La emisora de radio Z-101 figuraba entre las emisoras musicales más sintonizadas, pero la visión del empresario Bienvenido Rodríguez, propietario de la estación, le indicó la necesidad de un programa de comentarios del acontecer sociopolítico que rompiera el patrón establecido en sus inicios.
Willy Rodríguez, director de la estación, junto al comentarista Marino Guzmán y otros asesores, pusieron en marcha un proyecto que denominaron El Gobierno de la Mañana.
En ese programa descolló la figura de don Álvaro Arvelo hijo, un importante comunicador que había ganado notoriedad por su enorme acervo cultural al punto de autodefinirse como la enciclopedia humana.
Al mismo tiempo don Álvaro inició un estilo de comunicación destemplado, popularizando algunas frases como: “ay lo dijo”, “Más claro ni el agua”, “No lo politice”, “Saca ese pelafustán del aire”, “H de P”, “No J la P” … Y su clásica “Llévatelo Cundo”.
Fue, sin duda, un genio de la radio y el periodismo, sin embargo, don Álvaro solía expresarse en ocasiones de forma desmedida, ofensiva, con palabras soeces sin importar la solemnidad de la figura a quien se fuera a referir.
Debo admitir que uno de los primeros sorprendidos con ese estilo y forma de hablar fui yo pues había conocido de este comunicador a través de un programa que tenía en el canal católico Televida en donde era todo lo opuesto a ese que escuchaba en el referido programa de radio.
Hacia donde quiero llegar con este análisis es que con el auge de las redes sociales y la comunicación digital muchos “comunicadores” de alguna manera han querido imitar el lado negativo de don Álvaro Arvelo procurando expresarse con palabras descompuestas, hablando con estridencia, proferir ofensas a los demás e incluso amenazas o revelando informaciones sin sustento, aunque de esto último don Álvaro se cuidaba un poco y digo que se cuidaba un poco porque también fue demandado en varias ocasiones por difamación y hallado culpable en tribunales como sucedió con Celso Marranzini.
Posteriormente se hizo famoso el doctor Fadul y sus comentarios, aunque en su caso debemos decir que esa forma coloquial y dicharachera es un mal de familia pues solo hay que recordar su hermana Rosita Fadul, una importante líder reformista, a quien Freddy Beras Goico solía invitar con frecuencia a su programa Punto Final por sus jocosidades.
El doctor Fadul saltó a la palestra al llamar con epítetos denigrantes a los peledeístas, especialmente a Leonel Fernández y también denigrar a Margarita Cedeño quien era primera dama y luego vicepresidenta de la República.
La cosa ha llegado a un nivel tal que incluso se está proponiendo una ley para tratar de regular esta manera de comunicar del espectro digital en donde la inmediatez hace que muchas personas ofrezcan informaciones sin cumplir con uno de los principales criterios de la comunicación: confirmar la veracidad de la información.
“No es solo comunicar, es honrar el oficio”. En un mundo donde la información viaja a la velocidad del clic y las audiencias exigen verdad, contexto y profundidad, los periodistas son más que transmisores de noticias: son guardianes del derecho a saber. Los periodistas están para hacer preguntas incómodas, buscar la verdad y contar historias que importen.
No para difamar, ofender, fabular, inventar noticias con la intención de ganar likes y views sin pruebas que sustenten lo que dicen y luego intentar resolverlo con unas disculpas públicas. El periodismo serio exige más que eso.
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