En días pasados fue reinaugurado el edificio que alojaba el emblemático Hotel Mercedes. Habían transcurrido casi cuarenta años desde que cerró sus puertas. Su restauración constituye un hito para Santiago: vuelve a la vida un símbolo de la ciudad.
El hotel abrió el 1 de diciembre de 1929. Para entonces era el más elegante de Santiago, de la región y uno de los mejores del país, en gran medida por su arquitectura clásica, que guardaba afinidades con la del legendario Hotel Ritz de París. Su construcción fue ordenada en 1928 por los hermanos españoles Gabriel y Francisco Robledo García y estuvo inicialmente a cargo del prestigioso ingeniero español Enrique García Gómez. Su hijo, el arquitecto Romualdo García, concluyó la obra.
Para 1930, los propietarios optaron por arrendarlo al próspero comerciante de la plaza, don Alfonso Aguayo Silva, quien lo bautizó como Mercedes, en honor de su esposa, Mercedes Ceara.
Ubicado en pleno corazón de la ciudad, el edificio tiene cuatro niveles. En el primero operaba su elegante restaurante; en los dos siguientes, las habitaciones; y en el último piso se encontraba una amplia terraza cubierta o roof garden. Su diseño transmite sobriedad y elegancia. Desde su apertura, el hotel tuvo un impacto decisivo en la vida social, económica y política santiaguera.
Como muestra de ello, cabe destacar que en la afamada novela histórica Yo, Balaguer, se reseña que el Dr. Joaquín Balaguer celebró allí, en 1929, su graduación de abogado en la Universidad de Santo Domingo. Así lo narra el propio Balaguer:
“Este triunfo académico fue coronado por otro social: el almuerzo que me ofreció don Ramón Emilio Jiménez en el boarding del Hotel Mercedes, de donde podía observarse toda la ciudad de Santiago de los Caballeros, como rendida a mis pies. La numerosa asistencia estuvo compuesta por lo más granado de la sociedad santiaguera. Artistas de la talla de Yoryi Morel, Aquiles Zorda y Federico Izquierdo engalanaron con su presencia aquel acto”.
Durante varios años, el hotel también fue hogar para figuras destacadas de la ciudad. don Francisco “Cuqui” Batista, gloria de la arquitectura dominicana, ciudadano ejemplar y Doctor Honoris Causa de la PUCMM, residió allí por casi cinco años, entre 1960 y 1965. Con cien años de vida, todavía recuerda anécdotas de su feliz estancia. Su cuñado, el luchador antitrujillista y compañero de Manolo Tavárez Justo en el alzamiento guerrillero de Las Manaclas y escultor, don Marcelo Bermúdez Estrella —recientemente fallecido—, también fue huésped frecuente tras el ajusticiamiento del dictador.
Asimismo, el 9 de septiembre de 1961, el Dr. Ramón Antonio Veras (Negro) relata que en el gran salón de este histórico hotel quedó constituida la Asociación Nacional de Estudiantes Secundarios de Santiago (ANES), con la presencia de una de sus principales dirigentes y coordinadora, la valiente y talentosa Carmen Josefina Lora (Picky).
En las décadas de 1960 y 1970, en parte de la última planta funcionó la emisora Radio Cibao.
En 1991, el hotel fue declarado Patrimonio Nacional por el Poder Ejecutivo.
En mi memoria, el hotel ocupa un lugar muy grato. Lo visité al menos dos veces junto a mi padre en los años 70. Él solía reunirse allí con viajantes de industrias de la capital que se hospedaban en el Mercedes y le vendían algunos productos a su tienda. Conservo aún la imagen de uno de aquellos vendedores conversando con mi padre en el restaurante, ubicado cerca del lobby, y yo “comiendo boca”.
Nos impresionaban su majestuosidad: la altura de los techos, los pisos con dibujos, las puertas y ventanas de maderas preciosas, los vitrales coloridos, y la estilizada herrería exterior de sus plantas superiores. Años después, ya casi en ruinas, regresé y subí a algunas de sus habitaciones. Casi lloré. Sin embargo, la imponente vista de la ciudad me compensó un tanto.
Por muchos años me invadió una mezcla de pesar e impotencia al ver su progresivo abandono. Por eso valoré la obra presentada en 2021 por el escultor Raúl Morilla en el 28 Concurso de Arte Eduardo León Jimenes: Agonía de la memoria. Su intervención en la fachada del hotel —lienzos iluminados que se inflaban y desinflaban simulando una respiración agonizante— fue una audaz creación artística y una denuncia sobre la inminente pérdida de este patrimonio. La pieza fue premiada y generó una conciencia colectiva que desembocó, dos años después, en lo que tanto se reclamaba.
En 2023, las autoridades ordenaron la restauración del edificio. Los trabajos tomaron más tiempo del esperado, pero finalmente concluyeron, y hoy el local recupera el esplendor de antaño.
Ahora albergará el Centro Cultural Banreservas de Santiago. Ojalá se convierta en un auténtico espacio para el desarrollo y la difusión cultural; en una nueva opción para el turismo de la Ciudad Corazón; en fin, en el renacer de esta viva estampa santiaguera: el Hotel Mercedes, aunque con nueva ropa.
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