Luego de la reunión del presidente Luis Abinader con el secretario de Estado, Marco Rubio, se realizó una rueda de prensa en la que el mandatario dominicano anunció la presencia de 100 millones de toneladas de tierras raras en el territorio nacional. Añadiendo a seguida que estas podrían venderse en un tiempo relativamente breve y que ya se había establecido una entidad oficial para gestionar su explotación y comercialización.

Las tierras raras son consideradas actualmente un recurso estratégico por su importancia para las nuevas tecnologías, la revolución verde y la transición energética, siendo denominadas como el “santo grial” y el “petróleo del siglo XXI”.

Su nombre no se debe a que sean extrañas o escasas, ya que son comunes en la corteza terrestre, aunque suelen encontrarse dispersas y combinadas con otros materiales, por lo que su extracción y procesamiento resultan económicamente costoso y ambientalmente cuidadoso.

Se dividen en dos categorías: tierras raras ligeras (LREE) y tierras raras pesadas (HREE). Las ligeras son más abundantes en la corteza terrestre, mientras que las pesadas son más costosas y difíciles de extraer, empleándose en aplicaciones tecnológicas más especializadas y complejas.

Las tierras raras son actualmente un recurso imprescindible para la industria química, tecnológica y militar. Mejoran la eficiencia del refinamiento del petróleo y son esenciales en la fabricación de imanes para motores eléctricos de automóviles y de turbinas eólicas.

También se utilizan en la producción de pantallas LED y fluorescentes, siendo claves en la miniaturización de teléfonos inteligentes, ordenadores y baterías recargables. Igualmente, son usadas en láseres de precisión, equipos de resonancia magnética y en aleaciones ligeras y resistentes para motores y estructuras aeroespaciales.

En el ámbito militar, son cruciales para radares, sensores de visión nocturna y misiles guiados, así como para aleaciones que se emplean en motores de aeronaves y submarinos diseñados para condiciones extremas. Igualmente, se utilizan para sistemas de guerra electrónica y equipos de interferencia, muy utilizados en conflictos modernos como el de Ucrania.

Importancia geopolítica de las tierras raras

La producción de tierras raras ha estado dominada por un reducido grupo de países, encabezado por China, que controla más del 80% del mercado global de tierras raras ligeras procesadas y una proporción aún mayor de las pesadas. Lo que en gran parte se debe a los bajos costos de producción, grandes inversiones en infraestructura minera y regulaciones ambientales permisivas.

Esa concentración genera preocupaciones geopolíticas, ya que el acceso a estos recursos es esencial para el liderazgo tecnológico, económico y militar, constituyendo un tema de seguridad nacional por el riesgo asociado a interrupciones en la cadena de suministros.

Por ello, tanto Estados Unidos como la Unión Europea han impulsado inversiones en sus propios territorios y en países aliados buscando reducir la dependencia y asegurar un acceso confiable y sostenible a estos recursos estratégicos.

El mercado de tierras raras es volátil en función de la oferta y la demanda, y por la adopción de decisiones políticas y comerciales importantes. En 2010, por ejemplo, China impuso restricciones a sus exportaciones, provocando un aumento drástico de los precios y motivando que los países destinatarios buscasen fuentes alternativas de suministro. Sin embargo, cuando se levantaron las restricciones y los precios disminuyeron, se vio afectada la producción y rentabilidad de las nuevas inversiones.

Consecuencias ambientales de la explotación de las tierras raras

La explotación de tierras raras puede conllevar riesgos ambientales significativos debido a la generación de residuos tóxicos que, en algunos casos, contienen elementos radiactivos, como torio y uranio, según fuentes especializadas en el tema[1]. Si estos desechos no se gestionan adecuadamente, pueden contaminar fuentes de agua y suelos, afectando tanto al ecosistema como a las comunidades cercanas.

Cuando las regulaciones son laxas, los impactos ambientales pueden ser severos, como ocurrió en la mina de Bayan Obo, ubicada en el norte de China y considerada la mayor del planeta; donde se ha detectado contaminación por elementos radiactivos y otras sustancias tóxicas que han dañado suelos, aguas circundantes, biodiversidad y actividades agrícolas [2].

Otro problema ambiental relevante es que la separación de estos elementos en la fase de refinamiento requiere grandes cantidades de energía, solvente y mucha agua, a veces en regiones donde es escasa.

