En la novela, "La mucama de Omicunlé ", de Rita Indiana, hay un pasaje que refleja las tensiones y dolores ocultos del colorismo en la sociedad dominicana: "Sabía que Argenis, curiosamente el más oscuro del grupo después de él, lo creía menos, y su mirada, condescendiente, la misma que usaba con animales, mujeres y maricones, le dolía".

A veces el arte puede ayudarnos a empezar las conversaciones incómodas, esas que nos ponen a la defensiva y provocan rechazo. El racismo y el colorismo duelen y tienen consecuencias en nuestras relaciones interpersonales, en todo el tejido social, y se extienden en parte de nuestra diáspora.

Los conflictos que crean el racismo y el colorismo, que no se quieren hacer explícitos, pueden interferir en las relaciones de dominicanos y sus descendientes, negros o mestizos, con otros migrantes y minorías.

En julio y agosto, tiktokers hispanohablantes y angloparlantes, entre ellos migrantes en Estados Unidos y Europa, debatieron sobre los supuestos mensajes racistas que llevaron a la ruptura de Kenny Rodríguez, un estadounidense de ascendencia dominicana, y la afroamericana, JaNa Craig, quienes participaron en el programa de telerrealidad “Love Island USA”.

Medios dedicados al entretenimiento, como StyleCaster, se hicieron eco de la polémica, y abordaron la etnicidad de Rodríguez, que no ha desmentido las acusaciones de emitir comentarios racistas sobre su pareja. Supuestamente Rodríguez dijo, tras un año de relación, que no le gustan las mujeres negras y que estaba con Craig por fama, además de palabras ofensivas para la comunidad afroamericana.

Racismo, colorismo y el odio frente al espejo 

Más allá del debate sobre celebridades y programas de telerrealidad, jóvenes creadores de contenido en TikTok han profundizado en la conversación sobre el racismo y el colorismo en la comunidad latina en los Estados Unidos, y en Latinoamérica y el Caribe, a partir de este caso.

Aquariahna, que se define como etno educadora antirracista, explicó cómo el racismo estructural se filtra en las relaciones de pareja interraciales, deshumaniza a las personas negras y deja en ellas un impacto psicológico.

Mientras que la tiktoker Mel dijo: "Quiero que este tema no se tome como un simple chisme, esto es la realidad de muchas mujeres negras, donde viven día a día en la incertidumbre de si su hombre realmente la ama, si realmente la respeta, si realmente la ve como un ser humano por su piel…en qué momento puede soltar un comentario racista, que es lo que realmente piensa de su raza".

Una usuaria le respondió: "Me rehúso a creer que una persona de apellido Rodríguez sea racista". En Estados Unidos, los latinos, independientemente de su raza, sufren discriminación. Rodríguez no solo es visto como latino, sino que, además, es evidentemente mestizo, y en el contexto estadounidense posiblemente sea considerado negro, aunque tenga la piel clara.

En el lado angloparlante de Tiktok, Sir Nolan, quien se define como afrolatino, explica que la actitud de Rodríguez puede entenderse en el marco del colorismo que se vive en la comunidad latina y de la relación entre República Dominicana y Haití. Un usuario respondió a su video con un comentario en el que explica que la idea de mejorar la raza es un tema en la comunidad hispana.

Y la creadora Karen Zapata habló del caso para educar sobre el racismo internalizado y cómo el comportamiento de Rodríguez no es un hecho aislado, sino un patrón que debe ser combatido en la comunidad latina.

En tanto que la dominicana withlovemarmar aprovechó la conversación para hablar sobre situaciones de colorismo que ha vivido con su propia gente en los Estados Unidos, por ser de piel oscura.  Entre los angloparlantes también hay afroamericanos que aprovecharon la tendencia para comentar sus experiencias con el racismo y el rol de los latinos y afrolatinos en particular, pero esa es otra conversación.

Ahora bien, la magnitud de este debate se entiende mejor si se conoce otro más amplio y antiguo. La controversia que genera la frase "I am not black, I am dominican”, que ha sido tendencia en TikTok en varios momentos.

