De forma individual o en grupo, estas jóvenes de entre 10 y 18 años han logrado escapar de sus secuestradores, según informa nuestro corresponsal en Abuja, Moïse Gomis. Mons. Bulus Dauwa Yohanna, propietario de la escuela Saint Mary, en el centro de Nigeria, indica que su equipo ha podido constatarlo tras ponerse en contacto con las familias y visitarlas.
Por el momento se desconoce cómo lograron estas adolescentes regresar a sus hogares y, sobre todo, dónde estaban retenidas. La escuela Saint Mary está situada a las afueras de Papiri, en una localidad aislada del estado de Níger.
Despliegue de las fuerzas de seguridad
Las autoridades han declarado que se han desplegado fuerzas de seguridad junto con cazadores locales para rescatar a las niñas. Y dada la repercusión mundial de este secuestro, el presidente Bola Ahmed Tinubu ha convertido en una prioridad la resolución de este drama, que afecta a familias angustiadas.
No obstante, 253 niñas y 12 de sus supervisores siguen retenidos como rehenes en algún lugar de Nigeria. Y es poco probable que estas víctimas se encuentren cautivas fuera del país. El impacto es profundo en las aldeas afectadas. Ayuba Yusuf, padre y responsable local de la Asociación de Cristianos de Nigeria (CAN) en Agwara, en el estado de Níger, explicó a RFI: “Aquí, la gente está profundamente conmocionada por lo que ha ocurrido desde el viernes. No hemos recibido ninguna información sobre los alumnos secuestrados en Papiri y esta falta de noticias sumerge a toda la comunidad en una gran tristeza”.
El pasado lunes, 17 de noviembre, 28 jóvenes también fueron secuestradas en un instituto del vecino estado de Kebbi. El 23 de noviembre, el papa León XIV pidió “la liberación inmediata de las alumnas”. Estos secuestros se producen mientras Donald Trump amenaza con intervenir militarmente en Nigeria para poner fin a lo que califica de “genocidio cristiano”.
Por otra parte, el presidente nigeriano, Bola Ahmed Tinubu, anunció en sus redes sociales el rescate por parte de las fuerzas de seguridad nigerianas de 38 rehenes de la iglesia de Eruku, en el estado de Kwara, cuyo ataque fue filmado el pasado 18 de noviembre. “Gracias a los esfuerzos de nuestras fuerzas de seguridad en los últimos días, los 38 fieles secuestrados en Eruku, en el estado de Kwara, han sido liberados”, escribió el presidente nigeriano en su cuenta de X.
Nigeria está conmocionada tras dos secuestros perpetrados en escuelas católicas la semana pasada, diez años después del secuestro de casi 300 estudiantes de secundaria por Boko Haram en Chibok, en el estado de Borno. Según el International Crisis Group, cada año se producen entre 3.500 y 7.500 secuestros en el país. Pero, ¿cómo se explica este recrudecimiento en la actualidad?
Distintas teorías
Estos actos violentos se producen en un momento en que la retórica de Donald Trump sobre un supuesto “genocidio cristiano” enciende los ánimos y podría animar a algunos grupos a actuar. Este es la análisis de Nnamdi Obasi, asesor principal para Nigeria del International Crisis Group, entrevistado por Christina Okello de RFI.
“No parece realmente una coincidencia. El Gobierno nigeriano afirma que las declaraciones y amenazas de Estados Unidos han animado a algunos grupos armados a pasar a la acción, con la esperanza de obtener visibilidad internacional en un momento en que Washington se implica más en la región. Pero circulan otras explicaciones. La primera es que estos grupos estarían tratando de secuestrar a estudiantes para utilizarlos como escudos humanos, por temor a posibles ataques estadounidenses. De este modo, se rodean de civiles para disuadir cualquier ataque aéreo contra ellos”.
“La segunda teoría, continúa Nnamdi Obasi, evoca actos de desafío: una forma de burlarse de Washington, de decir “vean, pueden llevar a cabo vuestras amenazas, no daremos marcha atrás”. Al final, sigue siendo difícil determinar con certeza qué motiva estos ataques, ni siquiera si se trata de grupos criminales, extremistas o una mezcla de ambos: parecen superponerse varias dinámicas”.
Compartir esta nota