Con 14.000 puestos de trabajo eliminados en Amazon, la era de los despidos relacionados con la inteligencia artificial (IA) parece haber comenzado. Mientras que al otro lado del Atlántico ya se observan reestructuraciones y una ralentización de las contrataciones, en Francia el impacto sigue siendo difícil de medir, aunque se acumulan las señales débiles.

Por Aurore Lartigue

“Tengo la sensación de tener una espada de Damocles sobre mi cabeza”. Fanny ha pasado por muchas cosas. Traductora independiente desde hace unos quince años, últimamente piensa más que nunca en cambiar de rumbo. A su alrededor, se acumulan los anuncios de reconversión profesional. La causa: el auge de herramientas como DeepL o ChatGPT, capaces de producir textos cada vez más convincentes.

“Por ahora, sigo teniendo suficiente trabajo bien remunerado, sin duda porque traduzco del alemán y trabajo mucho para Suiza, donde se sigue valorando la calidad”, explica. Pero algunos de sus clientes simplemente han desaparecido. Ninguno le ha dicho que haya preferido los servicios de traductores automáticos, pero ella no se hace ilusiones. Y su ojo experto sabe reconocer las expresiones típicas de las traducciones generadas por la IA.

La inteligencia artificial no solo ha transformado la forma de traducir: ha creado una nueva profesión, la de posteditor. En otras palabras, corregir las traducciones generadas por una máquina. Evidentemente, está “mucho peor pagada”, “no es muy interesante” y “los plazos son más cortos”.

Un cambio visible a gran escala: en otoño de 2024, la aplicación de aprendizaje de idiomas Duolingo rescindió los contratos del 10 % de sus traductores autónomos, antes de despedir a parte de sus autores. Su director general, Luis von Ahn, asumió entonces que quería “dejar de utilizar contratistas para hacer el trabajo que puede generar una IA”.

Aunque no existen estudios sobre el número de puestos de trabajo de traductores destruidos por la IA, el sector ha servido de laboratorio para lo que algunos consideran el equivalente a la “revolución industrial” para las profesiones intelectuales. Y la onda expansiva no ha hecho más que empezar.

Amazon, la primera ola masiva de la era de la IA

¿Nos quitará la IA el trabajo? En una época no muy lejana, la pregunta era cosa de ciencia ficción. Pero menos de tres años después de la irrupción de ChatGPT, la velocidad a la que estas herramientas se están extendiendo en nuestras vidas profesionales es vertiginosa.

En mayo, Dario Amodei, director general de Anthropic, predijo que la IA podría eliminar la mitad de los puestos de trabajo de oficina para principiantes y hacer que el desempleo aumentara entre un 10 % y un 20 % en cinco años.

En Amazon, la ficción se ha convertido brutalmente en realidad. El gigante tecnológico anunció el martes 28 de octubre el despido de 14 000 personas “de la plantilla de oficinas”, lo que supone el 4 % de sus 350.000 puestos administrativos. Un anuncio presentado como el primer paso de una ola que podría afectar a 30.000 personas. Los puestos afectados son los de soporte, recursos humanos, logística, nube y publicidad.

En su declaración en la página web del grupo, la vicepresidenta de recursos humanos, Beth Galetti, relacionó directamente esta decisión con la IA generativa: “Esta generación de IA es la tecnología más transformadora que hemos visto desde Internet y permite a las empresas innovar mucho más rápido que antes”. En junio, el director general del grupo, Andy Jassy, advirtió que la IA conduciría a una “reducción de plantilla” en los próximos años.

Y Amazon ya no es un caso aislado. IBM fue una de las primeras empresas en automatizar sus funciones de recursos humanos. Accenture se desprendió de 22.000 empleados, principalmente en Estados Unidos, como parte de un plan centrado en la IA. La consultora advirtió que los empleados incapaces de adoptar estas herramientas podrían ser los siguientes afectados. En cuanto a Salesforce, su director general, que se jactaba de que la IA “realizaba entre el 30 % y el 50 % del trabajo” en la empresa especializada en software para empresas, despidió a 4.000 empleados.

Algunos incluso han tenido tiempo de dar marcha atrás. En primavera, la fintech sueca Klarna, especializada en pagos, redujo su plantilla en un 40 %, justificándolo por la generalización de la IA en sus departamentos de marketing y atención al cliente. Finalmente, ante el descontento de los clientes, volvió a contratar personal.

