Este ensayo de Tulio Cordero es una contribución valiosa para entender la obra de Marcio Veloz Maggiolo desde una perspectiva fenomenológica y política. Logra demostrar que la memoria, en su narrativa, no es solo un recurso literario, sino un acto ético de resistencia.
Es un análisis profundo y bien estructurado sobre la concepción de la memoria en la obra del destacado escritor dominicano.
Cordero centra su estudio en la memoria como eje central en la narrativa de Veloz Maggiolo, destacando su importancia en obras como La vida no tiene nombre, La mosca soldado, Memoria tremens y otros textos ensayísticos. La selección de obras es acertada, pues abarca diferentes etapas de la producción del autor.
El enfoque fenomenológico permite explorar cómo la memoria se manifiesta en la obra de Veloz Maggiolo, más que definirla teóricamente. Cordero analiza las metáforas y alegorías que el autor utiliza para representar la memoria (como "desván de objetos perdidos", "charco de vida", "ancla", etc.), lo que enriquece la interpretación.
Uno de los puntos más fuertes es la discusión sobre la memoria como herramienta contra el olvido impuesto por regímenes dictatoriales. Cordero muestra cómo Veloz Maggiolo rescata las voces de los marginados (como los gavilleros, los indígenas o los afrodescendientes) en una suerte de contrahistoria.
Esta valoración constituye una inmersión lúcida y profunda en los territorios simbólicos de la memoria dentro de la narrativa de Marcio Veloz Maggiolo.
A través de un riguroso aparato crítico, que conjuga fuentes filosóficas, antropológicas y literarias, se despliega una lectura que no solo interpreta la obra del autor dominicano, sino que la habita desde su densidad cultural, histórica y mítica. La memoria —en sus múltiples formas: individual, colectiva, simbólica, traumática— emerge aquí como eje vertebrador de una poética comprometida con la identidad y la historia del Caribe.
El texto pone en evidencia el carácter rizomático de la escritura de Veloz Maggiolo, en la que los saberes ancestrales, los mitos originarios, la arqueología y la antropología se entrelazan con la ficción para construir un discurso literario que desafía las formas hegemónicas del relato histórico. La noción de subhistoria o “historia en do menor” aparece como metáfora potente del gesto crítico del autor: una relectura desde abajo, desde las voces silenciadas o marginadas por la historiografía oficial.
Asimismo, el ensayo acierta al señalar que la obra de Veloz Maggiolo no se limita a representar una realidad o a reconstruir un pasado, sino que los reimagina, los resignifica y, en muchos casos, los subvierte, erigiéndose así en un espacio de resistencia simbólica. La literatura aparece como un acto de memoria activa, como una forma de pedagogía que no se desentiende del presente, sino que interviene en él.
En términos metodológicos, el análisis se distingue por su equilibrio entre la erudición y la claridad expositiva. Las referencias a autores como Paul Ricoeur, Maurice Halbwachs, Claude Lévi-Strauss o Northrop Frye no son aquí meros ornamentos teóricos, sino herramientas que permiten iluminar zonas clave de la escritura de Veloz Maggiolo. Igualmente valiosa es la lectura intertextual que conecta su narrativa con otras tradiciones culturales del continente, subrayando la dimensión transcultural de su obra.
En definitiva, este estudio no solo enriquece la comprensión de una de las voces más significativas de la narrativa caribeña contemporánea, sino que también aporta una reflexión pertinente sobre los modos en que la literatura puede convertirse en archivo vivo de la memoria. En un mundo cada vez más marcado por el olvido programado y la desmemoria institucional, recuperar el gesto de Veloz Maggiolo —ese “testigo arqueológico de lo humano”— es, más que un ejercicio académico, una necesidad ética y cultural.
Este ensayo, Esbozo de una fenomenología de la memoria en el pensamiento de Marcio Veloz Maggiolo, del poeta, filósofo y sacerdote Tulio Cordero, galardonado con el Premio de Literatura UNPHU. A partir de su lectura filosófica y poética de la obra de Veloz Maggiolo,
Propone una comprensión de la memoria no solo como objeto de análisis, sino como experiencia vivida, ética y espiritual. La memoria, entendida como “entrega”, se convierte en eje estructurante tanto de la identidad colectiva como de la creación literaria.
El análisis destaca cómo esta concepción se inscribe dentro del pensamiento interiorista y encuentra resonancia en la propia obra lírica de Cordero, donde el recuerdo se manifiesta como acto litúrgico y epifánico. La sinopsis también expone los principales núcleos conceptuales de la conferencia premiada por el autor en la Biblioteca Nacional en 2021.
Donde articuló cuatro ejes temáticos en la obra de Veloz Maggiolo: la fenomenología del recuerdo, el mito como forma de memoria, la relación entre memoria e identidad y la memoria como arqueología de lo perdido.
