"Les quedan 98 días para abandonar el país libremente" antes de que sean "expulsados". El candidato del Partido Republicano José Antonio Kast lleva la cuenta hasta una eventual toma de posesión el 11 de marzo de 2026, y los más de 330.000 extranjeros indocumentados en Chile, en su mayoría venezolanos, han comenzado a tomar acciones.
La migración, que muchos chilenos asocian al aumento de la criminalidad en el país, ha estado en el corazón de la campaña electoral y forma parte de la oferta de los dos candidatos del balotaje de este 14 de diciembre.
La amenaza de Kast ha empujado a decenas de migrantes en condición irregular a la frontera con Perú, en un intento por emprender el regreso a Venezuela y otros países antes de tener que enfrentar la perspectiva de una deportación. Esa aprehensión amenaza con crear conflictos entre Chile y los países vecinos.
Limbo en el desierto
Para los que intentan volver, quedar atrapados en el desierto ha sido más que una metáfora, porque del otro lado, el gobierno de José Jerí declaró un estado de emergencia en la frontera, que lo autoriza a desplegar contingentes militares para evitar el ingreso a territorio peruano, de modo que las arenas de Arica se han convertido en una trampa sin salida.
"Las personas que no tengan sus documentos en regla no son bienvenidas a nuestro país", afirmó el presidente interino Jerí durante una visita en Tacna, en la frontera con Perú.
"Al menos, traigan un autobús, dejen que cada uno pague su billete y llévennos a Ecuador, para que podamos continuar nuestro camino hacia Venezuela", pide Billy González, uno de los migrantes varados en Arica que conversó con la agencia AFP.
Perú ha recibido ya casi dos millones de venezolanos desde que se inició la diáspora en 2018, y el canciller Hugo de Zela ha dejado claro que "no estamos en condiciones de recibir un número mayor en estos tiempos".
Además, tampoco ve viable establecer un corredor humanitario para el retorno a Venezuela, pues eso "implicaría coordinaciones con Ecuador y Colombia que aún no se han hecho".
Para los que se han aventurado ante la amenaza de Kast, la única esperanza de escapar al limbo del desierto es un grupo de trabajo binacional que estudiará casos específicos de personas en situación de vulnerabilidad para tomar "medidas en base al derecho internacional humanitario", como indicó Jerí.
Colchane, una pequeña localidad andina fronteriza con Bolivia, podría ser un destino alternativo para los que se están quedando sin opciones en la cuenta regresiva, y algunos ya han anunciado su intención de trasladarse hacia allá, con lo que entraría un segundo país en la ecuación del pánico generado por la probable llegada de Kast.
Aun así, el ministro chileno del Interior, Álvaro Elizalde, niega que esté en curso una crisis migratoria, porque "no ha habido un aumento en los flujos en los últimos días" y las cifras de noviembre en el paso de Chacalluta (en la frontera de Arica) "son menos que las que salieron el año pasado en el mismo mes".
Aumento de la criminalidad: ¿percepción o realidad?
Hace apenas siete años, el número de inmigrantes irregulares en Chile era de 10.000 personas. En 2024, el Servicio de Nacional de Migraciones estimó que esa cifra había saltado a 330.000.
La mayoría de ellos son venezolanos que dejaron su país después de las protestas de 2017 y ante la combinación de violencia política, represión, hiperinflación, escasez de bienes básicos y falta de servicios que luego fue reconocida por la ONU como una crisis humanitaria compleja.
En total, son más de 700.000 los venezolanos radicados en Chile tras el inicio del éxodo, y de ellos más de 100.000 siguen sin documentación legal.
De acuerdo con las leyes de Chile, los indocumentados pueden disfrutar de salud y educación públicas, pero no es la presión sobre los servicios la que ha enrarecido las posiciones en torno a ellos, sino la percepción de muchos chilenos de que tienen un peso en el supuesto aumento de la criminalidad.
Varias encuestas coinciden en que más de dos tercios de la población relacionan la clandestinidad en la que viven los migrantes irregulares con la delincuencia.
