Ignis aurum probat, miseria fortes viros
El fuego sirve de prueba al oro, la miseria a los hombres fuertes
Hic et nunc (aquí y ahora) estamos viviendo en RD un tiempo de incertidumbre económica producto de la política económica de la gran potencia del norte de la cual dependemos en un 80% para nuestro desenvolvimiento y ritmo de exportaciones-importaciones necesarias para la supervivencia.
Nos encontramos en una coyuntura crucial para sostener un modelo impulsado por el turismo, las remesas y las zonas francas de exportación, que si bien son el soporte de la economía son frágiles y dependen de como Estados Unidos maneje su economía. Los grandes riesgos que se nos presentan en el orden macroeconómico y financiero son insostenibles y si lo unimos a los costos ambientales recurrentes anualmente producto de la contaminación, la temporada ciclónica estacional que comienza en junio y acaba en noviembre, con lluvias torrenciales, o los periodos de sequias prolongados y mucho calor dificultan el normal desenvolvimiento de nuestro quehacer productivo
El papel dominante del gobierno en la economía dominicana es antológico y viene de décadas lo que implica que la gestión de sus finanzas son la base del éxito y de los retos presentes y futuros. Se requiere de una reforma fiscal que preserven los logros obtenidos y preparen el terreno para lograr mejoras en la calidad de vida del pueblo.
Una reforma ad-hoc debe contemplar:
- Equilibrar el presupuesto y ley de gastos públicos, es decir reducir la acumulación de deudas que representan una carga para la ejecución de los presupuestos de las oficinas públicas y los contribuyentes y al mismo tiempo tener en cuenta la política fiscal para evitar una fuerte desaceleración del crecimiento.
- Adecuar los precios de la factura eléctrica. Es un reto enorme poder balancear la tarifa que evite afectar la clase menos pudiente y que los grandes demandantes empresariales e industriales paguen el justo precio controlando el impacto negativo. Hay que ir reduciendo el subsidio eléctrico gradualmente ya que provoca desequilibrios en las finanzas públicas.
- Garantizar el uso eficiente de los activos del Estado y sus ingresos. Es decir, restricciones presupuestarias aquellas oficinas y empresas estatales que demandan recursos de bajo impacto social.
- Ayudar a reequilibrar la economía. Hay que convertir el ahorro social e inversiones ineficientes a un mayor ingreso y consumo de los hogares. Es decir, los fondos de pensiones deben ser utilizados en un porcentaje que beneficie a los propietarios de esos ahorros mediante la reforma de la ley de la seguridad social.
Con estas medidas de salvaguarda la estabilidad macroeconómica se fortalecería el papel del gobierno como un administrador prudente y eficiente de los recursos públicos agilizando el cambio estructural de la economía para asegurar un crecimiento más equilibrado, igualitario y favorable al medio ambiente.
Nuestro desenvolvimiento económico a partir de 1996 o sea los últimos 29 años ha sido ejemplo a seguir por muchos de nuestros pares continentales de similares condiciones. Con un envidiable PIB de alrededor del 5% anual por año que se observa en mejores obras de infraestructura, medios de transporte, mayores exportaciones, más y mejores importaciones de bienes y servicios que impactan la calidad de vida de nuestros habitantes.
Las políticas y reformas fiscales de RD han sido un factor clave de su estrategia de desarrollo. Al crecer el ingreso per cápita también han aumentado la demanda de bienes y servicios públicos. Con el pasar de los años las reformas fiscales –en política impositiva, administración de ingresos y gastos, relaciones fiscales intergubernamentales (cuenta única del tesoro), procesos presupuestarios, gestión de tesorería y provisión de bienes públicos- han permitido al sector publico atender las crecientes demandas sociales.
Nemo sine vitio est (nadie está libre de culpas).
Los crecientes desequilibrios macroeconómicos, los riesgos fiscales y financieros están amenazando los grandes proyectos de inversiones en infraestructura, la salud, la educación, los planes de vivienda social
El camino escabroso debe ser evadido y los retos asumidos a tiempo para evitar males mayores para equilibrar el presupuesto, reducir el déficit fiscal anual que ronda entre el 2 al 3% desde hace años y contener por ende la deuda pública es necesario actuar sin pérdida de tiempo. Una reforma es fundamental en materia de impuestos, gastos, precios y seguridad social. Las actuales reformas tributarias se enfocan en reducir las desigualdades del ingreso a la vez que proporcionan una base impositiva más amplia elevando la eficiencia en la recaudación. Los impuestos anuales sobre las propiedades requieren de discusiones.
El precio de la energía eléctrica requiere de una sincerización gradual. Por otra parte, hay que fijar un impuesto a las empresas que contaminan el medio ambiente que debe reflejar su incidencia en la polución y que prevean planes de remediación para que el crecimiento resulte ecológicamente sostenible.
Se requiere con urgencia de planes de incorporación del empleo en el sector informal que constituyen un 56% de las micros, pequeñas y medianas empresas al sistema formal de la economía. Para ello es necesario facilitar la permisología, y la burocracia que nos mantienen en un atraso considerable permitiendo durante el corto y medio plazo tasas mínimas de aporte. La proporción que ha alcanzado no se justifica y provoca serios impactos en el encadenamiento de producción, seguridad social, y el financiamiento de la economía en su conjunto.
Para reequilibrar la economía hay que aumentar la inversión pública impulsado por el gasto del sector público; nos referimos al gasto de capital, rustrado en la actualidad por el elevado costo de la deuda. La única forma de mejorar las contribuciones a la seguridad social que son regresivas, pero obligatorias por prestaciones de jubilación y atenciones médicas, accidentes laborales y maternidad, requieren de un fortalecimiento del sistema de seguridad social que debe ser reformado sin pérdida de tiempo.
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