En las noticias mensuales sobre actividad económica emitidas por el Banco Central, frecuentemente se compara el desempeño económico con el ritmo potencial de la economía, estimado en un 5%. En términos sencillos, podemos definir el crecimiento potencial del PIB representa el nivel máximo de expansión económica que, dada la disponibilidad de recursos y tecnologías, no genera presiones inflacionarias.
La evaluación del producto potencial resulta fundamental porque revela la eficiencia con que se utilizan los factores productivos. Sin embargo, no todos los años se logra crecer exactamente al nivel que indica el producto potencial. Esta diferencia entre el PIB real y el PIB potencial se conoce como "brecha del producto", un concepto crucial para analizar tanto los niveles de precios como la dinámica económica, permitiendo determinar si esta se basa en aspectos cíclicos o estructurales.
Para calcular el PIB potencial se emplean filtros estadísticos cuya metodología se centra en separar los componentes transitorios y de largo plazo del PIB, siendo el componente transitorio la misma brecha del PIB. En República Dominicana, generalmente se asume que la economía tiene un crecimiento potencial de 5%; no obstante, esta cifra varía año tras año.
Con el objetivo de profundizar en el análisis del crecimiento potencial en la República Dominicana, resulta valioso mencionar un informe elaborado por la Secretaría de Estado de Economía, Planificación y Desarrollo (actual Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo), donde se presentan estimaciones del producto potencial para el período 1981-2006.
Resulta interesante observar cómo en períodos de shock o de políticas muy expansivas, la brecha del producto se amplía significativamente en términos absolutos. Durante 1986-87 se registró una gran recuperación basada en políticas fiscales y monetarias expansivas que culminaron en tasas de inflación históricamente elevadas y un crecimiento negativo del 2.6% para 1990. Frente a esta crisis, el gobierno implementó una exitosa reforma tributaria que logró una recuperación notable y el inicio de un período de estabilidad macroeconómica en el país, que se mantendría hasta 2003 con el colapso del sistema financiero, aunque posteriormente esta estabilidad ha continuado manifestándose. En estos períodos críticos de 1987, 1990 y 2003, se observaron brechas del producto de 8.7%, -5.3% y -6.0% respectivamente.
Actualmente, el país continúa demostrando una extraordinaria resiliencia macroeconómica, con tasas de crecimiento en torno al 5%. Sin embargo, este crecimiento sostenido no debería darse por sentado. Por el contrario, se debería aprovechar el gran potencial que posee el país para, mediante reformas estructurales, continuar en la senda expansiva que llevamos en la actualidad, superior a la mayoría de los países de la región y que evidencia una alta velocidad hacia la convergencia de ingresos con los países desarrollados.
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