Más allá de los despidos espectaculares, que siguen siendo marginales, la transformación se está extendiendo de forma silenciosa. Según la Fed de Nueva York, el 12 % de las empresas de servicios que utilizan la IA habrían ralentizado sus contrataciones en los últimos meses.

Aumento de la productividad, factores de ahorro… La IA está provocando una profunda reorganización de la plantilla y una automatización acelerada de las funciones administrativas, contables y de marketing, según el Informe sobre el futuro del empleo 2025 del Foro Económico Mundial. Las profesiones relacionadas con la banca, los seguros, la comunicación y la logística, así como los puestos de analistas de datos, se encuentran entre los más expuestos a la transformación, según este mismo informe, que señala las tareas repetitivas y predecibles como las más fácilmente automatizables.

“Transformación silenciosa"

Mientras que Estados Unidos ya se enfrenta a reestructuraciones relacionadas con la IA, Europa sigue avanzando con cautela. En Francia, aún no se ha atribuido explícitamente ningún plan de despidos de envergadura a la IA, y los efectos siguen siendo “difícilmente medibles”, comenta en una respuesta por escrito Antonin Bergeaud, profesor asociado de HEC y especialista en innovación. “El mercado estadounidense siempre ha sido más reactivo que el francés”, estima. “Pero cabe esperar las mismas consecuencias: empresas que frenan la contratación en los sectores expuestos, a la espera de ver cómo evoluciona la tecnología”.

Sin embargo, las primeras señales ya están ahí. Según un estudio del grupo LHH (filial de Adecco) publicado a finales de septiembre, en el que participaron 2.000 altos directivos de 13 países, el 46 % de los directivos afirma haber reducido ya su plantilla debido a la IA, y el 54 % prevé contratar a menos personas en los próximos cinco años. Sin embargo, señala Michaël Chambon, director general de LHH Francia, solo el 12 % de los empleados afectados identifican esta tecnología como la causa de su salida. “Hay algo discordante. Los directivos afirman que hay un impacto, pero los empleados no son conscientes de ello”.

“Nos encontramos ante un fenómeno de transformación, no aún de destrucción”, añade. “Pero esta transformación es silenciosa, ya que se produce a través de la no sustitución o la congelación de las contrataciones”.

Los efectos también parecen contradictorios. “Vemos que las empresas que adoptan la IA tienen una productividad ligeramente superior y, por lo tanto, contratan más, lo que representa una aparente paradoja”, señala. El informe IA Jobs Barometer 2025 de la consultora PwC va en este sentido: el número de ofertas de empleo en profesiones expuestas a la IA se ha disparado un 273 % en Francia entre 2019 y 2024.

“El cambio solo se notará realmente en la empresa media cuando se implemente una estrategia global de IA. Algo que, por el momento, solo se hace en las grandes empresas”, precisa Antonin Bergeaud.

En algunos sectores, la automatización no ha esperado a ChatGPT. Es el caso de los centros de atención telefónica y otros servicios de atención al cliente: desde hace casi una década, los chatbots responden a las preguntas más sencillas. Y ahora todos estamos familiarizados con esas voces sintéticas que sustituyen a los operadores telefónicos humanos. “Evidentemente, esto tiene un impacto en el empleo. Lamentablemente, no disponemos de datos cuantificados para cuantificarlo”, explica Thibault Soulat, responsable de CGT-SAPT centros de atención telefónica.

En una crónica publicada en Le Monde el pasado mes de mayo, Caroline Adam, delegada general del sindicato patronal de profesionales de la relación con el cliente externalizada (SP2C), confirmaba el futuro incierto de un sector ya debilitado por la digitalización y las deslocalizaciones: “Desde hace dieciocho meses, hay una congelación de las contrataciones porque los empleadores prevén una disminución de las solicitudes de los clientes”.