Las comunidades cercanas a las minas están expuestas a riesgos de salud debido a la inhalación de contaminantes, que pueden causar enfermedades respiratorias, problemas neurológicos y afecciones cutáneas por la exposición prolongada a metales pesados y sustancias tóxicas. Situación que se agrava en zonas con acceso limitado a servicios de salud e infraestructura médica inadecuada.​

En regiones con potencial turístico el impacto puede ser severo, por la degradación del paisaje, la contaminación del agua y la reducción de la biodiversidad, afectando el atractivo de estos destinos, perjudicando a la economía local y los ingresos nacionales provenientes por esa fuente.

El reciclaje de tierras raras a partir de baterías, turbinas eólicas y dispositivos electrónicos desechados es una alternativa parcial a la minería, aunque enfrenta obstáculos económicos y tecnológicos porque los procesos aún son costosos y poco eficientes.

Consideraciones y recomendaciones

Entendemos que la afirmación del presidente Abinader fue extemporánea y potencialmente imprecisa, no en lo referente a la existencia de tierras raras en el territorio nacional, sino en cuanto al volumen de 100 millones de toneladas mencionado. Al parecer, se trató de una estimación poco rigurosa, considerando que el ministro de Energía y Minas, Joel Santos, afirmó días después que la exploración concluiría este año y que la primera declaración oficial sobre las reservas se realizará en 2026.

Además, el ejecutivo dio por hecho que esos recursos se explotarían, cuando cualquier decisión en ese sentido debería agotar, primeramente, el circuito institucional de aprobación correspondiente, una vez que se hayan analizado y evaluado los diversos estudios que deben realizarse previamente.

Entre los estudios se incluye la determinación de los tipos y volúmenes de tierras raras presentes en la zona o región, así como su nivel de dispersión y concentración, debiendo precisarse si están acompañadas de elementos radiactivos o no. Asimismo, es necesario especificar la tecnología propuesta para su extracción y procesamiento, priorizando métodos eficientes y de bajo impacto ambiental.

También es fundamental realizar estudios ambientales que determinen los posibles efectos sobre la biodiversidad, los ecosistemas y las fuentes de agua cercanas, así como su impacto en el potencial turístico del área y zonas circundantes. Añadiendo estudios que determinen cómo la minería afectaría la vida de las comunidades cercanas en términos sociales, económicos y sanitarios, incluyendo las medidas de mitigación correspondientes.

Todos estos trabajos deberían contar con la participación de organizaciones de las comunidades afectadas, así como de entidades del área de medio ambiente y recursos naturales que gocen del prestigio y la legitimidad necesarios.

Finalmente, es importante tener en cuenta que, en caso de que el país decida explotar sus reservas de tierras raras, parecería que esas acciones se desarrollarían en coordinación con las autoridades de Estados Unidos, según lo expresado por el secretario Rubio; por lo que, dada la cercanía y vínculos entre ambos países, los recursos nacionales pasarían a ser considerados como parte de las reservas estratégicas de esa nación.

Esto implicaría restricciones en la comercialización de dichos minerales, limitando su venta a destinos autorizados por los Estados Unidos. Además, se elevaría el interés por nuestro país y la adherencia a esa nación, con potenciales consecuencias a partir del nuevo reordenamiento de la geopolítica global.

[1] Terram, Cinco Días, & Climaterra. (s.f.). Presencia de materiales radiactivos en minas de tierras raras: Casos en Chile, Groenlandia y China. Fundación Terram; El País; Climaterra. Recuperado de https://www.terram.cl/presencia-de-elementos-radiactivos-aumentan-cuestionamientos-de-opositores-a-proyecto-minero-de-tierras-raras-en-penco, https://cincodias.elpais.com/mercados-financieros/2025-01-15/etm-la-minera-que-se-dispara-el-350-en-dos-meses-y-se-frota-las-manos-con-el-plan-de-trump-en-groenlandia.html, https://www.climaterra.org/post/t%C3%B3xico-y-radiactivo-los-da%C3%B1os-de-la-miner%C3%ADa-de-minerales-raros.

[2] Hurst, C. (2010). China’s Rare Earth Elements Industry: What Can the West Learn?. Institute for the Analysis of Global Security (IAGS)

Alejandro Moliné

Ingeniero civil

Formación en ingeniería, economía y administración de empresas. Experiencia en proyectos sociales e instituciones públicas del área de salud y seguridad social

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