La intención es el núcleo centrar en la teoría de la argumentación, la cual deja sus huellas discusivas entre los actos de habla, como parte de macro actos comunicativos. Manifiesta el carácter del persona que argumenta. Este análisis está centrado en los actos de habla del Jesús histórico en el interrogatorio de Pilato, guiado de la Biblia(1975) del audaz traductor, Luis Alonzo Schokel. Su traducción tiene ejes claves que revelan pistas: su enfoque literario y lingüístico con el destino final del propio traductor: lo pastoral. Concretamente nos vamos con los relatos de los hechos de Jesús de los 2(Mateo y Marcos), conocidos con Juan y Lucas, como los evangelios sinópticos: synopsis, perspectiva común en el estilo de la escritura.
El lugar de composición del evangelio de Marcos fue en Roma o Antioquía entre los años 65-67, pocos antes de la destrucción de Jerusalén. La figura discursiva de Jesús aparece volcada hacia la acción. De ahí priorizar los actos de habla con verbos que conectan con los hechos y su audiencia en contextos situacionales, recogidos del testimonio de Pedro y otros materiales no especificado por Schokel.
El evangelio de Mateo aparece más tarde que el de Marcos, entre los años 80 y 90, cuyo autor es un judeocristiano que habla el griego. Su composición se ubica en Antioquia y parte en Siria. Su audiencia son las comunidades griegas y las judeocristianas. La fuerza argumentativa está centrada en la mentalidad de Jesús, las emociones y su personificación con autoridad: “Tú lo has dicho”. En ambos enfoques de los hechos de Jesús de Marcos y Mateo se evidencia la rectitud de carácter cuando tienen que defender lo que piensa ante la autoridad omnipotente de Pilato y silencio ante las autoridades judías, con la que no se podía dialogar.
La palabra evangelio según la traducción de Schokel significaba buena propina en el idioma griego en tiempo de Homero. Los relatos de la comunidad cristiana, conocidos como Nuevo Testamento fueron escritos en el idioma griego. Por eso, la palabra propina es traducida como Buena Noticia-buena propina de Yahvé, el dios de Israel, anunciada por Jesús de Nazaret. Los evangelios Mateo y Marcos emplearon el término, de acuerdo a nuestro traductor, como género literario particular.
La figura del argumentador y su audiencia
En su intervención pública, Jesús nazareno enfrentó a una audiencia dogmática, poderosa y violenta con intereses diversos. Con este tipo de audiencia no se puede argumentar, ni trabajar, ni convivir. ¡Sálvense quien pueda! pues no queda otro camino que aceptar sus imposiciones, doblegarse o abstenerse a ser víctima del uso violento de la fuerza. Jesús no era ni dogmático ni violento, con enfoque ecuménico y más amplio de la persona, pero sí recto en defender las verdades respecto a su misión. Todos recordamos la acción agresiva cuando limpiaba el templo de los mercaderes de la religión judía. Sus acusaciones contra los escribas y fariseos le ganaron situaciones adversas con la que tuvo que lidiar en toda su enunciación.
Como crítico de su cultura, no solo de la a religiosa, valoró lo bueno de ella en las personas sin importar a cuál grupo religioso perteneciera ni su estatus social. Denunció con tanta carga emotiva lo que debían de cambiar los grupos religiosos para la sana convivencia y respeto de la dignidad humana, que sus líderes, en lugar de mejorar el modo de comportarse, se apandillaron para matarlo.
Su giro antropológico estaba centrado en el interior de las personas, creyentes o no creyentes en Dios. “Escuche y entiendan: no mancha al hombre lo que entra por la boca, lo que sale de la boca, eso sí lo mancha” (Mt.15, 10 y Mc. 7,17-21). Ahí estaba el germen de las crisis de valores en la cultura, que no viene de fuera, ni es motivada por una fuerza sobre natural que esperan la mano divina para restablecer el orden. Nada de eso: nosotros hemos complicado este mundo y en lo bueno que se ha construido en él.