Según la encuesta SP2C 2025, realizada por el principal sindicato del sector, el mercado francés de centros de llamadas creció un 2,5 % entre 2022 y 2023, antes de retroceder ligeramente (-0,1 %) entre 2023 y 2024. Según el sindicato CGT-SNAPT, esta contracción se explica en parte por las deslocalizaciones, pero también por los efectos de la automatización impulsada por la inteligencia artificial. Según el estudio, los canales digitales están creciendo rápidamente: los correos electrónicos aumentaron un 15 % en 2024 y los SMS un 91 %, mientras que la facturación relacionada con los chats disminuyó un 21 %, que es la parte más fácil de automatizar. El teléfono sigue siendo el medio mayoritario (74 % de la facturación), pero la reorganización de las tareas se acelera con la llegada de copilotos de IA encargados de resumir las conversaciones y de herramientas de escucha automatizada. Thibault Soulat teme que estos sistemas, además de aumentar la presión sobre los agentes, puedan acabar sustituyendo a parte de los directivos.

Menos puestos para jóvenes profesionales

Las primeras víctimas son los oficinistas, y sobre todo los jóvenes. Según el Foro Económico Mundial, las prácticas y los empleos para principiantes corren el riesgo de ser sustituidos por la automatización. Jean-Amiel Jourdan, director ejecutivo de HEC Talents, ya lo ha constatado: “La adopción de la IA reduce el volumen de puestos tradicionales para jóvenes profesionales. Las tareas de análisis, síntesis y elaboración de informes se automatizan” a un menor costo. Y los nuevos empleados deben ahora ser capaces de garantizar “la supervisión y validación de los contenidos generados por la IA”.

Este cambio podría, advierte, plantear a los empleadores un “dilema”: ¿cómo crear una cantera de talentos experimentados si se reduce la contratación de jóvenes?

Un estudio de la Universidad de Stanford en Estados Unidos confirma la tendencia: desde la adopción generalizada de la IA generativa, el empleo de los jóvenes de entre 22 y 25 años en las profesiones más expuestas ha disminuido un 13 %. El impacto es más visible en los puestos de trabajo más expuestos, como el de desarrollador, donde la caída alcanza el 20 % desde el pico de finales de 2022.

“El mercado se ha ralentizado en los últimos dos años en el sector tecnológico y esto se nota mucho en el ecosistema de los desarrolladores, una población que nunca había conocido la crisis”, explica Greg Lhotellier, reclutador y fundador de Dev with IA, para quien esta situación se debe sobre todo a una coyuntura económica menos favorable. “Todavía no veo ningún caso en el que se deje de contratar porque una IA haga el trabajo”.

A medio plazo, prevé una transformación de la profesión hacia puestos de “gestores de IA”. “La IA generará código, pero siempre se necesitará un humano para controlar, arbitrar y comprender”.

Sobre el terreno, incluso en Francia, a principios de septiembre, Microsoft confirmó la supresión de 200 puestos de trabajo, es decir, el 10 % de su plantilla en Francia, en el marco de un plan mundial que invoca la “mejora de la eficiencia operativa” y las inversiones masivas en inteligencia artificial.

En un foro de Reddit, muchos jóvenes desarrolladores cuentan que les cuesta encontrar trabajo. Se destaca sobre todo la saturación del mercado tras el auge de la covid y la multiplicación de la formación. ¿La IA podría sustituirlos? Muchos, que ya trabajan en el sector, se ofenden. Aunque otros admiten: “Mi equipo se ha reducido a la mitad desde la covid. Ya no hay junior, casi solo senior. Y producimos lo mismo, o incluso más, gracias a la IA”. Por parte de los autónomos, algunos notan la diferencia: “Antes, tenía clientes que me pedían pequeños programas para probar una idea. Hoy en día, cualquiera con un poco de ingenio puede hacerlo solo con ChatGPT”.

Greg Lhotellier se muestra cauteloso: “El daño social puede ser real, pero el impacto de la IA en el empleo sigue, por ahora, sin estar a la altura de los discursos alarmistas”.

Uno de cada cuatro empleos presenta un riesgo de exposición a la IA generativa, según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo. Sin embargo, pocos empleos son totalmente automatizables. Existe el riesgo de que se produzca una brecha entre los empleados “mejorados” por la IA y aquellos cuyas tareas serán parcialmente sustituidas por la IA o que se quedarán al margen de esta innovación tecnológica. “Hay profesiones que podrían desaparecer, pero la mayoría son más bien profesiones en evolución”, analiza Michaël Chambon, quien subraya la importancia de anticiparse y formarse. Aunque, a largo plazo, es difícil imaginar un saldo humano que no sea negativo.

RFI

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