Vi una publicación de un tal Sirio Berati (también conferencista de TED), y confirmé lo degradado que estará el futuro del diseño gráfico (y todas las demás ramas creativas). Ese señor invita a crear fuentes tipográficas completas con IA e incluso, promueve el no pagar por licencias. Encima de robo a prompt armado, tiene el descaro de promover el abuso. No importo yo, ni importas tú, querida o querido lector, que trabajas en la industria del diseño gráfico (o cualquier otra industria creativa).

Preocupa el nivel de ignorancia y desfachatez de personas “expertas” de las industrias creativas, que reducen el trabajo que hacemos a un bien de consumo en el entramado capitalista. Si bien es cierto que no escapamos de las dinámicas del mercado, y que, nuevas prácticas tecnológicas se generan constantemente, condicionando y propiciando nuevas dinámicas, da pena que supuestos “profesionales” reduzcan el trabajo creativo a un “entregable”, a un “fast food”, a una “herramienta de marketing”. ¿Somos, acaso y exclusivamente, lo que hacemos para nuestros clientes? ¿Cómo describir aquello que supuestamente define nuestro quehacer profesional en un mundo de Inteligencia Artificial?
Todo nuestro accionar es político. Genera una política, una manera de pensar y por consiguiente, una filosofía del actuar.
Que no nos detengamos a pensar en ello no reduce sus metáforas. Pensar así como el señor Berati, es pensar como un opresor, un depredador que promueve el sacar provecho a diestra y siniestra sin mediar las consecuencias éticas que implique. Es el típico pensamiento del oportunista, que apenas descubre el fuego digital, se aproxima a quemarse las manos. ¿Acaso el señor Berati sabe qué implica crear una fuente tipográfica, cómo se hace y qué habilidades se deben tener? ¿Es acaso importante para el señor Berati el trabajo creativo y el respeto por la trayectoria profesional de sus colegas de la industria? ¿Acaso el señor Berati habrá leído un sólo libro sobre tipografía u cualquier otro libro, además del de “Cómo ganar amigos e influenciar personas”, de Dale Carnegie? Lo que me consta es que al señor Berati lo que le interesa es el uso de las cosas, el “hacerse con y de ellas”.
El señor Berati obvia descaradamente que alguien tuvo que fajarse a diseñar una tipografía (o un lettering), pensar, equivocarse, tomar decisiones humanas basadas en la experimentación, el juego, el divertimiento. Hay una curva de aprendizaje que demanda un craft, un oficio, una pasión. Al señor Berati no le importa en lo absoluto, ya que su relación con la tecnología y con el “hacer” es meramente de consumo y de comercio: vale en función de aquello de lo que pueda beneficiarse. Valdría la pena citar a Benjamin, pero ni para eso le quedan ganas a uno por la indignación.
Así como el señor Berati, en el afán por el lucro, las empresas se pierden en ese detalle tan importante: la gente. La gente que hace, que desarrolla su talento, que genera ideas propias y que cambia el mundo.
La IA promueve el facilismo de resolver y rápidamente nos acostumbramos a su aparente carácter democrático: democracia de las herramientas VS facilismo empresarial con fines lucrativos. Lo que se logra no es empoderar a la masa a que tenga acceso a herramientas con resultados asombrosos, sino que las empresas se aprovechen del potencial y talento creativo de profesionales, les roben y encima, se lucren. Da mucha pena. Vivimos en un momento histórico en donde la verdadera naturaleza humana sale a flote y deja al descubierto que el valor de muchos de los productos culturales que consumimos sirven para engrasar la rueda del consumo en todos los niveles.