Análoga conclusión infirió el historiador británico Toynbee(1959, Tomo IV) en su examen empírico de los colapsos de las civilizaciones, en tiempos de la posguerra mundial. Se deben a tres factores: la pérdida del poder creador de la minoría en la solución de la crisis, un retiro como respuestas de la mayoría del ideal de cambio y una pérdida unidad social como un todo. Por eso propone que:
A diferencia de nuestros antecesores, los miembros de la actual generación sentimos en lo más profundo de nuestro corazón que una pax oecumenica es ahora una necesidad apremiante. Vivimos en el cotidiano espanto de una catástrofe que tememos pueda sorprendernos si dejamos todavía por mucho tiempo solucionar”(p.325)
Jesús fue el genio creador para solucionar la crisis de la sociedad de su época, pero no tuvo la complicidad de una minoría creativa para seguirlo. Advirtió sobre los falsos profetas que eran lobos feroces, guías ciegos, dándoles la clave para que miren su conducta: su forma de vivir el mensaje que él anunciaba, Por eso Jesús se convirtió en una pregunta sin respuesta para los de su tiempo y para quienes combaten sus ideas: un territorio metafísico difícil de comprender para una mentalidad cerrada. Nicodemo, el fariseo, pudo haber sido uno de ellos, pero no tuvo el coraje de romper con su grupo parar seguir al nazareno que sabía de su descendencia divina.
Desde otro ámbito, dos críticos de la cultura en crisis, el primero: Freud, hurgando en el inconsciente de las personas, descubrió horrores del ser humano en el Malestar de la cultura(1929), que nos llevaría a las dos guerras mundiales, pero nos salvaría la conciencia moral tan descuidada por muchos lectores de su obra. Aunque no cree que el mandamiento de Jesús, de “Amarás al prójimo como a ti mismo”, vaya a parar la violencia entre las personas en la cultura, sí reconoce su valor, expresado de esta forma: “Ese mandamiento es el rechazo más intenso de la agresividad humana y constituye un excelente ejemplo de actitud antipsicollógica que adopta el super yo cultural”(p.152). Si embargo, dice que, en el estado actual de la cultura, se despreocupa de todo eso y se encamina a la agresión, a una neurosis bajo las ambiciones culturales y lucha de poder.
El segundo, Ortega y Gasset puso el dedo en la llaga de la cultura española decadente de su época en la Rebelión de las masas.(1930). Ante el temor de la dictadura de Franco aclaró en la presentación de su segunda edición que no se trata de agitar las masa como hubiesen deseado – a mi modo de ver- los socialistas, sino al contrario un surgimiento del hombre-masa conformista. Este tipo de ser humano surgió fruto de las revoluciones tecnológicas y el bienestar de una sociedad moderna pujante, que no aspira a cuestionar nada de lo que existe, ni de las tradiciones ni novedades de una Europa fraccionada. En definitiva, ambos autores miraron los entresijos podridos de la cultura y lo que debe cambiarse como críticos culturales.
Siguiendo el ejemplo de Jesús nazareno, el desafío de las religiones de hoy que siguen su mensaje es prestar atención a los profetas críticos que surgen en su seno. En lugar de callar su voz y acomodarse para constituirse en hombre masa, encarar los cambios que deparan las culturas. No es lo que ocurre con frecuencia en los tiempos de crisis como los nuestros. Quedarse atrapas en los dogmas ideológicos que separan unos de otros, es meterse en una contradicción mayúscula de lo que ellas mismas enuncian en sus discursos de unidad y salvación.
Como líder religioso de su propia tradición bíblica, el nazareno desarrolló un proceso argumentativo brillante en sus estrategias didácticas focalizadas a cada audiencia, cuya intencionalidad mostraba una rotunda negación a la forma en que interpretaban y vivían las enseñanzas.
Schokel habla de 5 grandes discursos en el evangelio de Mateo. En perspectivas pragmática del lingüista Teun Van Dik, son grandes macroactos de habla( Funciones y Estructura del Discurso,1998)). Deben estudiarse en su dimensión más objetiva. Cuadra bien en buena parte en la perspectiva de la traducción de Schokel que prestó atención en su traducción al contexto y el sentido que tenía para los interlocutores los relatos bíblicos.
Una breve ubicación del episodio histórico del interrogatorio ante Pilato
Jesús nació en la época dominada por el imperio más poderoso bajo el principado de Octavio Augusto (27 a.C.-14 d.C.) y muere en la época de Tiberio (14-37 d.C.). Hábilmente, Augusto, había creado un imperio supranacional o estado universal en el que se buscaba la armonía social. En su gestión conocida como la Pax Romana, guerra y paz a raja tabla, controlada por las legiones de la milicia romana, distribuidas por todo el imperio bajo el control absoluto del emperador que en apariencia gobernaba con el senado romano conformado mayormente por la aristocracia, pero controlado por él.
En definitiva, era un nuevo orden constitucional que permití cierta tolerancia religiosa entre los pueblos dominados. Hubo, además, un desarrollo del derecho romano que contribuyó con su marco jurídico a la libre expresión de los cultos religiosos en tanto cuanto no amenazaran la Pax Romana.
