En tiempos de Navidad flota en el ambiente un aire de amor, paz y esperanza. La familia se acerca y toma conciencia de lo valioso que es compartir. Cada persona es en su familia insustituible y muy especial.
Es un tiempo en que se incentiva el altruismo, se descubre el valor de hacer regalos, se recuerdan y reviven las tradiciones. Se comprende que el trabajador tiene derecho a unas merecidas vacaciones. El niño vive sueños que se hacen realidad.
Las empresas tienden a saldar sus compromisos financieros para iniciar un nuevo año, permitiendo que muchos no tengan que seguir esperando. A nivel corporativo se trazan planes con la esperanza de alcanzar mejores logros.
El Homo sapiens es un Homo ritualis (término introducido por el antropólogo alemán Axel Michaels y citado posteriormente por diversos autores). Desarrolla su existencia en forma simbólica, cíclica y con celebraciones que se vinculan profundamente con su plano emocional. Por ejemplo, al acabar el año se dispone a cerrar un periodo de tiempo, haciendo una valoración o análisis, para disponerse a escribir en una nueva página en blanco.
Si te consideras creyente, pero piensas que nuestro mundo no tiene esperanzas, analízate. Podrías creer en tu religión, pero es dudoso que creas en Dios.
Hasta ahora, podría parecer muy optimista nuestra exposición. Ya que en casi cada actividad social se tiende a señalar solamente los aspectos negativos de nuestra existencia. Sin dudas es necesario evaluar el aspecto negativo, pero sin observar lo positivo, nos inmovilizaríamos por asumir posturas derrotistas que nos paralizan.
Hay mucha maldad y corrupción, pero hay también mucha bondad y nobleza en el ser humano, sin embargo, nos llama más la atención el lado oscuro. Tenemos un sesgo de negatividad, lo que se conoce en psicología como negativity bias, que nos lleva a interesarnos más por los personajes o hechos obscuros. Realmente es un sesgo adaptativo.
El material existente en las redes sobre Hitler y el nazismo, supera muchas veces, lo que se ha escrito sobre Gandhi, Mandela y la Madre Teresa de Calcuta juntos. La principal explicación no es que la maldad predomine en nosotros, sino que lo negativo nos produce temor y curiosidad, lo que nos mueve a prestarle mayor atención.
Puede haber cientos de funcionarios estatales y políticos haciendo un buen trabajo, pero difícilmente el buen trabajo que hagan se haría viral, pero si alguno realiza actos delictivos será el tema preferido de todos y en todos los círculos sociales.
Miles de religiosos pueden estar haciendo obras muy loables y se les presta poco caso, pero si uno de ellos realiza un acto inmoral, inmediatamente la atención de todos se centra en él.
De igual forma cuando se alaban o reconocen conductas altruistas, quienes lo escuchan tal vez se mantienen en silencio, pero si se está señalando actos criticables, suele haber una mayor tendencia a participar de la conversación. No sólo en los tiempos de Jesucristo resultaba tentador el lanzar piedras cuando todos estaban apedreando a alguien.
Debo preguntarme: ¿Estoy totalmente seguro de ser mejor que ese que está acusado de corrupción? ¿De verdad yo lo habría hecho diferente? No es extraño que quienes atacan con más saña al ladrón capturado sean los próximos que robarán.
Desde que tengo uso de razón estoy escuchando decir que vivimos tiempos difíciles y que la situación económica es mala. Por otro lado, en casi cualquier escenario, hay personas que encuentran la forma de prosperar, pero siempre parecerá más fácil quejarse.
No importa las veces que escuches que: el mundo está lleno de maldad, que la política mundial es satánica, que los virus cada vez son más letales para nosotros, que no hay dinero, que viene el fin del mundo, que por dañar el medio ambiente acabaremos con la existencia humana, que nos vamos a condenar, etc. Recuerda que es sólo una cara de la moneda.
Nuestro planeta tiene alrededor de 4,500 millones de años y nunca ha estado mejor que ahora. A veces olvidamos todos los retos o problemas que existieron en el pasado. Cada milenio que ha pasado nos ha mostrado un mundo mejor, pese a lo que digan los pesimistas y fatalistas.
El Homo sapiens es un Homo ritualis (término introducido por el antropólogo alemán Axel Michaels y citado posteriormente por diversos autores).
Si te consideras creyente, pero piensas que nuestro mundo no tiene esperanzas, analízate. Podrías creer en tu religión, pero es dudoso que creas en Dios.
Seremos mejores y podremos tener mejores vidas, aunque no sepamos cómo. Lo positivo de cuando tu pueblo se escandaliza porque está viendo muchos casos de corrupción, es que empezó a ver con claridad y podría empezar a cambiar. Nos quejamos de lo afectadas que están nuestras mentes, pero ¿cómo podrían no estarlo con el negativismo actual? Tú decides si prefieres las rosas o sus espinas.
Quizás has perdido algo o a alguien y eso te entristece, pero si miras a tu alrededor descubrirás que hay muchos motivos que te dan pretextos para ser feliz.
A tu alrededor hay mucha belleza, nobleza y alegría, si logras apartar tu vista un momento de las sombras, podrás ver que la luz en estas navidades puede renacer si así lo permites.
Referencias
- Baumeister, R. F., Bratslavsky, E., Finkenauer, C., & Vohs, K. D. (2001). Bad is stronger than good. Review of General Psychology, 5(4), 323–370. https://doi.org/10.1037/1089-2680.5.4.323
- Kahneman, D. (2011). Thinking, fast and slow. Farrar, Straus and Giroux.
- Rozin, P., & Royzman, E. B. (2001). Negativity bias, negativity dominance, and contagion. Personality and Social Psychology Review, 5(4), 296–320. https://doi.org/10.1207/S15327957PSPR0504_2
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