No hay datos concluyentes sobre la participación de inmigrantes en el crimen, pero cifras de la Defensoría del Pueblo revelaron en 2022 que los extranjeros representaban solo el 5,3% de la población carcelaria, a pesar de que eran el 8,2% de los habitantes en general. Además, Chile sigue siendo uno de los países más seguros de América Latina.
Sin embargo, una célula de la megabanda venezolana Tren de Aragua opera en Chile desde 2018, cuando se estableció en el país uno de sus cofundadores, Larry Álvarez Núñez, y ha estado relacionada con el asesinato de varios carabineros en 2023 y 2024.
La percepción que revelan las encuestas ha puesto a la migración como un punto focal en la campaña presidencial, y Kast no ha dudado en hacerla combustible para sus ofertas electorales.
"La única victoria que nos hará celebrar es cuando derrotemos al crimen organizado y al narcotráfico; la victoria real será cuando cerremos nuestras fronteras a la inmigración irregular", afirmó el ultraderechista luego de conocer los resultados de la primera vuelta.
El republicano ha ofrecido desde excavar una zanja fronteriza, el equivalente chileno al muy publicitado muro del primer gobierno de Donald Trump, hasta la expulsión automática el día que se inicie su gestión.
José Luis Pérez, sociólogo peruano que fuera ministro del Interior de Ollanta Humala, es uno de los expertos que ha puesto en duda la viabilidad de esas promesas.
"¿Adónde los va a expulsar si no hay frontera de Venezuela con Chile?", se preguntó Pérez en entrevista con la emisora 'Radio Programas del Perú'. "¿El corredor humanitario por dónde iría? Si va por tierra, tendrá que coordinarse: Chile con Perú, Ecuador, Colombia y que llegue a Venezuela".
En el último debate antes del balotaje, celebrado el 3 de diciembre, Kast no respondió cuando periodistas le hicieron cuestionamientos similares, y negó que tuviera planes de hacer redadas como las que se han visto en Estados Unidos.
En su lugar, imagina vuelos chárter habilitados por los gobiernos de los países de origen y pagados por los propios migrantes.
El escepticismo sobre la posibilidad de que estas promesas de campaña se materialicen podría ser la explicación al increíble fenómeno de la intención de voto de los venezolanos que son electores en Chile.
Según una encuesta de la Universidad del Desarrollo, 62% de los inmigrantes de ese país habilitados para votar se inclinaron en las primarias por los candidatos de la ultraderecha, Kast, y de la derecha tradicional, Evelyn Matthei.
Otra puerta cerrada
La otra opción en el balotaje no está exenta de desafíos para los migrantes indocumentados, porque la izquierdista Jeannette Jara también espera poder controlar los flujos irregulares, aunque sin la terapia de choque que promete Kast.
La candidata oficialista quiere asegurar la frontera y planea censar a la población migrante para tratar de detectar a aquellos que tengan historial delictivo. De su lado, el limbo sustituye a la amenaza, porque ofrece un camino para salir de la oscuridad, pero no habla de regularizar a los que están ilegales.
"No podemos regularizar en Chile a gente que entró por la ventana", dijo durante el debate del 3 de diciembre, en el que planteó extender el uso de un convenio ya establecido con Bolivia para "ayudarlos (a los venezolanos) a que consigan sus documentos" y apoyarlos en el retorno.
"Creo que es importante que quienes quieran volver a su país encuentren el apoyo del nuestro para poder salir", afirmó, pero sabe que la condición para que eso se concrete todavía es vaga: "Si es que se abren nuevos puentes democráticos".
Jara ha criticado que Kast instrumentalice a la migración para efectos de campaña, generando tensiones con otros países, y ha ridiculizado sus planes extremos, como una zanja fronteriza "innecesaria" cuando es posible apelar a recursos como "empadronamientos biométricos" para resguardar el territorio.
Su plan también incluye expulsiones, pero solo para aquellos que se nieguen a participar en el censo. "No sabemos quiénes son. No sabemos si tienen relaciones laborales acá, si tienen antecedentes penales, si tienen relaciones familiares", destacó.
Para los migrantes irregulares en Chile, la perspectiva, en cualquiera de los dos casos, parece ser la salida de la manera fácil o de la difícil, incluso si esas alternativas están motivadas por percepciones, más que por evidencias.
Con AFP, EFE, AP y medios locales
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