Lo que la IA produce es una sobreabundancia de personas sin talento ni vocación, entregando piezas y proyectos que hicieron a partir del sudor de otros para ganar dinero, emulando el trabajo y el esfuerzo de otros. Da pena, pero como siempre, todo se reduce al dinero. Da muchísima pena que infinidad de creadores, quienes son utilizados como materia prima para entrenar a estas tecnologías, no cobren ni un centavo y que sigan siendo los mismos ricos quienes gocen del revenue.
Lo que menos importa es el trabajo creativo y profesional: lo que verdaderamente parece importar es cobrar rápido y mucho, no importa si es robando un trabajo o construyendo a partir de él. En ese sentido, me pregunto, ¿para qué estudiar diseño gráfico, arquitectura o artes visuales si el señor Berati utilizará un diseño tuyo para hacerse de dinero?
Siglos de historia para que con un clic o un prompt, una persona que no tiene nada de gusto pueda crear un alfabeto sin criterio, para que clientes sin criterio paguen por esto — a quienes no les interesa en lo más mínimo el fondo ni la forma — . Es cuestión de tiempo para que te saquen del proceso, querido colega Berati.
¿Por qué pagarte a ti en el contexto actual si la IA lo hace? Nuestra humanidad es lo que nos mantiene en el juego, nuestra capacidad de resolver problemas de manera única e inesperada. ¿Cómo les digo a mis estudiantes de tipografía que en este tiempo, pensar es un ejercicio de resistencia contra la estupidez, y que aún vale la pena tomarse el tiempo de cometer errores, de aprender y desaprender, de emprender el camino del autodescubrimiento?

Hace unos días se hizo viral una tendencia en la que a través de ChatGPT se emulaba el estilo de Studio Ghibli, un importante estudio de animación japonesa que ha influido en decenas de creadores. Hay un video del 2016 en el que casi se le salen las lágrimas a Hayao Miyazaki — su creador — con relación al tema de la inteligencia artificial. “Un insulto a la vida misma”, dijo Miyazaki.
La IA genera proyectos sin alma y sin ética, sin respeto por el trabajo creativo que como dice el señor Berati “no paga licencias”. Todo se reduce al jodido lucro y al beneficio. La banalización de la estética de Studio Ghibli solamente confirma la continua relación superficial y de consumo de la inteligencia artificial. Miyazai, irrespetado incluso después de haber manifestado explícitamente su deseo de que no se utilice su arte para este tipo de tecnología. Pero tú, ohh querido lector, que posiblemente te hiciste tu avatar al estilo Ghibli, saciaste tu deseo de dopamina a partir de la inmediatez de esa imagen.
En el mundo actual, la creatividad humana tiene cada vez menos valor.
Nuestra profesión tiene cada vez menos valor y lo que da pena es que tan sencillamente se confunda el hacerlo más rápido con hacerlo mejor. ¿En qué punto cuestionamos la ética de las herramientas que utilizamos? Estamos en un mundo en donde hacerlo más fácil, más rápido, con la ley del mínimo esfuerzo, para seguir alimentando una industria de millonarios a los que no les importa en lo absoluto la gente.
Y no te confundas, querido lector, que posiblemente te hiciste tu avatar al estilo de Studio Ghibli. No condeno a las herramientas, sino al uso que le damos. Un tenedor también puede ser un arma blanca. El asunto es que más allá del uso que le damos a la tecnología, vendría bien detenernos a analizar nuestra relación con esas herramientas, prácticas y maneras de pensar y pensarnos en sociedades más individualistas, banales y capitalistas. ¿Cuál es nuestra relación con esas herramientas?
Lo que digo en el fondo es que no todo debe de responder ni al dinero ni las relaciones. No todo es seguir las tendencias y seguir a la manada. No todo es sacarle provecho a las cosas y a los otros. También existe eso que llamamos dignidad, que se nutre de quiénes somos, lo que hacemos y lo que dejamos al mundo. Aunque parezca que no, cada vez se vuelve más importante tener algo de valor como profesionales, pero más importante, como personas. ¿Qué valor estamos dejando en el mundo?
Me gustaría preguntarle al señor Sirio Berati qué significa para él ser humano y si realmente está a gusto con esa idea de que la IA te permite “crear sin límites”. No señor Berati. En contraste a lo que dice usted en su conferencia de TED, crear sí debería tener límites. Me siento igual a Miyazaki al ver los zombies del grupo de desarrolladores de IA.
Enlaces de interés:
- Viral Studio Ghibli-style AI images showcase power — and copyright concerns — of ChatGPT update.
- “An insult to life itself”: Hayao Miyazaki’s critique of AI art goes viral as Ghibli-style trend sweeps the internet.
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