“El afán del día no entra en conflicto con dedicar algunos minutos para mejor comprender dónde estamos y qué somos”.

Carbono, oxígeno, hidrógeno, nitrógeno, calcio y fósforo constituyen el 99% del cuerpo humano, el 1% restante corresponde a los llamados oligoelementos como hierro, zinc, cobre, entre otros. Del total el carbono representa el 18%.

Se considera que el carbono cual átomo es clave de vida debido a características tan peculiares como su extraordinaria capacidad (única) de combinarse con otros tipos de átomos y consigo mismo. Hasta la posibilidad de vida extraterrestre en el inmenso universo tiene en esa capacidad del carbono una de las principales premisas.

No es casual que, a una de las principales vertientes de la Química, Química Orgánica, se le llame también Química del Carbono.

En la vida en la Tierra el carbono forma parte de las proteínas, lípidos y carbohidratos; así como de estructuras tan complejas como el ácido desoxirribonucleico (ADN) y el ácido ribonucleico (ARN) que gestionan por ejemplo las informaciones que requieren las células del cuerpo para su funcionamiento, incluyendo los procesos que aseguran la renovación a partir de la división celular y así asegurar la vida en su dinámica general y funcionamiento. Nada de eso y mas que eso sería posible sin el carbono.

Las plantas utilizan al carbono junto al oxígeno (dióxido de carbono) durante el importante proceso llamado fotosíntesis, para producir glucosa que es una fuente de energía para las plantas y para otros organismos que la consumen. Lo cual es solo un aspecto del llamado ciclo del carbono asociado además a la respiración celular de los seres vivos con el doblemente vital-existencial intercambio a partir del oxigeno que liberan las plantas. Ese ciclo en cuanto proceso natural, respecto al cual desde la ciencia se han advertido los negativos efectos del calentamiento global generado por los combustibles fósiles (petróleo, gas, carbón mineral) importantes fuentes de energía, paradójicamente  ricos en carbono.

Lo que explica en lo más profundo esa extraordinaria versatilidad del carbono es su estructura atómica y especialmente su configuración electrónica.  En su núcleo atómico dispone de 6 protones (cargas eléctricas positivas), 6 neutrones (sin cargas eléctricas) y “orbitando” en torno al núcleo,  6 electrones (cargas eléctricas negativas); siendo precisamente los electrones los que determinan sus principales características sobre todo los de los últimos niveles de energía: dos electrones en su primer nivel de energía (1s) y otros cuatro  electrones en su segundo nivel de energía distribuidos en los correspondientes subniveles (2s, 2p) dos y dos.

Una breve incursión para el carbono, clave de vida.

Ramón Morrison

Consultor en Desarrollo Organizacional

Profesor de ciencias de primaria, secundaria y universitario ya jubilado, con la misma pasión de entonces.

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