Un aspecto fundamenta dentro del proceso de crecimiento institucional de una nación es cuando alcanza la madurez democrática, y una condición para esa madurez es ejercer el derecho al voto.

Este proceso, que puede ser complejo, debe ir acompañado de acciones que alienten al elector a sumarse al ejercicio de la transición cívico-democrática del país en un sufragio. Esto es lo que se pondrá a prueba en los Estados Unidos.

Ahora que oficialmente ha comenzado la carrera hacia la presidencia estadounidense, uno de los aspectos que llama poderosamente la atención de los actuales candidatos es el perfil político que los identifica. Precisamente, el perfil de los candidatos redefinirá la posición de los EE.UU. frente a sus votantes y al mundo. Por ejemplo, el presidente Biden, podría enmarcarse en una línea política progresista o menos conservadora, pero atada a las condicionantes que han llevado a esta nación al hastío.

EE.UU. ha estado sufriendo desde la incapacidad de postular por una legislación migratoria o atacar problemas como la pobreza, la falta de oportunidades para las minorías, la baja calidad de la educación, las inequidades. También, el reto de empujar en el congreso legislaciones que produzca un bienestar colectivo. Por el contrario, republicanos y demócratas se ponen de acuerdo  para apoyar dos guerras: Rusia-Ucrania y Hamás-Israel.

Se resalta del presidente Biden su compromiso con el medioambiente, al ratificar el Acuerdo de París, al detener la construcción del muro fronterizo, el aumento de subsidios federales para el acceso médico. Ha logrado un evidente crecimiento económico, pero a la vez ha tenido que enfrentar la inflación y los efectos del cierre simultáneo de varias entidades bancarias. Analistas plantean que “el producto interno bruto del último trimestre aumentó un 3,3% en una tasa anualizada”.

Por otro lado, contra Trump pesa el hecho que destruyó casi todas las vías diplomáticas para mantener a EE.UU. a la vanguardia en materia de intercambios comerciales.

Trump, también, hizo marcadamente conservador el Tribunal Supremo, con Amy Coney Barre y Brett Michael Kavanaugh. Por eso esa corte falló contra el derecho al aborto con alcance federal, afectando los derechos de las mujeres. Y más allá del Supremo incluyó a decenas de jueces ultraconservadores en diversas cortes.

Es cierto, que tradicionalmente los votantes le otorgan una segunda oportunidad a quien ocupa la casa blanca en un primer mandato, pero en la actualidad, el nivel de rechazo a ambas fuerzas políticas es muy grande. Porque existe un gran porcentaje de jóvenes que está buscando respuestas que desafortunadamente no las encuentran en ninguna de las dos organizaciones políticas. Una reciente encuesta de Reuters/Ipsos indica que ”el 50% de los votantes de Biden lo reelegirían por ir “en contra de Donald Trump y sus políticas”. Pero en el nuevo escenario local, los seguidores del expresidente Biden están dispuestos a todo para volver a la Casa Blanca por encima de lo que plantean las encuestas.

Pero mientras el nivel de impopularidad de los dos candidatos aumenta, los votantes están en busca de soluciones reales a problemas reales. Biden con 81 años de edad, está trabajando para asegurarle al electorado que él es la mayor opción en tiempos de tanta incertidumbre y tratando de ganar simpatía entre todos aquellos que cuestionan su manera de hacer política. Trump, con acusaciones judiciales con 91 cargos por delitos penales, una desacreditada carrera política y la destrucción de la imagen internacional estadounidense

Ojalá que en el proceso de transición democrática del próximo noviembre, las personas logren votar por ideas claras que se ajusten a los cambios que la nación necesita; para que EE.UU. continúe a la vanguardia del mundo.