Trump negó en su momento haber utilizado el término “shithole” para describir algunos países cuyos ciudadanos emigraban a Estados Unidos.
Hoy lo asume abiertamente y lleva aún más lejos sus diatribas antiinmigrantes y xenófobas.
Ejemplo de ello: durante un mitin en Pensilvania, en el noreste del país, que se suponía estaría centrado en su política económica, el republicano de 79 años lanzó un discurso airado y volvió a usar la expresión que había provocado indignación durante su primer mandato.
“Estábamos en una reunión y dije: ‘¿Por qué solo recibimos gente de países de mierda, verdad? ¿Por qué no podemos tener gente de Noruega, de Suecia?’”, dijo Trump ante su público eufórico.
“Pero siempre recibimos gente de Somalia”, continuó. “Lugares que son un desastre. Sucios, asquerosos, repugnantes, plagados de crimen”.
Recientemente, calificó a los inmigrantes somalíes de “basura”.
Estas declaraciones son “una prueba más de su agenda racista y antiinmigrante”, respondió en X el senador por Massachusetts Ed Markey.
“Apoyo a todos los inmigrantes”, publicó Markey en X. © X
El megáfono de Trump
El legislador republicano de Florida Randy Fine, por el contrario, defendió al presidente.
“No todas las culturas son iguales y no todos los países son iguales”, dijo en CNN, y añadió: “El presidente habla en el lenguaje que los estadounidenses entienden, es directo”.
Carl Bon Tempo, profesor de historia de la Universidad de Albany, señaló que este tipo de retórica antiinmigrante lleva mucho tiempo presente en la extrema derecha.
“La diferencia es que ahora proviene directamente de la Casa Blanca”, dijo, agregando que “no hay un megáfono más grande” en la política estadounidense.
En la campaña de 2023, Trump dijo en un mitin en New Hampshire que los inmigrantes estaban “envenenando la sangre de nuestro país”, un comentario que generó comparaciones con el dictador nazi Adolf Hitler.
Ya de vuelta en el poder, la administración Trump ha lanzado una campaña de deportación amplia y brutal, y ha suspendido solicitudes de inmigración de ciudadanos de 19 de los países más pobres del mundo.
Al mismo tiempo, el presidente ordenó admitir agricultores blancos sudafricanos, alegando persecución.
Sin filtros
“Cualquier filtro que haya tenido, ha desaparecido”, dijo Terri Givens, profesora de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) y experta en política migratoria.
Según Mark Brockway, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Syracuse, para Trump no importa si un inmigrante obedece la ley, tiene un negocio o lleva décadas en el país.
“Quedan atrapados en medio de la lucha de Trump contra un enemigo inventado”, afirmó Brockway.
Al describir a algunos inmigrantes como “asesinos, parásitos y adictos a los subsidios” –como dijo la secretaria de Seguridad Nacional Kristi Noem a principios de este mes–, la Casa Blanca está desviando hacia otro objetivo la ira económica de los estadounidenses en un momento en que el costo de vida ha subido y crecen los temores sobre la seguridad laboral y la pérdida de beneficios federales.
Pero, como señaló Bon Tempo, “cuando la inmigración se dispara como tema, aumenta a veces por razones económicas, pero también debido a preguntas fundamentales sobre qué significa ser estadounidense”.
El 28 de noviembre, después de que un ciudadano afgano atacara a dos soldados de la Guardia Nacional en Washington, Trump pidió en su red social Truth Social una “migración inversa”.
Este concepto, desarrollado por teóricos de extrema derecha en Europa como el escritor francés Renaud Camus, se refiere a la expulsión masiva de extranjeros considerados incapaces de asimilarse.
Profundizando en el sistema de creencias del "Make America Great Again", muchos expertos han señalado ecos del “nativismo” de los años 20 en Estados Unidos, que sostenía que la verdadera identidad estadounidense era blanca, anglosajona y protestante.
Ese enfoque llevó a políticas migratorias que favorecían a Europa del Norte y del Oeste.
Como escribió recientemente el asesor principal de la Casa Blanca Stephen Miller en X: “Esta es la gran mentira de la migración masiva. No solo estás importando individuos. Estás importando sociedades… A gran escala, los migrantes y sus descendientes recrean las condiciones, y los terrores, de sus patrias rotas”.
Este artículo es una adaptación de su original en inglés
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