Hamdan Ballal, cineasta palestino ganador de un Óscar por el documental 'No Other Land', fue víctima de un ataque perpetrado por colonos israelíes en Cisjordania, para después ser arrestado por soldados de la fuerza ocupante. Después de horas incomunicado, Ballal fue liberado, narrando una escalofriante historia que resuena con la de miles de palestinos que se aferran a sus hogares.
La violencia de los colonos israelíes en Cisjordania continúa, pero no hay otra tierra para los palestinos.
’No Other Land' construye una historia a partir de esta idea, retratando el progreso de la violenta ocupación israelí en Cisjordania en contraposición con la esperanza palestina de, algún día, vivir en paz.
Hamdan Ballal, codirector de 'No Other Land' y ganador del Óscar por mejor documental hace tres semanas, fue víctima de la realidad que expuso a través de su lente. El cineasta fue apaleado por un grupo de colonos israelíes a las afueras de su hogar en Susiya, en la región sureña de Masafer Yatta, para después ser detenido por soldados israelíes por "poner en peligro la seguridad regional", según la Policía israelí.
El cineasta fue golpeado por un colono israelí, quien junto con otros llegó a irrumpir la celebración del iftar en la localidad palestina, según activistas israelíes contra la ocupación de Cisjordania que se encontraban en el lugar.
Su esposa, Lamia, relató que Ballal salió de la casa para grabar la confrontación entre sus vecinos y los colonos, cuando los agresores comenzaron a golpearlo, mientras el cineasta cerraba la puerta para protegerla y a sus tres hijos.
"Venían a matarme", recordó Ballal, rememorando que los colonos le patearon la cabeza "como si fuera un balón de fútbol".
"Realmente siento que nuestra vida está en peligro tras el éxito de la película y haber ganado el Óscar, pero son muchos los vecinos que reciben ataques de los colonos y los militares", sentenció el cineasta, quien aclaró que ya ha sido víctima de ataques similares en el pasado.
La pesadilla de Ballal terminó, por ahora, en la tarde de este 25 de marzo, cuando fue liberado por las fuerzas de seguridad israelíes, después de permanecer horas incomunicado con su familia y amigos. Empero, el maltrato al cineasta palestino y el actuar de los soldados israelíes ejemplifican una realidad general que, según expertos, se vive día con día en Cisjordania, una de opresión y exclusión.
"Lo que revela este caso de violencia de los colonos israelíes es el núcleo colonial de Israel que se ha mantenido intacto por 76 años", apunta Rodrigo Karmy, profesor e Investigador del Centro de Estudios Árabes de la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad de Chile, para France 24.
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"Me estoy muriendo"
Durante la golpiza, Lamia Ballal recuerda que intentó salir a ayudar a su marido, pero los colonos y los soldados truncaron la puerta para evitar que la mujer saliera, o que el hombre entrara a la casa a resguardarse; minutos después, escuchó un disparo que silencio la voz de su esposo, y cuando ella lo llamó, escuchó sus súplicas: "Llama a la ambulancia, me estoy muriendo".
Otro de los codirectores del documental, Basel Adra, también presenció el ataque, resaltando su hipótesis de que los agresores iban directamente sobre Ballal por su condición de cineasta y activista.
En efecto, Ballal identificó a su principal agresor como Shem Tov Luski, un colono israelí que en el pasado ya había amedrentado al hombre palestino, aunque en su declaración a la Policía, el israelí niega conocerlo, ni saber que era un ganador de un Óscar.
Sin embargo, un video publicado en agosto, y analizado por AP, muestra a Luski discutiendo con Ballal, gritándole que él estaba "en su tierra" y amenazándolo.
La violencia colonizadora a la que Ballal fue sometido no es una singularidad en Cisjordania. Desde principios de 2024, la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) ha reportado unos 1.420 "incidentes de violencia" perpetrados por colonos israelíes; cinco palestinos han fallecido y 360 han sido heridos.
