cómo se puede hacer un acuerdo sobre Ucrania sin Ucrania?", se preguntó.

Trump y Zelenski además han empezado con el pie izquierdo. Tan solo días atrás el primero llamó al presidente ucraniano de "dictador" y le advirtió que "mejor que se mueva rápido o no le quedará ningún país".

"Hemos visto esta desinformación, entendemos que viene de Rusia", le respondió Zelenski.

Aún así, lo cierto también es que muchos ucranianos también desean que la guerra acabe pronto, han perdido desde tiempo la confianza en que su país pueda recuperar todo el territorio perdido y desconfían asimismo de la victoria militar, así como han empezado también a reflejar algunos sondeos de encuestadoras cercanas a círculos conservadores anglofónos.

Una paz "humillante" para Ucrania

El problema está en qué paz se está negociando y qué garantías tendrá Ucrania de no ser humillada o puesta ante un paz terriblemente frágil, como decía Hrytsak y también coincide el periodista Igor Burdyga.

"No tengo el don de la profecía como Casandra (sacerdotisa de la mitología griega) pero el acuerdo de paz impuesto por Trump e incluso las conversaciones de paz en su formato actual amenazan con corroer la sociedad ucraniana como nunca antes", dice Burdyga.

Con estas negociaciones, "parece que se ha convertido en una guerra postcolonial entre Occidente y Oriente para la conquista del poder y por los recursos, tal como Putin la ha descrito durante años", añade.

"¿Cómo explicará Zelenski a varios millones de refugiados que no podrán regresar a casa, a menos que estén dispuestos a vivir bajo la tiranía de Putin?", precisa este reportero especializado en periodismo de investigación. "No sería una derrota, sería una humillación", insiste Hrytsak.

Solomiia Bobrovska, legisladora de la oposición a Zelenski y miembro del comité parlamentario de defensa e inteligencia, resume su postura sobre la encrucijada que su país tiene en este momento delante así: “Actualmente, la postura de Trump es lo más simple y primitiva posible: cesar el fuego a cualquier costo”.

“Si la administración de EE. UU. quiere ponerse del lado de los rusos, entonces Ucrania perderá. Pero será una derrota total, con la bandera rusa ondeando sobre Kiev, con un nuevo flujo de refugiados hacia Europa, campos de concentración para los ucranianos y tortura”, añade.

También, el exdiplomático ruso Boris Bondarev, que en 2022 abandonó su cargo al disentir con la guerra del Kremlin en Ucrania, considera que la negociación de Trump está siendo un duro golpe para Ucrania. Sin embargo, según Bondarev, también EE. UU. saldrá dañado si Washington no cambia de estrategia en su negociación con Rusia.

"Creo que Trump no ha entendido lo que quiere Putin, que es que Estados Unidos reconozca que Rusia tiene su propia esfera de influencia exclusiva, que abarca Ucrania y tal vez Europa del Este, como en la época soviética, como con el Pacto de Varsovia", afirma Bondarev.

"Eso es lo que quiere Putin: que la OTAN retroceda a 1997, desmantele toda la infraestructura de la OTAN en Europa del Este, en Polonia, en Rumania, en los Estados bálticos, etcétera. Quiere cambiar el orden mundial", añade.

El economista Sergiy Tisvkash, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales de Kiev (CSIS), no forma parte de los creen que Ucrania "perderá" la guerra, pero sí cree que el precio a pagar para que EE. UU. no la abandone será probablemente alto.

"A veces, las declaraciones públicas pueden diferir de la política real", afirma. "La seguridad europea está en juego, esta guerra no solo se trata de Ucrania".

Minerales raros

Un precio podría ser precisamente la cesión de los yacimientos minerales del país que, en su conjunto, supera los 14 billones de dólares, según estimaciones del Gobierno ucraniano.

Medios ucranianos y británicos ha sugerido que esa sería la propuesta presentada por el secretario del Tesoro de EE. UU., Scott Bessent, a Kiev, en su primera visita al país, la cual sucede una propuesta del propio Zelenski a Trump de septiembre (cuando el estadounidense era candidato) de ceder esas tierras raras.

Otros también lo han sugerido este camino. "El pueblo americano merece ser recompensado, merece un retorno por los miles de millones que han invertido en esta guerra, creo que Zelenski sería muy inteligente si acepta el acuerdo con Estados Unidos", dijo el pasado 16 de enero Mike Waltz, negociador de Trump para Medio Oriente y Rusia.

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Tisvkash, sin embargo, alerta que "algunas de las minas están bajo ocupación, incluidas algunas de las reservas de litio" y que, en todo caso, "los yacimientos de recursos fueron evaluados durante la época soviética y deben ser revisados utilizando tecnologías modernas".

Además, "bajo la legislación actual (ucraniana), los datos sobre los recursos naturales son confidenciales y están restringidos para su divulgación pública, por lo que es difícil decir cuán valiosos son", agrega.

El costo humano y la pregunta de la reparación 

Muchos también ponen énfasis en el gran daño ya sufrido por Ucrania (y que no sería reparado según lo queda trascendido del plan), así como en las centenares de miles de víctimas que podrían no tener justicia por los crímenes de Rusia.

Las cifras son, en efecto, demoledoras. Según balances no oficiales difundidos recientemente por medios como 'The Wall Street Journalel número de muertos y heridos (civiles y soldados) desde 2022 ya alcanzaría el millón de personas. 

Solo la ONU, que solo difunde cifras de civiles, ha registrado 12.654 muertos y 29.393 heridos desde el 24 de febrero de 2022.

Con ello, siempre según la misma fuente, en la actualidad hay unas 12 millones de personas estimadas, el 36% de la población de Ucrania, que necesitan hoy de asistencia humanitaria en Ucrania, y casi 10 millones de personas, incluidos niños, están en riesgo de sufrir trastorno de estrés postraumático (TEPT) agudo, mientras unas 400 han fallecido por las miles de minas esparcidas especialmente en el este del país.

Además de ello, el 30% de los empleos previos a la guerra han desaparecido y la pobreza ha aumentado del 5% al 25%, según la misma fuente.

France24

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