Hará cuestión de un año que pronosticábamos en este mismo espacio que “a Faride le han entregado un ministerio que más que fortalecer su buena imagen política le podría destruir sus proyectos políticos con miras al 2028”.

Hoy en día, la ministra de Interior y Policía, Faride Raful, está siendo crucificada, no como hicieron soldados romanos con Jesús de Galilea, sino por influencers que dominan las redes sociales secundados por algunos comentaristas y analistas políticos que emiten opiniones en tradicionales espacios televisivos y de radio.

Las redes sociales, al través de los últimos años, han demostrado que tienen la capacidad de elevar al cielo, en poco espacio de tiempo la popularidad de cualquier persona pública o privada, y por diversos atributos que consideran positivo para sus intereses.

Pero también tienen a su favor hacer caer del estrellato y rumbo al anonimato, con destrucción de moral, a quien no comulga con los estereotipos de  su colectividad o que no están cónsono con sus criterios.

Es como si los influencers de las redes sociales conocieran a precisión las funciones específicas que tiene asignada Faride como ministra de Interior y Policía, de delinear las estrategias para aplicar las políticas públicas en materia de seguridad ciudadana.

Por igual, hacer respetar los derechos de los ciudadanos, concertar y dar participación en un dialogo franco y abierto a todos los sectores a nivel nacional.

En el mejor momento de su carrera política como miembro de la Comisión Política y la Dirección Ejecutiva del oficialista Partido Revolucionario Moderno (PRM), Faride comenzó a caer en gracia a los líderes de las redes sociales.

Su actividad congresual como diputada por el Distrito Nacional (2016-2020) y luego senadora durante el periodo 2020-2024, fue tan brillante en defensa de los mejores intereses nacionales que esos medios de comunicación de interactivos y de otra índole promovieron sus ejecutorias de tal forma que elevaron su popularidad a lo más alto de la cumbre del éxito.

Tal era su fama y aceptación que ya se vislumbraba como una indiscutible candidata para competir dentro de su partido por la candidatura presidencial del PRM para las elecciones del 2028.

Como opositora, y teniendo como plataforma la tribuna congresual, Faride siempre se pronunciaba en contra de la política económica, el endeudamiento externo, abusos de poder y los atropellos policiales que se producían en los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).

Vistas así las cosas, era una defensora a carta cabal de la transparencia y la rendición de cuentas.

Sin embargo, la población y todos los sectores políticos y productivos siguen a la espera de una urgente Reforma Policial que ya ha sido discutida y analizada en múltiples ocasiones, pero que ha sido engavetada porque afecta poderosos intereses de grupos que se oponen a la entrada en vigencia.

Hoy en día, en su funciones al frente del Ministerio de Interior y Policía, a Faride se le acusa de ordenar atropellos al intentar reducir o eliminar la contaminación sónica en los barrios pobres y la clase media, violar los derechos constitucionales de los ciudadanos, de libertad de asociación entre otras.

Ella se defiende, y dice que su trabajo es imponer el orden a través de la legalidad “en una sociedad donde el caos ha ganado terreno”, y que no le importan las criticas, difamaciones e injurias que lanzan contra ellas a través de las redes sociales.

Para los influencers, Faride era ayer una santa que ayudaron a subir al paraíso, hoy, por su enérgica labor al frente del Ministerio de Interior y Policía, la quieren bajar y sentarla sobre la cima de un volcán en erupción para hacerla arder junto a la fama otorgada.

Rafael Gómez

Periodista

Rafael Gómez, periodista dominicano. Residente en los Estados Unidos.

Ver más