Ante la negativa del gobierno de reintroducir un proyecto de reforma fiscal más equilibrado y equitativo, algunos profesionales han sugerido establecer un monotributo para agenciar más ingresos fiscales. Ante la renuncia a reducir los subsidios y privilegios a los grandes e influyentes, caigámosle atrás a los trabajadores más pequeños y débiles.

El monotributo es un régimen simplificado de tributación diseñado para los trabajadores autónomos y las microempresas con baja productividad, facturación e ingresos. En la mayoría de los casos, estos grupos venden sus bienes y servicios a las familias y negocios pobres a precios bajos y con márgenes de beneficios muy limitados.

Generalmente estas propuestas anteponen el interés fiscal al objetivo social. El monotributo establece un pago único de los impuestos a las ventas y a las ganancias, incluyendo aportes para salud y pensiones. Una pesada carga para la mayoría de los trabajadores independientes. Veamos algunos ejemplos.

Uruguay y Costa Rica cuentan con regímenes simplificados para micro y pequeñas empresas (MYPE) con impuestos y aportes a la seguridad social. Chile obliga a los trabajadores independientes a tributar y a cotizar para pensiones y salud, con pagos crecientes. En Colombia los autónomos cotizan para pensiones y salud a través de la PILA.

Brasil permite a los trabajadores independientes aportar como contribuyentes individuales al sistema de seguridad social. El Régimen de Incorporación Fiscal (RIF) de México incluye beneficios de seguridad social para los autónomos y, aunque millones se han afiliado, muchos otros millones prefieren permanecer en la informalidad.

De acuerdo a los reportes, si bien estos países han aumentado la cobertura, la informalidad laboral sigue siendo un problema y un desafío estructural importante. El factor denominador es que, la suma de impuestos más aportes a la seguridad social no resulta muy atractiva para la mayoría de los trabajadores autónomos de bajos ingresos.

Estos ejemplos evidencian que una sola modalidad de reducción de la informalidad luce insuficiente para enfrentar un problema tan ancestral y complejo. No sólo porque es necesario atacar el carácter estructural de la informalidad, sino además, debido a la gran diversidad laboral y económica de las PYMES y de los trabajadores por cuenta propia.

Dado que la informalidad no es uniforme, y se expresa en diferentes grados y variedades, se requiere de gran apertura conceptual para diseñar soluciones lo suficientemente flexibles, viables, asequibles y económicamente sostenibles para adaptarse a los diversos segmentos de este complejo sector.

El monotributo social reduce el costo e incluye un subsidio gubernamental

En nuestro país, por sí solo el monotributo tradicional, necesario por demás, tendría un impacto muy limitado: 1) muchas micros y trabajadores independientes no podrán ser obligados a tributar ya que operan sin registros ni controles oficiales; 2) en esos grupos no existe una cultura ni los recursos necesarios para una facturación con valor fiscal; y 3) existe una creciente resistencia al pago de impuestos, debido a la percepción de que los mismos no garantizan un retorno adecuado en servicios esenciales y eficientes.

Los trabajadores independientes no encajan en el régimen contributivo ya que por sí solos tendrían que cotizar el 22% de ingresos bajos, variables e inestables. El ejemplo de AMUSSOL demuestra que sólo una minoría puede asumir esta pasada carga permanente. En América Latina esta opción presenta resultados muy limitados.

Pero tampoco pueden pertenecer al régimen subsidiado, porque alrededor del 70% de los trabajadores independientes tiene capacidad contributiva ya que percibe ingresos iguales o superiores al salario mínimo nacional. Por esas razones la Ley de Seguridad Social establece una afiliación mediante aportes de los autónomos más un subsidio gubernamental.

 El MONOTRIBUTO SOCIAL de Argentina resulta más accesible y atractivo a los trabajadores de bajos ingresos, ya que les permite acceder a beneficios sociales con aportes más reducidos. Esta modalidad especial ofrece subsidios estatales reduciendo las barreras de afiliación de millones de trabajadores independientes.

La afiliación a la Seguridad Social es la vía más expedita para reducir gradualmente la informalidad laboral, mediante el Régimen Contributivo Subsidiado de la Ley 87-01. Un sistema flexible y asequible, diseñado a partir de las características laborales y las posibilidades de los trabajadores autónomos.

Arismendi Díaz Santana

Economista

Economista especializado en seguridad social en España. Dirigió el equipo técnico que diseñó el Sistema Dominicano Seguridad Social (SDSS) y redactó la Ley 87-01. Primer manager General del Consejo Nacional de Seguridad Social (CNSS). Ha sido Consultor de la OPS/OMS, BID, PNUD y la OISS en seis países de América Latina. Ha realizado decenas de consultorías para las ARS y PSS del país, públicas y privadas. Autor del libro “Cómo se diseñó y concertó la ley de Seguridad Social”.

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