El apagón general (blackout) del pasado 11 de noviembre de 2025 paralizó buena parte de las actividades económicas y sociales del país, provocando largos embotellamientos de tránsito y afectando a casi 11 millones de dominicanos.
La Empresa de Transmisión Eléctrica Dominicana (ETED) informó que la interrupción fue causada por una avería en el sistema de transmisión. Sin embargo, otras versiones señalan que la salida simultánea de las unidades generadoras de San Pedro de Macorís y la Central Quisqueya desencadenó una serie de fallas en cadena, lo que evidencia una falta de coherencia y coordinación entre las autoridades del sistema eléctrico nacional.
Pero la realidad fue que un error humano fue el causante de este blackout (apagón general), según las propias autoridades del sector (Martín Robles Morillo, director de ETED, y el ministro de Energía y Minas, Joel Adrián Santos Echavarría), ya que, según sus declaraciones, un operador se confundió con la apertura de una cuchilla de línea, que fue lo que provocó este evento del sector eléctrico.
El apagón interrumpió el funcionamiento del transporte público, incluyendo el Metro de Santo Domingo y los teleféricos, cuyos pasajeros tuvieron que ser evacuados. En algunos casos, personas descendieron de los vagones y caminaron por los túneles. Hasta el momento, las autoridades no han explicado por qué el Metro no activó sus plantas de emergencia, a pesar de contar con un respaldo propio de 40,000 KW.
Mientras los grandes hospitales, bancos e instituciones lograron operar con generadores de emergencia, miles de hogares y pequeños comercios quedaron completamente a oscuras. Muchos negocios tuvieron que cerrar, perdiendo clientes y ventas durante las horas de apagón.
Falta de mantenimiento, inversión y previsión
Lo ocurrido confirma lo que los expertos han venido advirtiendo: el gobierno ha descuidado el sistema eléctrico nacional. Un blackout de esa magnitud no debió ocurrir, ya que los sistemas de protección están diseñados precisamente para evitarlo. En el pasado, incluso con salidas abruptas de hasta 1,000 megavatios, el sistema logró mantenerse estable.
La Superintendencia de Electricidad (SIE) reconoce que la mayor parte de la generación eléctrica nacional depende aún del petróleo y sus derivados, seguido del carbón, gas natural y, en menor proporción, de las fuentes renovables (solar, eólica e hidroeléctrica). La diversificación energética avanza a un ritmo muy inferior al prometido por el actual gobierno.
En las últimas semanas, los ciudadanos han sufrido apagones de hasta 10 horas diarias. El Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad (CUED) los ha atribuido al aumento de la demanda por las altas temperaturas. Sin embargo, en otras ocasiones las autoridades han llegado a culpar culebras o sargazo por las interrupciones, evidenciando una falta de seriedad institucional y técnica.
El propio presidente del CUED, Celso Marranzini, ha admitido que el sistema eléctrico no está preparado para suplir el 100 % de la demanda nacional. Muchas subestaciones operan con deficiencias, y buena parte de la infraestructura está obsoleta frente a las necesidades actuales. Esto refleja una falta de inversión real, a pesar de los múltiples préstamos internacionales que el gobierno ha anunciado para “fortalecer el sistema”.
La improvisación como política energética
A la falta de inversión se suma la ausencia de planificación, lo que ha convertido la gestión del sector eléctrico en un ejercicio de improvisación constante. Los funcionarios designados han demostrado falta de capacidad técnica, con retrasos en la compra de medidores, cables y materiales esenciales, así como pérdidas crecientes de energía facturada pero no cobrada.
Casos como el olvido en la compra de carbón para Punta Catalina, símbolo del sistema termoeléctrico nacional, son una muestra clara de la ineficiencia y desorganización que caracteriza al actual modelo de gestión.
En consecuencia, los apagones son cada vez más frecuentes y prolongados, afectando tanto la productividad como la calidad de vida de los dominicanos.
Apagones que afectaron a más del 80% del SENI
| Año | Impacto SENI (%) | Comentario |
| 2015 | 90 | Evento histórico en subestación Itabo |
| 2020 | 85 | Falla generalizada reportada |
| 2022 | 83 | Salida de plantas en transmisión |
| 2023 | 88 | Blackout con amplias zonas afectadas |
| 2025 | 92 | Blackout reportado en múltiples medios |
Principales eventos por orden cronológico
1. 16-17 mayo 2015: Explosión e incendio en aislador de Itabo. Falla de protección y propagación en cascada.
2. 06 enero 2020: Falla en transmisión con salida simultánea de generadoras.
3. 25 octubre 2022: Cortes amplios reportados por Noticias SIN y Listín Diario.
4. 16 septiembre 2023: Interrupciones generalizadas en todo el país.
5. 11 noviembre 2025: Salida de plantas en San Pedro de Macorís. Blackout nacional.
Conclusión
El blackout de noviembre de 2025 no fue un hecho aislado, sino la consecuencia de años de negligencia acumulada y de una política energética sin rumbo claro, sumado a la improvisación, incapacidad del personal humano y falta de gestión; se comprueba una nueva vez que son las que dirigen el sector eléctrico en esta administración PRMista.
La República Dominicana no puede seguir justificando los apagones con excusas climáticas, animales o fallas imprevistas, cuando lo que realmente falta es planificación, inversión y competencia técnica.
La ciudadanía merece un sistema eléctrico estable, moderno y confiable que entregue cantidad, calidad, continuidad y estabilidad a los clientes, no un modelo que cada cierto tiempo colapse dejando al país en la oscuridad literal y simbólica.
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