En el contexto religioso romano había, por un lado, un espíritu religioso, un misticismo popular (Pirenne, J, Vol I, 1953, p. 171) con notable influencia de la religiosidad oriental egipcia que creía en la intervención de los dioses en los asuntos de la historia humana. Y, por otro lado, un espíritu antirreligioso, alimentado por una percepción materialista, positivista de un selecto grupo de élite intelectual romana, devoradores de la filosofía antigua griega. El filósofo, Diógenes Laercio, discípulo de Epicuro, negaba a los dioses y se aferraba a la perennidad de la materia.
Cicerón era la mente más clara de esa época, el orador político con una fuerza argumentativa impresionante en el arte del discurso político persuasivo. Se apartaba un poco de esa élite y llegó apostillar en el siglo primero la creencia religiosa de las bases populares y buena parte del senado con la siguiente acepción: ‘Hemos vencido a todas las naciones del mundo porque nos hemos dado cuenta de que el mundo está gobernado por los dioses’(Citado por Spielvogel en Civilizaciones de Occidente, Vol A, 2003, p. 116).
Pilato como gobernador y juez era un líder militar suspicaz, violento que dudaba y esperaba evidencias contundentes para condenar a la muerte a Jesús. Es probable que tuviera la influencia la creencia popular religiosa, en la que mostraría cierto temor o respeto por el misticismo religioso anunciado por Cicerón.
Escuchó las tres acusaciones de los jefes religiosos y políticos en contra de Jesús, cuyo macroacto de habla conduciría a pedir la pena capital. Los 4 evangelistas coinciden en que ese era el plan (Mt 27). Sus acusadores intentaron persuadir a Pilato para que ejecutara la acción final y con el evento de la pascua encima, su impacto fuera menor en la población que lo seguía, Sus actos de habla imperativos apuntaban a tocar los intereses que le afectaban política y económicamente a Roma.
Lo acusaban diciendo que era un hombre alborotador del pueblo, que creaba el caos(Mc,16.Destruiría el santuario hecho por hombres y en tres días lo construiría), que mandaba a no pagar los impuestos a Roma y que se proclamaba Rey(blasfemo),
Pilato no se convence y lo interroga de forma privada, lejos de sus acusadores. No hace falta decir todo su contenido muy conocido, pero si enfatizar, que el interrogatorio de preguntas y respuestas, ocurre en comportamiento argumentativo tuteando al poderoso juez con el pronombre de Tú lo has dicho, sin esconder la mirada.
La rectitud en la intención argumentativa influyó mucho en la presunción del pretor romano para reconocer la debilidad argumentativa en sus acusadores, guiados por las emociones de la envidia. Su sentencia liberaba a Jesús de la muerte. Se lo comunica los líderes judíos y estos acuden al siguiente plan, la manipulación, el alboroto a la audiencia para presionar al juez. En ese juego de poder, Pilato cedió y lo condenó a la muerte que conocemos.
Momentáneamente se había extinguido la llama de luz, pero luego triunfará y se arraigará en la cultura occidental con tal magnitud que tres siglos después,-paradoja de la historia- el emperador Constantino dio el espaldarazo a la religión no cristiana y proclamará en el 313 el famoso Edito de Milán al cristianismo como la religión del imperio para dividir la historia en antes y después de Cristo.
Entre algunos historiadores existe la convicción de que el mensaje de Jesús tuvo un significado especial para los romanos, más allá de las cosas materiales de la realidad cotidiana(Spielvogel, p.158). Fue un gran atractivo para las diferentes clases sociales harta de tantas violencia que desean la paz con una región nueva, sencilla, que no ponte tantas reglas para ser miembro de ella.
Hoy, después de tantos momentos de luces y oscuridades en los seguidores de la fe cristiana a lo largo de la historia, hay un desafío enorme: la exigencia de una hermenéutica más cercana a los mensajes bíblicos sin el caparazón de las religiones que les permita descubrir lo que más les une y no tanto lo que le desune. Atrás deben quedar las interpretaciones literales fuera del contexto y el mensaje original de la época.
Conclusión
Termino con el comentario de una estudiante de mis clases de Introducción a la Filosofía de la UASD (Recinto San Francisco de Macorís, 13 de octubre, 2 p.m, 2023) en el debate que propusieron sobre la pregunta: ¿Las religiones cristianas unen o desunen a las personas?. "Yo tengo tres amigas, una católica, una cristiana y una de otra religión que no recuerdo ahora. Con las tres me llevo bien, pero entre ellas no se pueden juntar para compartir en un cumpleaños y fiestas. A veces discuten sobre la biblia sin ponerse de acuerdo. Por eso creo que la religión puede desunir y justificar las cosas malas que ocurren. Pero también pueden unir, como dijo una compañera, porque proporciona a las personas como ella un sentido de comunidad y valores compartidos.
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