Y es que la violencia de los colonos contra los palestinos no se explica solamente – así como parte de la narrativa israelí – por los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023. Según un informe de Human Rights Watch (HRW), los ataques de colonos en contra de palestinos en Cisjordania llegaron a su pico histórico en 2023, pero meses antes del ataque de Hamás, según datos de la ONU.
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La "culpa sin juicio" por ser palestino
Además de la cruel paliza a la que fue sometido, Ballal reveló que también fue maltratado por los soldados pertenecientes a las fuerzas de Israel. Fue trasladado a una ubicación desconocida para él, con la excusa de que había "lanzado rocas" y generado daño en los alrededores.
El cineasta mencionó que nunca tuvo conciencia sobre su ubicación, ya que le taparon los ojos con una venda y lo pusieron debajo del aire acondicionado. Además, los soldados no le brindaron atención médica para que pudiera tratar sus heridas y no fue hasta que salió de la comisaría, horas después, cuando pudo ser atendido en un hospital de Hebrón.
El papel de las fuerzas de seguridad israelíes como apoyo a la violencia colonizadora ha sido denunciado por organizaciones defensoras de los Derechos Humanos, como Amnistía Internacional o HRW. Esta última atribuye directamente a los soldados participar o ser negligentes en ataques de colonos israelíes en contra de 20 comunidades palestinas en Cisjordania desde el 7 de octubre de 2023.
Para los ojos de Israel, todos los palestinos son culpables de cualquier acusación, por el mero hecho de ser palestinos, señalan esas organizaciones.
"Los palestinos son culpables desde el punto de vista colonial (…) Son culpables de estar ahí, de vivir ahí. Desde el punto de vista israelí, tienen que ser extirpados del territorio", señaló Karmy.
El docente clarificó la lógica del sistema judicial israelí y su funcionamiento en Cisjordania, mencionando que la misma estructura policial, militar y de justicia del Estado hebreo pretende impulsar la "construcción de una culpa sin expiación" o "una culpa sin juicio" en contra de la población palestina. Ello con un objetivo último: sacarlos de su hogar.
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’Judea y Samaria': "el nombre de la imposición colonial"
"Seamos claros. Todo forma parte de una estrategia a largo plazo, una política de Estado para echarnos de aquí", lanzó Adra, quien fue uno de los codirectores con los que Ballal viajó a Los Ángeles hace unas semanas para recibir el aplauso de la Academia por narrar una historia basada en hechos reales y que sigue ocurriendo diariamente.
Los colonos israelíes, fieles al sionismo, reivindican la idea de 'Judea y Samaria', nombre hebreo con el que bautizan el territorio que comprende Cisjordania y que prometen anexar en su totalidad con el respaldo de la extrema derecha israelí.
"Esos nombres significan nada más y nada menos que el nombre de la imposición colonial", apunta Karmy.
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Personajes como Bezalel Smotrich, ministro de Finanzas en el Gobierno de Benjamín Netanyahu, ha repetido en varias ocasiones que su "misión de vida" es el impedir el establecimiento de un Estado palestino, facilitando a su vez la legalización de numerosos asentamientos israelíes en Cisjordania que son ilegales; todos por el Derecho Internacional, y algunos por la legislación israelí.
El proyecto de colonización israelí en Cisjordania ha llegado a su punto más intenso durante la Administración de Benjamin Netanyahu, que ha aprovechado la atención mundial en la Franja de Gaza para agilizar la construcción y legitimación de más asentamientos en Cisjordania.
Según la ONG 'PeaceNow', el Consejo Superior de Planificación israelí ha aprobado la construcción de unas 11.511 nuevas viviendas dentro de los asentamientos solo en los primeros tres meses de 2025.
Pero, para Karmy, el problema va más allá de Netanyahu y su gabinete de extrema derecha.
"El problema colonial de Israel no se debe a la existencia de un Gobierno de extrema derecha, sino más bien a la propia estructura del Estado israelí", explicó el académico en entrevista con France 24, mencionando que, en sus inicios, la izquierda israelí tampoco fue un obstáculo para la expansión ilegal del Estado.
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Con AP, EFE, Reuters y medios locales
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