Falleció, a los 89 años, la ex misionera canadiense Joan Tinkess, quien en el liceo San Martín de Porres, de Yamasá, creó hace más de seis décadas un modelo de educación de calidad, que puede servir de guía para transformar la educación pública de nuestro país.
Hace apenas mes y medio que el presidente Luis Abinader, advertido de su legado magisterial en ese plantel y de su extensa labor social entre las mujeres campesinas de Cutupú, en La Vega, la condecoró en reconocimiento a sus duraderos aportes a la sociedad dominicana.
Su fallecimiento se produjo en la ciudad de Windsor, Canadá, tras complicaciones derivadas de una cirugía renal. Atendiendo a sus deseos, su cadáver será cremado, y sus cenizas serán esparcidas en las dos comunidades dominicanas que todavía conservan las huellas profundas que dejó su labor misionera.
Su reconocimiento por parte del gobierno dominicano se produjo a mediados del mes de julio pasado, en un acto en el Palacio Nacional, presidido por el presidente y la vicepresidenta de la República. Se le honró con la Orden del Mérito de Duarte, Sánchez y Mella, en el grado de Caballero.
La ex religiosa se aferró hasta el final de sus días a la posibilidad de un mundo mejor, soñó con extrapolar el modelo de microcrédito creado en Cutupú a otras regiones dominicanas para empoderar a mujeres pobres, y aspiró a que otros diseminaran el modelo de educación basado en valores que creó en Yamasá.
En Yamasá, Joan Tinkess, en atención a las instrucciones de la orden religiosa a la que entonces pertenecía, las Hermanas Grises de la Inmaculada Concepción, fundó y dirigió el primer liceo secundario de la población, el San Martín de Porres. Antes, había sido profesora en la escuela elemental San Pedro de Córdova.
En el liceo San Martin de Porres se formó una generación de jóvenes dominicanos, quienes llegaron a convertirse en profesionales exitosos gracias al modelo educativo que amplió sus horizontes y rompió un ciclo de exclusión social y económica.
La calidad y eficacia del modelo humanístico orientado a un desarrollo integral que implementó hace 60 años, al igual que el de la religiosa Leonora Gibb, en la provincia de Consuelo, tienen hoy plena vigencia y pueden servir al país en su búsqueda de plataformas educativas de calidad.
El Ministerio de Educación y los que exploran nuevos modelos no deben mirar únicamente en tierras extranjeras. El modelo de Yamasá es un importante referente local, al igual que todo el legado póstumo de Joan.
Además de liberar talentos en Yamasá, Joan Tinkess, junto a la exreligiosa Mary Tiner, también condecorada por el presidente Abinader, sacó de la indigencia a cientos de campesinas veganas, formando asociaciones de mujeres y programas innovadores de microcrédito que persisten cincuenta años después de su creación.
Esas asociaciones se organizaron posteriormente en una federación, a la que dieron el nombre de las dos misioneras, la Federación Campesina Juana María.
Tinkess dedicó su vida a la educación, y tenía un máster en Estudios Religiosos. Recogió sus experiencias en dos libros, Desafío y esperanza, memorias de su vida y su trabajo en el país, y Ni un paso atrás, compendio de entrevistas sobre el trayecto de las asociaciones campesinas que en medio siglo de luchas cambiaron las vidas de dos generaciones.
Sus vivencias en el país, a donde llegó en 1958 siendo una veinteañera, terminaron de forjar su carácter, poco dado a la ambigüedad y a los tonos grises. Los desafíos no la intimidaron.
La turbulencia política, la pobreza, la soledad fueron acicates que la condujeron a vivir entre los pobres ‘’como maestra y aprendiz, como innovadora y animadora’’, siguiendo lineamientos emanados del Concilio Vaticano ll. En ese trayecto entendió que ‘’la verdadera transformación no es fácil ni rápida’’, y sus luchas no cesaron.
Siempre consideró que había sido su ‘’gran fortuna vivir entre personas que luchan diariamente por las necesidades más elementales… compartiendo sin medida su fe, el gozo, el dolor y sus esperanzas. En sus memorias, se declaró ‘’llena de gratitud por la oportunidad que me ofrecieron’’ y por ‘’el regalo amoroso de un pueblo que me ofreció su idioma, su música, su comida, su humor y coraje’’.
‘’Fue el corazón abierto, el amor sin restricciones que recibí de los dominicanos, lo que despertó en mí el amor por toda la humanidad. Somos uno, nos demos cuenta o no, pero cuanto antes hagamos nuestra esa simple verdad, más pronto el mundo será un mejor lugar’’.
‘’Llevo un corazón que vive en dos países a la vez, que ama a los dos sin reservas. Mi corazón se ha abierto para que el mundo en general lo habite’’.
Joan Tinkess fue articulista de este diario. A continuación, algunos de sus escritos que mueven a la reflexión y que invitamos a leer en su memoria:
–https://acento.com.do/opinion/con-que-derecho-3-9103769.html
–https://acento.com.do/opinion/hace-cincuenta-y-siete-anos-9081017.html
–https://acento.com.do/opinion/elogio-de-odette-9076828.html
–https://acento.com.do/opinion/quisqueyanas-valientes-9062910.html
–https://acento.com.do/opinion/sobre-la-compasion-9051590.html
–https://acento.com.do/opinion/de-la-semilla-a-la-flor-y-al-fruto-9044887.html