Mientras Ucrania figura en la agenda de un debate entre estadounidenses, ucranianos y europeos el miércoles en Londres, Volodímir Zelenski declaró que estaba dispuesto a hablar directamente con Moscú para poner fin a la invasión rusa, la primera vez desde 2022. Sin embargo, el presidente ucraniano pone como condición que primero entre en vigor un alto el fuego.
Ucrania está dispuesta a mantener conversaciones directas con Rusia, pero solo después de una tregua: esa fue la respuesta de Volodímir Zelenski a Vladimir Putin.
“Tras un alto el fuego, estamos dispuestos a sentarnos a negociar en cualquier formato”, declaró el presidente ucraniano en una rueda de prensa en Kiev el martes 22 de abril.
El día anterior, su homólogo ruso había mencionado la posibilidad de reanudar las conversaciones directas con Ucrania para discutir una tregua limitada a los ataques contra infraestructuras civiles.
El miércoles en Londres, estadounidenses, ucranianos y europeos tienen previsto debatir el cese de los combates en Ucrania tras más de tres años de guerra.
Trump se impacienta
Las últimas conversaciones directas entre representantes rusos y ucranianos tuvieron lugar en la primavera de 2022, al comienzo de la invasión lanzada por el Kremlin, y acabaron en fracaso. Washington, por su parte, mantiene conversaciones por separado con Kiev y Moscú.
El diálogo con Rusia está dirigido por Steve Witkoff, un empresario posicionado como negociador jefe por Donald Trump, a quien se espera en Moscú antes de que acabe la semana para el que será su cuarto viaje a Rusia desde el relanzamiento de las relaciones ruso-estadounidenses iniciado a mediados de febrero por el presidente republicano.
Las conversaciones con Kiev están dirigidas por otro enviado estadounidense, Keith Kellogg, que el miércoles representará a Estados Unidos en Londres.
Trump “está cada vez más frustrado con ambas partes en esta guerra, y lo ha dejado muy claro”, expresó el martes su portavoz Karoline Leavitt. Según varios medios estadounidenses, Trump está dispuesto a reconocer la soberanía rusa sobre Crimea, la península ucraniana anexionada en 2014.
Volodímir Zelenski indicó el martes que estaba “dispuesto” a reunirse con él en el Vaticano, donde ambos asistirán al funeral del papa el sábado. Se trataría de su primer encuentro desde un intercambio especialmente agrio en la Casa Blanca en febrero.
El presidente ucraniano dejó claro que Kiev no mantenía conversaciones con Estados Unidos sobre una nueva ayuda militar y que solo recibía asistencia de Estados Unidos bajo el mandato del anterior presidente estadounidense, Joe Biden.
Por su parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores ucraniano convocó el martes al embajador chino para informarle de su “grave preocupación” por, según Kiev, la presencia de combatientes chinos en el Ejército ruso y la ayuda prestada por empresas chinas a Rusia para fabricar material militar.
El viceministro de Asuntos Exteriores, Yevhen Perebyinis, “pidió a la parte china que tome medidas para dejar de apoyar a Rusia en su agresión contra Ucrania”, según el Ministerio.
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El Kremlin se estanca
Trump puede estar impacientándose, pero Putin parece pensar que el tiempo está de su lado. A pesar de las grandes pérdidas, el Ejército ruso avanza lentamente en el este de Ucrania, controlando casi el 20% de su territorio. Las fuerzas de Kiev han sido expulsadas casi por completo de la región fronteriza rusa de Kursk y Trump ha alentado un acercamiento al Kremlin.
Por ello, el presidente ruso mantiene sus exigencias maximalistas: una capitulación de facto de Ucrania, su renuncia a entrar en la OTAN y la devolución de las cinco regiones ucranianas anexionadas. Todas estas condiciones son inaceptables para Kiev y sus aliados, en primer lugar, los europeos.
En términos más generales, Vladimir Putin desea revisar la arquitectura de seguridad en Europa, tras haber denunciado constantemente la expansión de la OTAN en las fronteras rusas desde la desintegración de la URSS en 1991. Su portavoz, Dmitri Peskov, subrayó el martes que alcanzar la paz era "una cuestión tan compleja" que "probablemente no valga la pena fijar un plazo estricto".
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Este artículo es una traducción de su versión en francés
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