Para ilustrar las razones de algunos fenómenos geopolíticos que han ocurrido recientemente, voy a mostrarles dos gráficos sobre los cambios que han tenido lugar en la economía mundial en los últimos 30 años.
Se entenderá, por ejemplo, por qué cuando el presidente estadounidense decretó su guerra arancelaria y pidió a aquellos países que quisieran concesiones que acudieran a “besarle el trasero”, casi todos fueron de inmediato a negociar, excepto China, al que fue el propio Trump que tuvo que llamar después.
Se entenderá también por qué en la reciente agresión de Israel y el propio EUA contra Irán, mientras Trump mandaba sus poderosas bombas y públicamente reclamaba a Irán su rendición, privadamente negociaba un cese de hostilidades para proteger a su aliado sionista que ya no resistía mucho.
Y se entenderá también por qué Irán no recurrió a su arma más poderosa, que es el bloqueo del Estrecho de Ormuz, que habría cerrado el paso del petróleo y gas con devastadores efectos sobre la economía mundial, pero particularmente a los países cuya simpatía se esmera en cultivar, como China, India y sus vecinos árabes.

Tres decenios atrás eran los inicios de la era unipolar. Estados Unidos se deleitaba como amo y señor del universo, Rusia ni siquiera contaba, pues su economía había colapsado tras el derrumbe de la Unión Soviética. Todos los demás países grandes eran aliados o protectorados de EUA, y la única economía que amenazaba su supremacía era la japonesa, tras un vertiginoso crecimiento y desarrollo tecnológico que se debía detener; pero, aun así, Japón había sido domesticado militarmente tras las detonaciones de Hiroshima y Nagasaki.
Se proclamaba en voz alta que la historia se había acabado. Pero no había terminado, pues el mundo siguió cambiando. El segundo gráfico muestra cuales son las cinco economías más grandes de la actualidad. A la izquierda está el PIB a precios corrientes, en que el estadounidense sigue siendo el mayor; Reino Unido y Francia ya no aparecen y en su lugar despuntan China y la India que 30 años atrás ni siquiera contaban, mientras Japón ha bajado a un cuarto lugar.

Ahora bien, decir que Estados Unidos sigue teniendo la economía más grande es puro espejismo; es porque los datos del PIB están expresados a precios corrientes, y ese país es más caro que el promedio. A la derecha el producto se mide a paridad de precios, en que la economía china es desde hace mucho la más grande del mundo. Estados Unidos está en segundo lugar, seguido por la india. Ninguna de Europa aparece entre las cinco mayores, descontando Rusia. La primera, la tercera y la cuarta más grandes son fundadores del BRICS.
¿Por qué la medición es diferente? La diferencia está en los precios medios: por ejemplo, cuando alguien compra un tiquet para montarse en el metro de Shanghái, el PIB chino aumenta en US$ 0.40, pero cuando un norteamericano lo compra para el metro de Nueva York, eso suma US$ 2.75 al PIB. Algo parecido sucede cuando un chino o un estadounidense va a un restaurante o compra un carro o un vestido.
Y no es por un problema de calidad, pues el metro de New York, como casi toda la red ferroviaria estadounidense, es infinitamente más viejo, lento y abandonado, mientras un automóvil chino compite en calidad favorablemente con los mejores de Alemania.
En definitiva, como muestra el gráfico, Estados Unidos mueve más dólares, pero China mueve más productos. Si se valoraran a igual precio, el PIB chino sería el mayor; lo mismo aplica al comparar la India con Alemania, porque en los países occidentales los precios son mucho más altos que en los orientales.
Tal situación explica por qué ya Estados Unidos no puede estar amenazando a mansalva; por qué tras establecer aranceles prohibitivos a las importaciones de China tuvo que dar marcha atrás; por qué tuvo que negociar otras cosas: si EUA no vende a China microprocesadores y esta responde no vendiéndole los materiales con que se fabrican, entonces se paraliza el desarrollo tecnológico de ambos. Con el agravante de que los chinos tendrán sus propios chips avanzados en unos pocos años, mientras a Estados Unidos le tomaría una década conseguir las tierras raras refinadas que necesita.
Explica también por qué no se cierra el Estrecho de Ormuz; hace tres decenios los mayores perjudicados habrían sido Estados Unidos y Europa, pero hoy habrían sido China, Japón y la India, además de los países petroleros del Golfo, y nadie querría molestar a vecinos que tanto necesitas.
Compartir esta nota