En conjunto, la obra ensayística y poética de Tulio Cordero plantea la memoria como una forma de fidelidad estética, ética y espiritual, que resiste el olvido y redime lo vivido a través del lenguaje. Este enfoque convierte su propuesta en una valiosa contribución al pensamiento literario y filosófico contemporáneo en el Caribe.
La memoria no es el polvo acumulado en los estantes del tiempo, sino la savia que nutre el presente. Esta convicción —a la vez filosófica y poética— vertebra la obra ensayística y lírica de Tulio Cordero, sacerdote, filósofo y poeta, cuya reflexión sobre la memoria en Esbozo de una fenomenología de la memoria en el pensamiento de Marcio Veloz Maggiolo (Premio de Literatura UNPHU) trasciende lo académico para convertirse en una ontología del recuerdo. Su prosa, rigurosa pero vibrante, teje un diálogo entre la narrativa de Veloz Maggiolo y una concepción de la memoria como trinchera identitaria, acto de resistencia y poética de lo sagrado.
Más allá del reconocimiento institucional, el ensayo desvela el núcleo de la cosmovisión cordereana: la memoria como ética de la entrega. Al citar Memoria tremens —“soy un entregador de memorias mías y de las ajenas”; “la memoria, si no se entrega, se pierde”—, Cordero no solo analiza, sino que se confiesa. Estas líneas, más que claves hermenéuticas, son espejos de su propia obra: en ellas late una idea del recuerdo como donación, próxima a la poética del darse que caracteriza al interiorismo.
Esta tesis alcanzó su expresión más luminosa en su conferencia Marcio Veloz Maggiolo: memoria, mito e identidad (Biblioteca Nacional, 2021). Allí, Cordero leyó la obra del maestro como un “re-visitar” —término que sugiere tanto vuelta ritual como visión renovada— de los símbolos fundantes de lo dominicano: mitos que persisten en las ruinas, sueños que palpitan bajo el cemento. Su análisis desglosó cuatro dimensiones velozmaggiolianas:
1. Fenomenología del recuerdo (el acto de evocar como experiencia corpórea).
2. Mito-memoria (el relato como tejido colectivo),
3. Memoria-identidad (el pasado como raíz ética),
4. El desván de los objetos perdidos (lo material como umbral de lo invisible).
“La memoria no es archivo, sino epifanía”, insistió Cordero. Una idea que resuena en su propia poesía, desde Latido cierto hasta Hilo de fuego, donde el silencio y la contemplación son vasijas para lo trascendente. En su lírica —inscrita en el interiorismo pero diáfana como un salmo—, recordar es un acto litúrgico: la anécdota se transustancia en símbolo, y el poeta deviene sacerdote de “aquello que no puede nombrarse del todo” (como escribió en El hacha y la nube).
El proyecto cordereano se revela así como una arqueología del alma: la memoria como puente hacia lo ancestral, pero también como semilla de eternidad. Tres citas de Veloz Maggiolo que Cordero rescata lo confirman:
1. “La memoria está ahí abajo, acechando” (persistencia de lo reprimido).
2. “Agricultura del sueño” (cultivo de lo intangible),
3. “Último escalón hacia la eternidad” (el recuerdo como resurrección).
En estas palabras late el pulso de Cordero: poeta que nombra lo perdido, filósofo que descifra huellas, sacerdote que consagra lo efímero. Su ensayo y su conferencia no son ejercicios de erudición, sino actos de fidelidad: a la palabra que salva, al pueblo que resiste olvidando, al alma que se reconoce en el espejo de la memoria entregada.
Este esbozo de una fenomenología de la memoria en el pensamiento de Marcio Veloz Maggiolo no es simplemente un ensayo, sino una meditación profundamente articulada sobre el alma de la literatura caribeña. Tulio Cordero, al conjugar la filosofía, la poesía y la fe, construye una cartografía del recuerdo como lugar teológico, político y estético. Nos recuerda que el acto de recordar —como el de escribir— es siempre un acto de entrega: del yo al otro, del presente al pasado, de la palabra al silencio.
Frente a la amnesia globalizada, su obra afirma: recordar es un deber sagrado, y escribir, la forma más alta de oración.
Así, el texto se inscribe en una tradición que piensa la memoria no como depósito inerte, sino como fuerza vital, como latido de una identidad que se rehúsa a desaparecer. En tiempos en que el olvido se convierte en estrategia de poder, la escritura de Cordero se alza como antídoto, como oración encarnada en el lenguaje. Su lectura de Veloz Maggiolo no solo ilumina una obra fundamental, sino que la prolonga, la encarna, la devuelve a la vida con la reverencia del que sabe que recordar es, en última instancia, una forma de amar.
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