En esa discusión se han mezclado racismo, colorismo, endorracismo, y una gran confusión de conceptos como ciudadanía, raza (como construcción social, se entiende), etnicidad, y la natural tendencia de los seres humanos a aferrarnos a nuestras propias opiniones sin importar cuántos argumentos y evidencias se nos muestren.

Hay dominicanos que, al sentirse atacados por otras personas consideradas no blancas en el contexto estadounidense, se atrincheran y radicalizan en una dominicanidad que, en teoría, "no ve colores", pero que en la práctica discrimina a las pieles más oscuras, cuando les explican que obviar la negritud tiene connotaciones y consecuencias políticas perjudiciales para ellos y su comunidad.

Y hay personas negras de otros países a las que posiblemente les cuesta empatizar con la identidad que los dominicanos de clase trabajadora han construido para sobrevivir como grupo en los Estados Unidos, tomando en cuenta que el discurso del mestizaje fue usado como dispositivo político que invisibiliza desigualdades en países que fueron colonizados por España, a diferencia de lo que ocurrió en los territorios colonizados por Inglaterra. Los dominicanos, como otros latinos y caribeños, tratan de sobrevivir, a veces con mecanismos que ahora juegan en su contra.

Es probable que haya también una explicación más práctica en determinados contextos: al preguntar sobre identidad, los dominicanos hacen énfasis en su propia nacionalidad o la de sus padres o abuelos, no necesariamente para negar la negritud, sino para diferenciarse de otros grupos, en una sociedad como la estadounidense donde es común decir que se es asiático, chino, irlandés o nigeriano, para remarcar el origen familiar y de grupo. Diferencias culturales, falta de comprensión de la historia afroamericana y de otras minorías, y una mala elección de palabras quizás contribuyeron a echar más leña al fuego.

A toda esta confusión hay que sumar el hecho de que algunos dominicanos, con una cantidad importante de seguidores, cuando intentan explicar su posición de querer ser reconocidos por su nacionalidad o por el peso que tiene para ellos su ascendencia e historia familiar anclada en la dominicanidad (algo válido), dejan escapar frases racistas. Y, además, los debates en redes sociales son, con frecuencia, diálogos de sordos, con bravuconerías y mala educación que nadie se permitiría en la sala de una casa.

De todos modos, es buena señal que muchos creadores de contenido negros, mestizos y migrantes pongan sobre la mesa estos temas, y que de vez en cuando pasen de los mensajes en redes sociales, a los encuentros presenciales o a conversaciones más profundas en podcasts o encuentros virtuales. Los diálogos, incluyendo los desacuerdos, entre africanos, latinoamericanos y caribeños son particularmente esperanzadores.

Pero, he aquí lo importante y lo urgente: en estos tiempos difíciles de racismo y auge de la ultraderecha, la negación de la propia negritud, el odio frente al espejo o incluso la confusión entre etnicidad, nacionalidad y raza pueden tener consecuencias fatales para una comunidad que no comprende cómo es percibida por el poder ni dónde están los posibles aliados para enfrentar políticas de exclusión, que en Estados Unidos tienen efectos tan concretos como la imposibilidad de obtener una beca para asistir a la universidad.

Y, claro, podemos identificarnos como bien nos parezca, pero políticamente nuestro color/racialización cuenta y no lo podemos evitar con el poder de la mente y de la subjetividad individual ni en Estados Unidos ni en América Latina y el Caribe.

Así que la controversia tras la ruptura de Rodríguez y Craig, más allá de mentiras, verdades o discusiones estériles en redes, cuestiona las profundas raíces del racismo, el colorismo y su peligro para las poblaciones racializadas que deben luchar para al menos no retroceder en materia de derechos humanos. Y ante un posible retroceso, los Argenis, los Kenny y las JaNa estarán, quieran o no, en el mismo barco.

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*La Canoa Púrpura es la columna de Libertarias, espacio sobre mujeres, derechos, feminismos y nuevas masculinidades que se transmite en La República Radio, por La Nota.

EN ESTA NOTA

Riamny Méndez Féliz

Periodista

Periodista e investigadora. Coordina Libertarias, el segmento sobre mujeres, feminismos, derechos y nuevas masculinidades de La República Radio.

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